Hace tan solo unos días, la industria cinematográfica se vestía de luto para despedirse de uno de los actores más aclamados de nuestro país. Juan Diego, a sus 79 años, fallecía tras una larga lucha contra una grave enfermedad. Una triste noticia para el mundo entero, pues el actor puso rostro y voz a la historia del cine español, participando en obras maestras como Los santos inocentes o El viaje a ninguna parte, siendo además un claro referente en el activismo de los derechos de los intérpretes.
Ahora, tan solo un mes después, sus familiares, amigos y los más fieles fanáticos del actor se han reunido en la Academia de Cine para rendirle un homenaje por su larga trayectoria profesional. Así, personalidades tan conocidas como Miguel Ríos, Ana Belén, Paloma Juanes o Lino escalera se han desplazado hasta la calle Zurbano de la capital para asistir a la reproducción de Vete de mí, una película de 2006 dirigida por Víctor García León en la que el fallecido Juan Diego fue el protagonista. Un reconocimiento a la labor de un profesional del cine con el que se ha honrado y recordado a uno de los nombres que han forjado la historia de la cinematografía de nuestro país.
Ganador de tres premios Goya entre otros muchos más reconocimientos, Juan Diego fue uno de los nombres imprescindibles de la gran pantalla, trabajando a las órdenes de los directores más reconocidos, como Luis García Berlanga o Mario Camus, entre otros. Tal fue su éxito y su acogida en la profesión, que sus compañeros han querido darle un último adiós de la mejor forma posible: a través del cine. Pepón Nieto, uno de sus compañeros de la exitosa serie Los hombres de Paco, ha querido manifestar lo bonito que se lleva de él: “Quiero acordarme siempre de lo divertido que era. Juan era una persona muy comprometida socialmente y políticamente, un compañero en mayúsculas. Era muy querido en la profesión. También era un tío muy divertido, hacía del trabajo una cosa muy lúdica”. Y es que, el actor siempre se ha caracterizado por su sentido del humor, ese que proclamaba allá donde fuera y con quien fuera. Tanto es así, que la gente que más le quería tiene mil y una anécdotas para contar, como la relatada por Pepón para las cámaras. “Juan odiaba las aceitunas, tenía fobia absoluta. Un día estábamos de cachondeo comiendo y no paraba de meterse conmigo y se me ocurrió escupirle el hueso de la aceituna. Al principio se rió, pero cuando se dio cuenta de que era un hueso de aceituna cogió un cuchillo y por casi me lo clava”, ha contado entre risas. Pero, si algo quiere recordar, es la intensidad con la que Juan Diego vivía la vida: “Él pasaba de cero a cien en un segundo. En una décima de segundo te amaba y te odiaba”.
Otra de sus íntimas amigas, Ana Belén, no ha podido contener las lágrimas en un día tan especial, queriendo recordar a Juan Diego como el hombre generoso y honesto que conoció. “Juan era tan generoso y siempre estaba colocado en el lugar del otro. Tal es así que hasta varias veces, de la comisaria del aeropuerto la Policía le llamaba porque había llegado un inmigrante y venía con el teléfono y la dirección de Juan Diego. Le llamaban a él para que se hiciera cargo de esa persona. Y Juan, cogía el coche, se iba al aeropuerto y se hacía cargo de esa persona”, ha relatado con un gran sentimiento de melancolía, pues para ella su amigo era una persona especial. “Juan era divertido, amoroso y cascarrabias al mismo tiempo. Era muy poliédrico”, ha sentenciado.
Miguel Ríos, otro de los rostros conocidos que se han desplazado hasta el centro de la capital para rendir un último adiós a Juan Diego, ha querido recordar a su amigo con unas emotivas palabras: “De Juan hay que tomar todo, porque te habrán dicho todos que era un militante por la cultura y por la solidaridad. Era un buen amigo, una persona estupenda. Era un tío muy gracioso, yo que he pasado muchas noches con él era un tío muy gracioso”. Además, entre risas y visiblemente triste, el cantante ha narrado una de las anécdotas que vivió junto a él y que nunca olvidará: “La primera vez que le conocí fue cuando nos invitaron a ir a inaugurar un hotel en Torremolinos y éramos dos pipiolos. Llegamos tiesos, sin ninguna posibilidad de haber estado en ese hotel pagándolo nosotros. Juan se travistió de rico y aprendí mucho y me reí muchísimo, porque en el desayuno decía: ‘No, no, tráeme usted champan’”. Pero, si hay una sola cosa que Ríos ha querido destacar de Juan Diego, esa ha sido su personalidad: “Era un canto a la vida. Yo lo quería mucho y, aunque no teníamos la misma profesión, nos encontramos muchas veces en la vida”.
Source link