Los 15 moáis en Ahu Tongariki, en la isla de Pascua.

La Isla de Pascua se queda sin turismo: “La situación es de colapso”

Los 15 moáis en Ahu Tongariki, en la isla de Pascua.
Los 15 moáis en Ahu Tongariki, en la isla de Pascua.Chakarin Wattanamongkol (getty images)

Rapa Nui, bautizada como Isla de Pascua después de que el navegante holandés Jakob Roggeveen la descubriera el día de pascua de 1722, encara su tercera Semana Santa cerrada producto de la pandemia. El remoto triángulo chileno situado en medio de las aguas del Pacífico, cuyo músculo económico es el turismo, enfrenta un cóctel explosivo: un desempleo en el 58%, según datos del municipio; un alza de los productos básicos (el kilo de pan alcanza los 4,10 dólares, el doble de la media nacional); un hospital sin sistema de Unidad de Cuidados Intensivos; y el aeropuerto internacional tomado por una familia que reclama los terrenos. “La situación era preocupante, después fue crítica y hoy estamos en el colapso”, advierte Uko Tongariki Tuk, jefe de la dirección de Turismo de la isla.

A fines del año pasado, los pascuenses participaron en una consulta ciudadana sobre la reapertura de la isla. El 70% aprobó retomar los vuelos comerciales para que los turistas regresaran a partir de febrero pasado. Sin embargo, el incumplimiento de los criterios sanitarios, que exigían que el 80% de la población estuviera vacunada, impidió que ocurriese. Hoy ya han superado esa barrera, pero aún no existe una fecha para la reapertura, lo que tiene desesperada a la población de 7.700 habitantes.

El alcalde Pedro Edmunds, que ha ejercido durante cinco periodos de manera itinerante desde 1994, reconoce que parte de la comunidad lo señala como el responsable de que no abran. “Yo quiero abrir, pero de una manera responsable. Eso conlleva grandes inversiones. Necesitamos fortalecer el sistema de salud, arreglar y limpiar el Parque Rapa Nui, contratar personal…”, enumera por teléfono. Una de sus grandes preocupaciones es que todavía hay casi un 20% de la población que no está vacunada, y que con un hospital de 15 camas no pueden arriesgarse a tener “un caso de complejidad”. “Tenemos que garantizar que un paciente con covid grave pueda ser trasladado al territorio continental”, sostiene. Isla de Pascua es parte de la región chilena de Valparaíso, situada a 3.600 kilómetros. Desde que se hace aviso de un paciente grave hasta que un avión ambulancia lo deja en un hospital en tierra, transcurren al menos 15 horas.

El Ayuntamiento pascuense está en conversaciones con cinco ministerios del nuevo gobierno de Gabriel Boric. Aunque la situación tiene distintas artistas, Edmunds ha centrado sus esfuerzos en que los ayude Economía, considerando que el 71% de la población vive del turismo. Más de un centenar de negocios han cerrado y, a pesar del programa municipal Pro Empleo -que da trabajo a más de 800 personas-, alrededor de 2.000 isleños se han mudado al territorio continental por falta de trabajo.

Melinka Huke, de 41 años, era guía turística. Desde siempre ha tenido un huerto que ahora se ha convertido en es su principal fuente de ingresos. Con el cierre de la isla, pasó de ganar 1.200 dólares mensuales a casi 500. “Antes vendía los 10 kilos de plátanos en cosa de minutos. Hoy llevo dos días con los plátanos y nada…”, comenta por teléfono. Huke ve cómo se ha agravado la situación entre el año pasado y este. “Ya no hay poder adquisitivo. A las 20.00 las calles están vacías. La gente ya no sale”, sostiene.

En una minuta enviada esta semana, el alcalde solicitó 2,5 millones de dólares mensuales para fortalecer el sistema sanitario y otros 4 millones para reactivar el parque nacional, de 7.000 hectáreas, donde están ubicados las monumentales estatuas llamadas ‘moáis’, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. “Ahora la pelota está en su cancha”, afirma Edmunds, y agrega: “Espero recibir de aquí al fin de semana una cartacon la inversión y compromiso del Gobierno y junto con eso fijar la fecha de reapertura”. El alcalde prevé que esta ocurrirá de manera gradual el segundo semestre.

Previo a la pandemia, Isla de Pascua recibía 156.000 visitantes al año, que se traducían en 120 millones de dólares para la economía. “Al corte de ingresos”, plantea Tongariki Tuk, “hay que sumarle el aumento del precio del gas, de los productos básicos, además del tema de salud mental. La gente necesita salir de la isla, hay muchos que tienen familiares en Santiago y todavía no pueden ir a verlos. Es dramático que tengan que llorar para entrar a una lista y poder salir. Necesitamos una vía de escape”. Los 14 vuelos comerciales están suspendidos, pero LATAM ofrece un vuelo humanitario por semana en un avión de carga, donde pueden salir 30 personas y volver 10. El listado de los solicitantes para salir llega a las 400 personas, según la dirección de Turismo.

A la subida general de los productos (la inflación está al 9,4%), la isla debe hacer frente a que prácticamente todos los insumos son importados, lo que supone un coste extra al precio final. Hay cargas que llegan en avión y otras por barco. “Un flete cuesta tres veces y medio más que cualquier flete nacional. Es mucho más caro traer un kilo de cualquier cosa a la isla que de Santiago a Nueva York, que está a 8.000 kilómetros”, reclama Edmunds, quien afirma haber alertado de la situación al Gobierno de Sebastián Piñera en cuatro ocasiones. “Jamás recibí una respuesta. Ni de él, ni de sus ministros”, sostiene.

El alcalde tiene esperanzas en la nueva Administración de Boric. No solo en las posibles ayudas económicas, sino también en el conflicto que atañe a la familia Roa, que reclama desde la década del sesenta una restitución territorial en la zona donde está ubicado el Aeropuerto Mataveri. Desde hace meses que una cincuentena de familiares del clan tiene tomada la base aérea internacional. Una negociación con ellos es otro de los factores claves para que la isla, después de 24 meses cerrada, pueda volver a recibir turistas.

Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS América y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la región


Source link