Aubameyang, en el momento de marcar el 0-4 al Madrid.SUSANA VERA (REUTERS)
Hace dos cursos, después de que se malvendiera a Luis Suárez al Atlético, el Barcelona trabajaba a destajo para reemplazarle por Pierre-Emerick Aubameyang (Laval, Francia; 32 años). El área deportiva había celebrado dos reuniones —la primera con el agente del jugador en Londres y la segunda con el futbolista en la casa del padre en Sitges— y parecía que todo se resolvería a favor del Barça. Pero la oferta de renovación del Arsenal fue al alza (algo más de ocho millones) y Aubameyang, capitán del equipo y ojito derecho de la hinchada, decidió quedarse donde estaba. Un año y medio más tarde, cuando la relación con el entrenador, Mikel Arteta, era inexistente y su rendimiento había decrecido de forma notable, el gabonés (por parte de padre, de madre española) ya sabía que firmaría por el Barcelona, que le volvía a tentar con una oferta económica menos jugosa pero con la oportunidad de resucitar en el planeta fútbol. “Hola de parte del jugador acabado”, escribió en las redes sociales Aubameyang después de subrayarse en el clásico con dos goles y otras tantas celebraciones, la primera con su habitual mortal hacia delante y la segunda imitando a Goku, un personaje de los dibujos animados Bola de Dragón.
Aubameyang entró con buen pie en el vestuario del Barcelona desde el primer día. “Nos sorprendió que hablara tan bien el castellano y eso le ha facilitado las cosas, siempre está de risas con Dembélé y Alves. Eso no quita que cuando hacemos ejercicios, como en los partidos en campo reducido, siempre quiera ganar porque es súper competitivo”, revelan desde el camerino. Aunque todavía ha sido mejor su irrupción sobre el tapete, futbolista que se ha ganado con goles la titularidad. “Llegó un poco falto de ritmo, no mucho”, apunta un técnico de la Ciudad Deportiva; “pero teníamos muy claro lo que nos podía dar porque es muy rápido y tiene muchos registros: sabe identificarse como segundo hombre y tocar de cara a terceros; nos da la vida cuando la salida a los interiores están tapadas; fija muy bien a los centrales y toca de cara; ve muy bien los espacios y los ataca; y en el área es muy buen rematador. Eso y que en presión alta también nos da mucho”. Algo que por momentos pareció olvidar en el Arsenal.
Desde que llegara Arteta al banquillo del conjunto inglés, Aubameyang bajó los números y perdió la confianza del técnico. Lo que le hizo ver el banquillo en alguna ocasión para su disgusto, multiplicado después porque le dejó sin jugar ante el Tottenham por llegar tarde al partido por culpa del tráfico. La gota que colmó el vaso, en cualquier caso, fue que le quitara la capitanía y le apartara del equipo después de retrasar un día y sin aviso su vuelta al club tras viajar a Francia a ver a su madre. “Esperamos que todos nuestros jugadores, y en especial nuestro capitán, trabajen según las normas que todos acordamos”, resolvió Arteta, apoyado por la directiva gunner (tiene al Arsenal cuarto y en puestos de Champions tras seis años sin que el club pise la competición); “su salida es la solución, no un problema”. Unas semanas más tarde, Aubameyang llegaba gratis al Barcelona —el mismo día del cierre del mercado porque sabía que el club inglés le daría la carta de libertad— para recuperar el pulso del equipo junto a los otros fichajes de invierno (Adama, Alves y Ferran Torres). Entre los cuatro refuerzos han dado 12 asistencias y participado en 24 de los 37 goles (60%) que ha hecho el equipo en los 16 partidos que se han disputado desde que llegaran en el mercado.
Puntería afinada
El cambio de aires le ha sentado de maravilla a Aubameyang, que ha vuelto a ser ese delantero letal que deslumbró en el Dortmund y que se mantuvo en la élite en el Arsenal. Los números así lo expresan, pues suma nueve goles en 11 encuentros (y 20 remates) desde que llegó al Camp Nou. En la Liga, siete en siete con unos registros espectaculares, ya que es el segundo jugador que más remates logra por duelo (4,1), solo por detrás de Bebe (4,5) e igual que Benzema, pero el que mejor enfoca a portería (2,6), perseguido por Benzema (2), Memphis y Asensio (1,9). Además, es el que mejor porcentaje tiene en conversión de goles (35%), por delante de Juanmi (31%) y Pere Milla (28%). “Confiábamos en que marcara goles pero también está marcando la diferencia. Eso es porque ha entendido muy rápido nuestro fútbol”, señala un trabajador azulgrana de la Ciudad Deportiva; “así que con Arteta, que tiene también conceptos muy parecidos porque trabajó con Guardiola, sí que aprendió bastante por más que la relación no fuera buena”. Lo mismo creen en el vestuario: “Se mueve muy bien y como tiene regate y es muy rápido, pararle es complicado. Con él y los demás delanteros es muy complicado que nos hagan dos contra uno a no ser que sea en los laterales”.
Es la resurrección de Aubameyang, un jugador que parecía acabar su carrera antes de tiempo y que ha aprovechado la bola extra en el Barcelona.
Puedes seguir a EL PAÍS DEPORTES en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.