Javier Sierra lo tiene todo y eso no es bueno. Este granadino de 43 años se considera un paciente de psoriasis de manual. Las heridas que de niño presentaba detrás de las orejas anunciaban que iba a padecer la más común de las enfermedades inflamatorias inmunomediadas (IMID), que provoca lesiones visibles en la piel y causa una inflamación generalizada en el organismo. La psoriasis acarrea otras dolencias secundarias (o comorbilidades) sin todavía conocerse la causa real, como el sobrepeso –este enfermero del Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada cogió 20 kilos de forma súbita e inesperada en su juventud–, la artritis psoriásica –a los 35 años le diagnosticaron esta enfermedad crónica que afecta a las articulaciones–, la diabetes y el colesterol –los análisis que se realiza a menudo arrojan resultados que se aproximan a valores no recomendados–. Y también, ansiedad: “Claro que la psoriasis te genera ansiedad. Hay periodos en los que uno se siente más vulnerable por miedo a ser señalado, como al empezar un trabajo nuevo. Es una enfermedad muy estigmatizante”, afirma Sierra, que hace dieta y practica deporte. “Me tengo que cuidar y vigilar”, asegura.
Todo va de la mano en esta enfermedad caprichosa que se manifiesta en brotes. Tanto es así que cuando desaparecen las lesiones en la piel gracias al tratamiento adecuado y con la ayuda de hábitos de vida saludables, disminuye el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular, según los últimos estudios que esgrime el dermatólogo e investigador Álvaro González. “Ya ha quedado demostrado, ahora lo estamos constatando”, afirma. “No solo se inflama la piel, se inflaman las arterias, se inflama el organismo”, asegura este especialista del hospital Ramón y Cajal (Madrid). Hace décadas que esta enfermedad inmunomediada dejó de asociarse solo a las placas y coloraciones en codos y rodillas, en la cabeza, en los genitales, donde haya piel. La psoriasis es compleja y tiene múltiples afectaciones. Condiciona la vida sexual, laboral y académica de las personas que la sufren.
El enfermero y paciente granadino Javier Sierra defiende la práctica regular de deporte para reducir los riesgos de tener sobrepeso.Archivo personal
Por todo, se revela crucial que al paciente se le diagnostique pronto y se le administre el tratamiento correcto inmediatamente después. “Sufren infartos de miocardio a edades más tempranas que el resto de la población. La psoriasis se considera un factor de riesgo como el que fuma o el que tiene colesterol”, afirma González. No se trata de minar la moral del paciente sino de ofrecerle toda la información para que se ponga en manos de especialistas, llame a las puertas que haya que llamar y sea atendido como tiene que serlo.
Una atención primaria fuerte
Para empezar, y para seguir, está la atención primaria. Santiago Alfonso, director general de la asociación Acción Psoriasis, señala a estos profesionales sanitarios como los encargados de ayudar a los pacientes a controlar su peso, a llevar un estilo de vida saludable, a prevenir la diabetes o el colesterol… a hacerles seguimiento. “Son los que más veces los ven al año”, asegura. De la misma forma piensa la dermatóloga Isabel Belinchón, que en su consulta del Hospital General Universitario de Alicante Doctor Balmis exhorta a los pacientes a seguir una dieta saludable y a practicar ejercicio, pero que subraya los efectos beneficiosos de que los médicos de atención primaria conozcan todas las comorbilidades que pueden padecer los 2,3 millones de residentes en España con psoriasis. Un 85% de los 1.265 enfermos que participaron en la encuesta NEXT Psoriasis, elaborada por Acción Psoriasis en 2017, presentaba alguna otra dolencia sumada a la principal.
Isabel Belinchón, dermatóloga del Hospital General Universitario de Alicante Doctor Balmis.Archivo personal
“Ser un paciente informado es importante”, abunda Sierra, que ostenta también una licenciatura en Farmacia. “Tengo antecedentes familiares con diabetes. Me vigilo mucho”, añade este aficionado al esquí y antiguo jugador de rugby al que la enfermedad le avergonzaba en la juventud, lo que le hizo abandonar el deporte por un tiempo. Los antecedentes familiares de diabetes suponen un factor de riesgo como en el caso de la psoriasis, que sin ser una enfermedad hereditaria sí muestra una predisposición genética. Un tercio de los afectados cuenta con un abuelo, un padre o un tío que la padecen.
La importancia de cuidar el peso
Tanto González como Belinchón manifiestan que a los pacientes con psoriasis les cuesta vigilar su peso. “Les trato de motivar con pequeños logros, pero es difícil”, admite la dermatóloga. “Es donde tenemos que trabajar más”, insiste González, que recalca los efectos que comporta tener un índice de masa corporal (IMC, que se obtiene de dividir el peso en kilos entre la altura en metros al cuadrado) superior a 25. Todo resulta más extremo en los pacientes de psoriasis. Les cuesta mucho deshacerse de kilos innecesarios pero al mismo tiempo los beneficios son extraordinarios.
La forma ideal de abordar a un paciente de psoriasis y todas las comorbilidades, según los expertos, pasa por la atención integral. Algunos hospitales cuentan con unidades formadas por dermatólogos, reumatólogos (para tratar la artritis psoriásica), psicólogos (ansiedad y depresión), endocrinos (hábitos alimentarios), cardiólogos (hipertensión) y enfermeros, señalados como los especialistas que junto con la atención primaria mayor efecto pueden causar en los hábitos de los enfermos.
Álvaro González, dermatólogo del hospital Ramón y Cajal (Madrid).Archivo personal
Existen escuelas en las que se enseñan hábitos saludables a grupos de pacientes, una opción incipiente aún, recuerda González. “Se ha visto que ofrecen buenos resultados. Se consigue una mayor implicación y se analiza su progresión”, añade. El paciente requiere una ayuda continuada y focalizada para combatir las comorbilidades que a veces los dermatólogos no alcanzan a ofrecer en las limitadas visitas con las que cuentan. A Sierra le sirve de ayuda su profesión de enfermero. Al millón de pacientes de psoriasis que hay en España, la ayuda de enfermeros como Sierra.
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