Parece que cocinar la pasta es lo más sencillo del mundo. Sin embargo, todos cometemos algunos errores, como por ejemplo añadir aceite o mantequilla al agua donde la cocinamos. Descubre los trucos más sencillos para convertirte en el «rey de la pasta».
Cantidad de agua y de sal
Para evitar que la pasta se pegue entre sí y esté bien hidratada lo primero es calcular bien la cantidad de agua para cocerla. Por cada 100 gramos de pasta hay que añadir un litro de agua y media cucharada de sal.
Nada de aceite ni de mantequilla porque sólo hacen que la pasta adquiera una especie de película resbaladiza que no le hace ningún bien.
Pasta al dente
Una vez añadida la pasta dentro del agua, sólo hay que remover una vez. El tiempo de cocción depende de cada fabricante, así que es esencial leer las instrucciones. La pasta hay que comerla «al dente», de forma que mantenga su forma y la parte central no esté cocida del todo.
Vaso de agua fría
Este es uno de los mejores trucos para cocinar la pasta y que quede perfecta. Una vez está «al dente», justo antes de sacarla de la cazuela hay que añadir un vaso de agua fría sobre el agua hirviendo. Una vez apagado el fuego, se esperan unos segundos y se pasa la pasta por un colador. ¡Luego no hay que pasarla por agua fría!
Añadir la salsa
Cuando la pasta se haya terminado de cocer hay que tener la salsa caliente en una sartén. Luego, se añade la pasta y se saltea durante 30 segundos. Si la salsa es pesto, que se toma a temperatura ambiente, basta con añadirla a la pasta recién hecha.
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