La tortuga de tierra es un animal fascinante, y su alimentación es clave para su bienestar. Cuando está en estado salvaje, son muchos los aspectos que influyen en lo que comen: temperatura, estación del año… Incluso la iluminación. Mientras, cuando se encuentra en cautiverio es mucho más exigente con lo que come ya que estos cambios naturales no forman parte de su rutina.
Es interesante saber que estas tortugas son omnívoras, de manera que comen prácticamente cualquier cosa. Las principales fuentes de alimentación son tres: frutas, verduras y carne. Como resulta lógico, nunca hay que alimentarlas como alimentos que no podrían encontrar en su hábitat natural, como patatas fritas por ejemplo.
La mayor parte de su dieta debe estar compuesta de verduras frescas, sobre todo de hoja verde: lechuga romana, berza, espinacas, brócoli… También mazorcas de maíz y remolacha de vez en cuando.
Las tortugas de tierra también consumen mucha fruta, aunque esta no debe suponer más del 12% de su dieta porque no les proporciona los nutrientes que necesitan. Algunas frutas son kiwi, melón, mango, uva, papaya, banana, melocotón…
Y, por último, la carne, que les aporta las proteínas que necesitan. Lo ideal es alimentar a las tortugas de tierra con proteínas que podría encontrar sin ningún tipo de problema en la naturaleza: lombrices, husanos, grillos, saltamontes, caracoles… También se les puede cocinar pequeños trozos de pollo. La carne cruda en ningún caso es recomendable porque el riesgo de infección bacteriana es muy alto.
Al igual que nos ocurre a las personas, las tortugas quieren comer cosas diferentes a diario. Por lo tanto, lo mejor es darles cada día una cosa diferente para así asegurarles una dieta equilibrada y saludable.
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