El listado de países que negocian la adhesión a la Unión Europea podría sumar muy pronto dos nuevos candidatos. La Comisión Europea se decanta por admitir la candidatura de Ucrania y, probablemente, la de Moldavia, para iniciar un proceso de acercamiento que, en cualquier caso, se prolongaría durante años o décadas. Así se desprende del debate de orientación celebrado este lunes por los comisarios europeos bajo la presidencia de Ursula von der Leyen. La deliberación, a puerta cerrada y de carácter muy político, ha sido el paso previo al veredicto que se espera este viernes sobre la solicitud de ingreso presentada a toda prisa por Ucrania, Moldavia y Georgia tras el ataque de Rusia contra territorio ucranio. La última palabra, en todo caso, la tienen los jefes de Estado y de Gobierno de la UE; el aval del Ejecutivo comunitario es solo el primer paso necesario para iniciar el proceso.
Aun así, la decisión es tan histórica, delicada y de consecuencias geoestratégicas imprevisibles que Von der Leyen ha preferido tomarla en dos tiempos, con una primera sesión, celebrada este lunes, para analizar la magnitud de la aceptación o rechazo de la solicitud, y una segunda, el próximo viernes, en la que se aprobará un informe favorable o contrario a los deseos de los tres aspirantes al ingreso.
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Los comisarios europeos, según las fuentes consultadas, han abordado el debate sobre la candidatura de Ucrania “no solo en cuanto a lo que significa para ese país, sino también en lo que implica para los actuales socios”. El debate ha ido mucho más allá de analizar meramente si Ucrania, Moldavia o Georgia cumplen las condiciones políticas, económicas e institucionales requeridas para ser candidatos. Y la discusión se ha ampliado al impacto que tendría en la UE la apertura de una nueva ampliación generalizada similar al big bang de 2004, cuando se incorporaron de golpe 10 países, entre ellos, ocho del antiguo bloque soviético.
Los cambios requeridos para una ampliación de tal magnitud, que podría abarcar desde Ucrania hasta los Balcanes, afectarían desde el reparto de poder dentro del club a la posible limitación del número de comisarios europeos (un objetivo retrasado desde hace 20 años por la resistencia de los socios más pequeños) hasta cambios en la Política Agrícola Común por la incorporación de una potencia del sector terciario como Ucrania.
Georgia, a la espera
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Bruselas, de momento, se decanta por un proyecto más modesto, al menos a corto plazo. Y según las fuentes consultadas, la mayoría de los comisarios europeos apoyarán el viernes un informe favorable a las candidaturas de Ucrania y Moldavia, dejando a Georgia a la espera. Fuentes al tanto de la reunión de este lunes indican que la práctica totalidad de los comisarios se han mostrado de acuerdo con la decisión de reconocer las candidaturas ucrania y moldava. La propuesta también plantea fijar “ciertos objetivos intermedios”, un escalonamiento del futuro proceso que, según las mimas fuentes, “no entusiasma a los ucranios”. También causa cierto resquemor la posibilidad de dejar atrás a los georgianos.
La proximidad geográfica con la UE juega a favor de Ucrania y Moldavia y en detrimento de Georgia. Los dos primeros países, además, han estrechado rápidamente los lazos con la Unión a raíz de la guerra, desde sus redes eléctricas, que se han integrado con la europea, a la vigilancia de fronteras, con agentes de la policía europea de Frontex en los límites moldavos con Rusia. Ucrania, además, cuenta con el poderoso apoyo de socios comunitarios como Polonia y los países bálticos, y Moldavia con el de Rumania.
“Ucrania es el único país del continente donde han matado a gente simplemente por llevar la bandera europea, no podemos decirles ahora que aquello no valió para nada”, apunta un alto cargo comunitario favorable a la candidatura en alusión a las muertes en 2014 durante las revueltas proeuropeas con la plaza Maidan de Kiev como epicentro.
El dictamen de la Comisión no es vinculante porque la última palabra corresponde a los países miembros en el Consejo Europeo, que se celebrará el 23 y 24 de junio en Bruselas. Pero la orientación que salga del organismo presidido por Ursula von der Leyen será decisiva para que los 27 países de la UE se decanten en un sentido u otro. “Espero que dentro de 20 años, cuando miremos atrás, podamos decir que hicimos lo correcto”, señaló Von der Leyen el pasado sábado durante su segunda visita a Kiev desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania.
Unanimidad y reservas
El Gobierno de Volodímir Zelenski planteó la solicitud de ingreso en la UE el 28 de febrero, solo cuatro días después de que los tanques rusos entraran en territorio ucranio y empezaran su avance hacia Kiev. El 3 de marzo seguían los pasos de Zelenski el Gobierno de Moldavia y el de Georgia, dos países que se sienten amenazados por Moscú y que ya han sido agredidos por Rusia en algunas partes de sus territorios.
Los 27 países de la Unión pidieron de manera casi inmediata a la Comisión que comenzara la tramitación de las posibles candidaturas, un paso que suele tardar meses o años en darse. Y la velocidad de crucero se mantuvo porque el 8 de abril Von der Leyen llegaba a la capital de Ucrania para entregar el cuestionario de la Comisión que el Ejecutivo de Zelenski debía rellenar para fundamentar el veredicto sobre sus aspiraciones. “Aquí empieza vuestra senda hacia la Unión Europea”, aseguró la presidenta de la Comisión al entregar el documento.
Pero el camino se anuncia todavía muy complicado. La etapa decisiva llegará en la cumbre europea de finales de junio, cuando los 27 deberían aprobar por unanimidad la aceptación de Ucrania como país candidato para añadirlo a la lista en la que figuran Albania, Macedonia del Norte, Montenegro, Serbia y Turquía. El visto bueno no está garantizado porque varios socios mantienen serias reservas. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, quiere plantear además una reforma del proceso de ampliación para introducir nuevas esferas de integración que supongan un camino intermedio respecto a la adhesión plena. Se trata de un modelo en línea con la propuesta del presidente francés, Emmanuel Macron, de crear una Comunidad Política Europea que abarque desde Oslo hasta Ankara.
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