Un bombero trabaja en el incendio en la provincia argentina de Corrientes.GOBIERNO ARGENTINA
El fuego arrasa con todo lo que encuentra a su paso en la provincia argentina de Corrientes, en el noreste del país. En poco más de un mes, las llamas han devorado más de medio millón de hectáreas, en su mayoría áreas productivas y pastizales, que representan casi el 6% de la superficie provincial, según un informe del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). Los incendios, aún fuera de control, han provocado pérdidas por al menos 25.000 millones de pesos (unos 223 millones de dólares) a productores agrícolas, forestales y ganaderos. A su vez, han supuesto un duro golpe para el turismo: la mitad de las puertas de entrada a los Esteros del Iberá, el mayor humedal de Argentina y uno de los más importantes de Sudamérica, se encuentran cerradas y la rica biodiversidad de este ecosistema está amenazada.
“Nunca vivimos algo así. Hay días en que despertamos cubiertos por cenizas y con tanto humo que no se puede respirar”, cuenta por teléfono Yésica Gómez, de la empresa de turismo Iberá kayaks, desde la localidad de Loreto, en el norte de la provincia. “Hay turistas que viajaron muchos kilómetros para ver los Esteros y no pueden entrar, pero para los productores es peor. Perdieron todo su trabajo de años en cuestión de minutos”, agrega Gómez.
Las mayores pérdidas económicas tienen que ver con las plantaciones forestales, una de las principales fuentes de ingresos de Corrientes. Requieren inversiones a largo plazo, al menos 20 años, hasta que los árboles crecen y se pueden cortar para su explotación maderera. El pino y el eucalipto necesitan mucha agua, por lo que las plantaciones de estas especies exóticas rodean gran parte de los Esteros del Iberá, un inmenso humedal de 12.000 kilómetros cuadrados que combina áreas estatales protegidas con tierras en manos privadas.
Cerca de 1.300 bomberos voluntarios trabajan para intentar controlar los incendios, ayudados por brigadistas, avionetas hidrantes y helicópteros. Pero la histórica sequía que sufre la región contribuye a que las llamas se propaguen a gran velocidad en vez de extinguirse. Este fin de semana, el fuego se acercó a un hotel y un grupo de viviendas de Villa Olivari, que tuvieron que ser evacuadas. “Sofocamos un incendio y se prenden otros”, se lamenta el jefe de Operaciones de Defensa Civil de Corrientes, Orlando Bertoni.
Vista aérea del incendio en Corrientes, Argentina.GOBIERNO ARGENTINA
“Aquí siempre teníamos agua. Hubo sequías pero nunca como ahora, que está todo seco excepto algunos arroyos o lagunas”, cuenta la guía turística Alejandra Boloqui desde una reserva natural cercana a Ituizangó. “Los esteros son parecidos a una tundra. Las raíces normalmente están cubiertas por agua, flores y tierra. Ahora no hay agua y el fuego va bajo tierra, no se puede apagar. Apagás aquí y cuando sube la temperatura el fuego reaparece a cinco o diez metros”, detalla.
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La recuperación de los pastizales es rápida, pero no así la de las plantaciones industriales y menos aún la de los montes nativos. Los incendios han tenido también un grave impacto en la fauna autóctona y se agravará con el correr de los meses, según Boloqui: “El ciclo reproductivo de los peces es en verano y como no hay casi agua no se reprodujeron, así que los yacarés no tendrán alimento. Los yacarés se están intentando trasladar donde queda agua y ya se los ve muy flacos”.
El Gobierno argentino ha enviado equipos para el combate contra los incendios y ha anunciado un adelanto de 200 millones de pesos (1,7 millones de dólares) en concepto de asistencia tras declarar la emergencia agropecuaria en la región. El pronóstico es desalentador: no se esperan lluvias en toda la semana y los termómetros volverán a superar los 35 grados.
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