La ciencia avanza constantemente en el descubrimiento de nuevas características de aquellos seres que nos rodean, no sólo los animales sino también las plantas, y en el caso de estas últimas, hay ciertas evidencias que hubieran resultado impensables hace años, pero que hoy están probadas. Descubrimos la memoria de las plantas: ¿qué recuerdan?
Por ejemplo, el hecho de que las plantas tienen memoria, una sospecha que podríamos tener los que alguna vez nos hemos ido de casa, las hemos visto marchitas a la vuelta, pero también hemos visto cómo mejoraba su aspecto con un simple riego. Esa facilidad para regresar a un estado anterior, y hacerlo casi de forma rápida, es la que durante mucho tiempo desveló a los estudiosos en la materia.
Los investigadores australianos tenían curiosidad para saber si solo era un reflejo. Lo que hicieron fue con un aparato especial, dejar caer gotas de agua sobre la planta, que en un primer momento se cerró. En solo unos segundos, aprendió que el goteo repetitivo no le causaba daño alguno y dejó de reaccionar frente a él. Por sorpresa, las plantas recordaron esta lección unas semanas después del entrenamiento inicial.
Los investigadores todavía no saben la base biológica que hay detrás del aprendizaje de la mimosa. Eso sí, mantienen la sospecha de que está relacionada con la red de señalamiento a base de calcio que hay en las células de la planta. Este sistema funciona de forma parecida a los procesos de memoria de los animales.
Los resultados de este estudio tienen importancia, especialmente para abrir nuevas vías en la forma en que se percibe a las plantas. Se ha demostrado que la memoria y el aprendizaje no se limita únicamente a los animales.
Las plantas oyen, aprenden y tienen memoria, aunque tienen sus límites. Los expertos probaron con muchos sonidos, pero solo el característico
crunch, crunch, de las orugas es lo que pone a las plantas en alerta.
Responden (en el caso de la mimosa) también al tacto, por lo que pueden cerrarse de inmediato cuando quieren protegerse de los posibles depredadores. Hablamos de una especie que pueden aprender cuando el contacto es peligroso y cuándo no, y cambiar su comportamiento.
Seguro que te has sorprendido por las cualidades que pueden llegar a tener algunas plantas como esta. La naturaleza siempre nos sorprende.
Incluso, hace varias décadas que los profesionales tienen la seguridad de que en el interior de las plantas se llevan a cabo procesos imperceptibles en el exterior, y comprenderlos es esencial para relacionarnos con ellas. Sobre todo ahora que como especie nos preguntamos si no sería una buena solución apostar por una industria alimentaria totalmente basada en las plantas, por lo que su reproducción es de gran interés.
Analizamos la memoria de las plantas: ¿qué recuerdan?
Mientras buscamos respuesta para esas preguntas, la memoria de las plantas es como la de los seres humanos, esa capacidad de almacenar datos, o cualquier tipo de información, recuperándola en caso de que sea necesario, y en algún momento posterior para su aprovechamiento.
Al parecer, uno de los usos más importantes de su memoria que hacen las plantas es el referido a los ciclos estacionales, por lo que pueden prepararse para las estaciones frías o cálidas con anticipación, para evitar así que las primeras heladas u olas de calor generen algún tipo de deterioro en su metabolismo celular.
Asimismo, diversos informes han demostrado que son “conscientes” de los horarios, y que pueden predecir cuándo saldrá el sol, lo que les permite adelantarse al evento y estar listas para absorber completamente los rayos solares, algo similar a lo que pasa cuando se prestan para recibir el agua de las lluvias.
Source link