La presidenta de la Airef, Cristina Herrero, en una imagen de archivo.EFE
Los gobiernos siempre se encuentran más cómodos repitiendo lemas. Uno de los más manidos por el Ejecutivo es que hace falta elevar la presión fiscal para financiar los servicios públicos y reducir el abultado déficit del Estado. Sin embargo, en la práctica esto se ha traducido en pocas medidas para hacerlo realidad. Y este año, con las rebajas de la tributación de la electricidad, en el neto incluso habrá una bajada de impuestos por valor de 2.300 millones, según cálculos de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) publicados este jueves en su informe sobre presupuestos.
Los Presupuestos de 2022 recogían medidas para elevar los ingresos en unos 3.165 millones, incluyendo la subida del IRPF para rentas altas, la tributación de dividendos del extranjero, el aumento de tipos a las bebidas azucaradas, la tasa Google, la Tobin y el incremento de tipos a las primas de los seguros. Pero la bajada de los impuestos de la electricidad ha dado un vuelco a estos números. Bajar en la factura de la luz durante seis meses el tipo del IVA (del 21% al 10%), el especial y el que grava la producción supondrá que las arcas del Estado dejarán de ingresar unos 5.500 millones. Estas cifras tienen en cuenta que el precio de la luz se ha disparado y, por ende, la recaudación por esos tributos. Las rebajas estarán en vigor hasta mitad de año. Y cabe la posibilidad de que se prorroguen hasta el cierre si las tensiones prosiguen. La esperanza del Ejecutivo es que el tope al gas en el mercado eléctrico pueda reducir a la mitad la factura de la luz. Su aprobación está pendiente del visto bueno de Bruselas en las próximas semanas.
De todas formas, la inflación hace que las arcas públicas ingresen más, sobre todo en el IVA. La Autoridad Fiscal calcula que por cada punto de inflación se recaudan unos 2.000 millones más. Quizás el ejemplo sea el impuesto a la producción eléctrica, que el Gobierno ha suprimido en la primera mitad del año, pero que, de mantenerse los precios de la luz, recaudaría en un solo trimestre lo que antes ingresaba en un año: unos 1.000 millones. La Autoridad Fiscal no especifica cuánta recaudación se perdería actualizando con la inflación la tarifa del IRPF, como pide el PP, porque no se trata de algo aprobado.
1.500 millones en pensiones por cada punto de IPC
Dicho esto, el organismo destaca que a medio plazo esta inflación por costes energéticos y cuellos de botella no supone una mejora de las cuentas públicas. En primer lugar, porque se van deteriorando el poder de compra y el crecimiento y, en consecuencia, los ingresos públicos. Al haber inflación suben los costes del Estado: por cada punto que aumente, los intereses de la deuda escalarán en unos 500 millones, principalmente por los bonos del Tesoro ligados a la inflación. Y se elevarán los costes de los contratos y compras de la Administración. Podría incluso repuntar el gasto en desempleo. En 2023, la revalorización de las pensiones con el IPC alcanzará los 1.500 millones por cada punto de inflación si se cumple con la reforma aprobada. Es decir, sería lo comido por lo servido y el déficit más bien aumentaría ligeramente.
Solo que el Gobierno ha tomado medidas para paliar las subidas de precios, empeorando el agujero de las cuentas públicas: en unos 4.000 millones por el paquete de ayudas para repostar combustible y para sectores afectados. Y en otros 5.500 por los recortes de impuestos en la luz. No obstante, estas últimas rebajas en realidad en parte se compensarían con la recaudación adicional que puedan tener en la segunda mitad del año si no se prorrogan.
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A pesar de las ayudas, la caída de gastos por la covid y la buena evolución del empleo y los ingresos harán que el déficit público baje mucho en 2022: en 2,7 puntos, hasta el 4,2% del PIB. Con todo, se trata de una cifra elevada en un contexto en el que la invasión de Ucrania puede acelerar la retirada de los estímulos y deteriorar las condiciones de financiación, advierte la Airef. Por eso pide que, a la vez que se toman medidas a corto, se vaya planificando una consolidación fiscal gradual compatible con el crecimiento. Y recomienda que se haga ya un avance en el próximo Programa de Estabilidad que enviará el Gobierno a Bruselas a finales de abril.
La institución ha revisado a la baja su previsión de crecimiento para este año en dos puntos hasta el 4,3%, todavía una cifra robusta. Y sitúa la inflación de media en el 6,2%. Pese a este empeoramiento, el PIB nominal, que suma la inflación y que es más relevante para la evolución de las cuentas públicas, será del 8%.
La revisión a la baja se achaca a tres motivos: los fondos europeos tendrán en este nuevo escenario un efecto en la actividad menor por los mayores costes y la menor tracción de la inversión. Su impacto multiplicador se recorta del 1,2 al 0,9. Y en consecuencia, los fondos gastados en 2022 darán un impulso del 1,8% del PIB en lugar del 2,5% previsto en octubre. Además, la Airef calcula que para un alza del 15% de los precios de la energía, el PIB se reducirá en 0,4 puntos porcentuales este año y el siguiente. También estima que se pueden perder 0,4 puntos por la exposición comercial a Rusia, incluyendo el impacto indirecto a través de socios, y otros 0,2 por cuellos de botella.
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