El fútbol mexicano tenía un sitio especial en cada diciembre durante el Mundial de Clubes. Sus clubes se habían clasificado al Mundialito durante los últimos 14 años en la zona de la Concacaf. El que se agrega a esa lista es el Monterrey que tumbó a su repudiado vecino de ciudad, los Tigres, por 2-1. No hay mayor dominio que el de los mexicanos, aunque su límite han sido las semifinales, aún sin superar el nivel de Sudamérica, ni de Europa.
A partir de 2021, la FIFA organizará un nuevo formato del Mundial de Clubes en el que participarán 24 equipos-antes solo siete-. De acuerdo con las autoridades de la Concacaf, citadas por la cadena Fox Sports, la edición del Mundialito de este año se realizará aunque no haya una sede definida.
Tanto los Rayados de Monterrey como Tigres se han erigido en la última década como los clubes que quieren fincar un legado a golpe de talonario. Así llegaron a la final de la llamada Liga de Campeones de la Concacaf de este año, sin que ningún equipo de la Major League Soccer (EE UU) ni de Centroamérica pudiese disputar el puesto. La final fue decidida con un par de goles del defensa central Nicolás Sánchez: un gol en cada final. En el juego de vuelta, los felinos intentaron elevar la presión a su rival con una pletórica anotación del francés André-Pierre Gignac.
El Monterrey era un club desdichado en casa. En 2015 inauguraron el estadio BBVA, un colosal recinto al norte de México. Desde entonces, perdió en dos ocasiones la Liga mexicana, en los torneos Clausura 2016 contra Pachuca y Clausura 2017 contra los Tigres en lo que fue el primer clásico que definió al campeón mexicano y que, incluso, dividió y enemistó a la ciudad de Monterrey. Hace poco más de seis meses perdieron el torneo de Copa frente al Cruz Azul. El triunfo frente a Tigres supone, de alguna forma, el equilibrio de dolor entre los dos equipos que comparten la misma urbe.
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