Tres astronautas rusos llegan a la Estación Espacial Internacional con los colores de Ucrania

Tres astronautas rusos llegan a la Estación Espacial Internacional con los colores de Ucrania

En Rusia hay dos tipos de héroes: los militares y los cosmonautas. La conquista del espacio y la Gran Guerra Patria han sido las dos grandes gestas que han marcado su historia reciente, sendos motivos de orgullo nacional para generaciones pasadas, presentes y venideras. Por ello, la aparición de tres astronautas rusos en la Estación Espacial Internacional con los colores de Ucrania, mientras a cientos de kilómetros tiene lugar la ofensiva sobre Kiev, ha provocado una nueva polémica en el país, aún en vilo por conocer cuál será el futuro de la periodista de la televisión rusa que irrumpió en pleno directo con un cartel contra la guerra.

Oleg Artémiev, Denís Matvéyev y Serguéi Korsakov son los primeros cosmonautas rusos en llegar a la plataforma espacial desde que comenzó el conflicto el pasado 24 de febrero. Sus trajes amarillos con detalles azules y la bandera rusa no pasaron desapercibidos, y cuando saludaron a tierra explicaron superficialmente su elección. “Era nuestro turno de elegir color. De todas formas teníamos mucho material amarillo, por lo que teníamos que usarlo”, afirmó Artémiev sin aclarar si llegaron a caer en la cuenta de que podría asociarse su vestimenta con la bandera ucrania.

El director de la agencia espacial rusa, Dmitri Rogozin, felicitó a los cosmonautas sin entrar en más polémicas “por la larga misión que comienzan” en la estación junto con dos rusos más que ya estaban allí, Antón Shkaplerov y Piotr Dubrov.

Además, el jefe de Roscosmos publicó justo después un vídeo donde leía un monólogo de la novela Taras Bulba, del escritor ruso Nikolái Gógol, nacido en lo que hoy es Ucrania. Antes “escuchaban de padres y abuelos cómo nuestra tierra honraba a todos”, decía Rogozin decía a los ucranios, con diferentes paisajes de aquel país, entre ellos uno que emulaba su bandera con el azul del cielo y el amarillo de los campos, de fondo.

Más de tres semanas después de comenzar la guerra, Rogozin insistía en que “no hay vínculo más sagrado que la camaradería”. “Había camaradas en otras tierras, pero no había camaradas como en la tierra rusa”, recitaba el directivo. Hace unas semanas, dijo, vio en la invasión de Ucrania “oportunidades únicas para restaurar la cooperación histórica entre Roscosmos y las empresas ucranias de la antigua industria espacial y militar soviética”.

Por su parte, la prensa rusa ha pasado de puntillas sobre los colores de los cosmonautas. La mayoría de los medios se ha limitado a informar del atraque exitoso de la nave Soyuz MS-21 en la Estación Espacial Internacional “a las 22.12, hora de Moscú”.

Sí abordó la polémica el medio ultraconservador Tsargrad, que en un pequeño editorial apuntó a que todo ha sido una coincidencia y criticaba al diario The New York Times por “tratar de encontrar un subtexto político en todo lo que sucede”.

La controvertida aparición de los cosmonautas con los colores azul y amarillo ha tenido lugar pocos días después de que una redactora de la principal televisión rusa, Pervy Kanal, irrumpiese en directo y en horario de máxima audiencia con un cartel contra la guerra de Ucrania.

Todavía se desconoce qué futuro le aguarda a Marina Ovsianikova. La periodista fue condenada a una multa de unos 250 euros por llamar a la protesta en un vídeo grabado anteriormente. Sin embargo, su acción en la televisión podría suponerle hasta una pena de cárcel de varios años si finalmente es juzgada con la nueva ley “contra la desinformación” y “el descrédito del ejército” que aprobó el Gobierno ruso a la semana de comenzar el conflicto.

La cooperación espacial internacional también se ha visto golpeada por la guerra. Se han anulado lanzamientos al espacio y Moscú amenaza con no suministrar cohetes a Estados Unidos. Asimismo, la Agencia Espacial Europea suspendió la misión ExoMars-2022, destinada a explorar la presencia de vida pasada en el planeta rojo en colaboración con Rusia. Este país debía aportar la plataforma de aterrizaje Kazachok mientras que el bloque comunitario se encargaba del vehículo Rosalind Franklin. “¿Necesitamos algún tipo de rover allí? No es necesario porque el módulo de aterrizaje ya es en sí una estación de investigación científica”, afirmó el jefe de Roscosmos, aunque reconoció que la misión se retrasaría “unos años”.

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