Por Eunice Rendón*
Desde 1975, el mes de marzo, particularmente en su octavo día, se conmemora la lucha de las mujeres por la igualdad de oportunidades y la no violencia de género. Sin embargo y a pesar de lo importante de estas fechas históricas y las batallas que por muchos años muchas mujeres han tenido que dar, debemos actuar todos los días del año. No se trata de que nos feliciten. Se trata de que no nos maten, que nos respeten y nos den el lugar y las oportunidades que nos merecemos. Se trata de recordar que según ONU-MUJERES, en el mundo, 35 de cada 100 mujeres han sufrido violencia en su contra.
En América Latina y el Caribe, desafortunadamente, se encuentran 14 de los 25 países con las tasas más altas de feminicidio en el mundo, incluido México. Se trata, de no olvidar que en nuestro país son asesinadas 10 mujeres cada día por el simple hecho de ser mujeres, y a 6 de cada 10, nos han violentado de alguna forma a lo largo de nuestras vidas, siendo el 60% de las ocasiones, nuestras parejas o familiares, los agresores. Además, derivado de factores como la cultura, el miedo y la dependencia económica, muchas mujeres no se atreven a denunciar a sus victimarios.
Según datos del INEGI, el 88% de las mujeres que afirmaron haber sufrido algún tipo de violencia, no denunciaron ni buscaron apoyo.
El confinamiento y el estrés socioeconómico derivado de la pandemia, exacerbaron la violencia de género. Según datos del Banco Mundial las llamadas a las líneas de auxilio para atender la violencia doméstica se incrementaron cerca de 40% en México. Lo seis tipos de delitos relacionados también aumentaron. La violencia familiar creció en un 41%, mientras que la violencia de género un 86% y las denuncias por violación tuvieron un incremento del 40%.
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Cambiar esta terrible realidad es tarea de [email protected] Es un flagelo que afecta a toda la sociedad, desde los estratos más humildes hasta los más favorecidos. Debemos trabajar desde nuestros hogares y familia, reflexionar y evitar prácticas que replicamos por la cultura machista en la que hemos crecido. Entender y actuar en contra de los estereotipos de género y asegurarnos que nuestras niñas y niños crezcan sin ellos. Trabajar por la igualdad de oportunidades de forma consciente y práctica, con políticas que aseguren que suceda.
La violencia de género es un mal que se arraiga en la cultura machista y en la aceptación social agravándose en la falta de Estado de derecho y de justicia. El 98% de los delitos de violencia de género quedan impunes. Debemos trabajar para cambiar esta realidad. Se trata de trabajar en la formación y certificación de jueces, ministerios públicos y autoridades con perspectiva de género para contar con un sistema de justicia expedito y sensible.
Se trata de implementar políticas empáticas y cercanas en materia de prevención y de acompañamiento a víctimas. De implementar políticas integrales y transversales, que trabajen en el empoderamiento de las mujeres a través del conocimiento y la referencia a las instancias correspondientes, pero también que brinden oportunidades para las que requieren apoyo productivo. Se trata de trabajar espacios públicos con perspectiva de género, que brinden seguridad y esparcimiento a niñas y mujeres. Se trata de expresarnos y marchar por la causa, pero también de ser empáticas y sororas con las demás. Se trata de trabajar con los hombres en nuevas masculinidades y en la reeducación de agresores.
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También, desde el sector privado hay mucho que hacer. Debemos ir más allá de los pronunciamientos y simbolismos, que sin duda, abonan en la causa. Sin embargo, entenderlo y ser conscientes de lo que sucede, obliga a las empresas y al sector productivo a establecer acciones claras a favor de las mujeres como paridad en los cargos de alto nivel e implementar acciones empáticas entorno a las situaciones y dinámicas que rodean la vida de las mujeres.
Aunque falta mucho por hacer, la lucha histórica de muchas mujeres se ha hecho cada vez más visible y seguirá creciendo todo lo que sea necesario hasta desnormalizar las conductas y dinámicas agresivas en contra de nosotras.
*Eunice Rendón (PhD Sciences-Po) es experta en migración y seguridad.
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