El bolso más deseado cumple 25 años


Verano de 1997 en Nueva York. Son las cinco de la tarde y una mujer le pide a un transeúnte que le indique cómo llegar a su destino, pero este la atraca a punta de pistola robándole el bolso y unos zapatos. No sería una historia especial para el Manhattan de los años noventa si no fuera porque ella es Carrie Bradshaw (encarnada por Sarah Jessica Parker); los zapatos, unas sandalias de Manolo Blahnik, y el bolso, un modelo de la firma italiana Fendi. “No es un bolso. ¡Es un Baguette!”, replica ella, asombrada por la ignorancia de su atracador. La escena tuvo lugar en la tercera temporada de Sexo en Nueva York y, desde entonces, a los 10 millones de espectadores que la serie llegó a amasar por cada episodio les quedó clara la diferencia entre un bolso y aquel Baguette.

En febrero de 2000, Madonna, con un Baguette en los premios del ‘Evening Standard’.Stefan Rousseau – PA Images

“Creo que algo cambió en la industria de los accesorios a partir de ese bolso”, razona la diseñadora Silvia Venturini Fendi, heredera de la casa italiana y responsable de que Karl Lagerfeld fuera su director creativo entre 1965 y su fallecimiento, hace tres años. “En un momento en que a los bolsos solo se les pedía un papel funcional, y bajo cierto inconformismo por la fiebre minimal que trajeron los noventa, quise crear una pieza con personalidad, que tuviera una silueta base, pero que diera un juego incontable”, cuenta. En 1997, la cultura pop sumaba datos como la salida del armario de la presentadora Ellen DeGeneres, la muerte de la princesa Diana o un mercado musical copado por las Spice Girls. Pero sobre las pasarelas el discurso que aún imperaba era el de un silencioso minimalismo que celebraba a Helmut Lang o Calvin Klein. “Éramos una industria rendida a la austeridad, y yo ya me había exasperado lo suficiente”, relata Silvia Venturini Fendi sobre el origen de un bolso que pretendía dar carpetazo a esos macutos enormes con los que las mujeres acudían lo mismo a una cita que a la oficina. Tal fue la intención de Fendi que fue bautizado en honor a la barra de pan que lucen las francesas debajo del bolso, y tal fue su acogida que a partir de entonces hubo que titular como bolso estrella toda pieza que naciera con la intención de serlo. Se sucedieron sin cesar los de su especie: el Gaucho de Dior, dúctil y curvado; el Jessica de Marc Jacobs, en honor a la modelo Jessica Stam. Todos parecían alimentar ese idilio reciente entre Hollywood y las firmas de moda, y el goteo sobre qué actriz lo llevaba para este u otro recado por Los Ángeles se convirtió en un frenesí. La serie que lo hizo célebre se ocupó de encumbrarlo aún más cuando el personaje de Samantha Jones (Kim Cattrall) se ahoga en su propio clasismo cuando cree que alguien se lo ha robado en la mansión Playboy, teniendo que ser expulsada por el mismísimo Hugh Hefner.

Un año después del robo, Carrie Bradshaw volvía a lucir bolso.United Archives GmbH / Alamy Stock Photo

“Tener aquel bolso durante la década de los dos mil era como comprarte un pasaporte directo a la industria de la moda”, reflexiona voraz el diseñador Miguel Becer, creador tras la firma ManéMané. El interés en esta reliquia no ha menguado: en 2019, tras el anuncio oficial de la serie And Just Like That, la propia Parker rediseñaba sus formas con aplicaciones en tonos morados, una veintena de artesanos italianos le rindieron tributo con una muestra en Roma el pasado año y Kim Jones, director creativo desde septiembre de 2020, juega a envolverlo en textura y estampados cada temporada. “Aunque parte de una silueta rectangular y un asa que permite colocarlo bajo el hombro, me gusta pensar que es un lienzo en blanco con el que elegir la historia que uno quiere contar”, zanja Fendi. Si la nostalgia es una cuestión emocional, este bolso es sin duda un recuerdo imborrable.

Fendi lo ha conjugado en todas sus posibilidades. Aquí, en el último desfile de la firma.Contenido exclusivo para suscriptores

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