La escalada de tensión en torno a Taiwán sigue creciendo tras la controvertida visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi. Pekín ha anunciado este viernes en un comunicado que sancionará a la política estadounidense y a sus familiares cercanos, en un gesto de inusual dureza contra Pelosi, la tercera autoridad de EE UU y la segunda en la línea de sucesión del presidente Joe Biden, solo por detrás de la vicepresidenta, Kamala Harris.
“A pesar de las serias preocupaciones y la firme oposición de China, Pelosi insistió en visitar Taiwán, interfiriendo gravemente en los asuntos internos de China, socavando la soberanía y la integridad territorial de China, pisoteando la política de una sola China y amenazando la paz y la estabilidad del estrecho de Taiwán”, asegura el comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores. La decisión china deja al Gobierno de Estados Unidos, que había desaconsejado la visita de Pelosi a Taiwán, en una posición muy delicada y a buen seguro empeorará las ya deterioradas relaciones con Pekín.
Si la tensión diplomática ha traspasado un nuevo hito con el anuncio de estas sanciones, la escalada militar no ha ido a la zaga. Por segundo día consecutivo, este viernes, la isla autogobernada que China reclama como parte de su territorio ha amanecido sumida en lo que sus autoridades han calificado de “bloqueo marítimo y aéreo” por las maniobras militares del Ejército Popular de Liberación (EPL, el Ejército chino), unos ejercicios cuya magnitud no tiene precedentes y que, según Taipéi, han atravesado lo que Taiwán considera una línea roja. El Ministerio de Defensa taiwanés ha condenado por la mañana la “fuerte provocación” que a su juicio representa el hecho de que buques y aviones de combate chinos hayan cruzado alrededor de las 11.00 de la mañana (las 05.00, en hora peninsular española) la línea media divisoria del estrecho de Taiwán, una frontera no oficial pero que hasta ahora se respetaba de forma tácita. Desde esos barcos, se han lanzado al menos 11 misiles balísticos. Cuatro de ellos han sobrevolado por primera vez la capital, Taipéi. El uso de estas armas ha extendido la crisis a Japón que el jueves envió a Pekín una protesta diplomática después que cinco proyectiles cayeran en sus aguas.
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El gigante asiático inició el jueves estos simulacros de guerra que, en principio, se prolongarán hasta el domingo y que incluyen el cierre del espacio marítimo y aéreo en seis zonas alrededor de Taiwán y ejercicios con fuego real. Una de ellas está situada a solo 20 kilómetros de la costa de Kaohsiung, la principal ciudad del sur de la isla.
“China ha lanzado misiles cerca de las aguas de Taiwán esta mañana. Esta provocación amenaza nuestra seguridad, aumenta las tensiones en la región e interrumpe el transporte y el comercio internacional”, señala el Ministerio de Exteriores taiwanés a través de su cuenta oficial de Twitter.
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#China fired missiles into the waters near #Taiwan earlier today. The provocation is threatening our security, escalating tensions in the region, & interrupting international transportation & trade. (1/2)
— 外交部 Ministry of Foreign Affairs, ROC (Taiwan) 🇹🇼 (@MOFA_Taiwan) August 4, 2022
El primer ministro taiwanés, Su Tseng-chang, ha definido, por su parte, a China como el “malvado vecino de al lado”. “(No) esperábamos que el malvado vecino de al lado mostrara su poder ante nuestra puerta y pusiera en peligro arbitrariamente las vías navegables más transitadas del mundo con sus ejercicios militares”, declaró a los periodistas, según Reuters.
Los misiles chinos han sobrevolado la capital, Taipéi, hasta en cuatro ocasiones. Algunos residentes de la ciudad, entre ellos el alcalde Ko Wen-je, han criticado al Gobierno por no haber emitido una alerta de misiles, decisión que, según algunos expertos en seguridad, se tomó con el fin de evitar que cundiera el pánico. El Ministerio de Defensa de Taiwán ha precisado que los misiles volaron a gran altura en la atmósfera y no constituían una amenaza para la población, aunque no ha dado detalles sobre sus trayectorias de vuelo.
De acuerdo con la cartera de Defensa, más de un centenar de cazas están sobrevolando las inmediaciones de la isla, un juego de guerra sin precedentes que las autoridades taiwanesas afirman supone un bloqueo de facto. Taipéi sostiene que los barcos que lleguen a o salgan de Taiwán tendrán que sortear las zonas en las que el ejército chino está realizando sus prácticas, una situación que, de prolongarse en el tiempo, podría tener un impacto en las comunicaciones de la isla. Según medios locales, los simulacros chinos han afectado a 18 rutas aéreas internacionales de la isla y más de 900 vuelos se han visto obligados a modificar su ruta.
Las autoridades militares de la isla aseveran que el Ejército monitorea de cerca los ejercicios y que ha enviado aviones y barcos de guerra y desplegado un sistema de misiles terrestres para vigilar la situación. Este viernes por la mañana han continuado también los ciberataques a páginas webs gubernamentales, como las del Ministerio de Defensa y el de Exteriores, que sufrieron desconexiones momentáneas.
La contundente respuesta de Pekín por la visita de Pelosi —que no duró ni 24 horas, pero le sirvió para reunirse con la presidenta Tsai Ing-wen y con varios activistas prodemocracia— ha merecido las críticas del G7 y la Unión Europea, que la han tachado de “injustificada”. Este viernes, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, expresó en la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), celebrada en Nom Pen, Camboya, que la reacción de China a la visita de Pelosi a Taiwán es “flagrantemente provocativa” y que el gigante asiático no solo busca intimidar a la isla, sino también a sus vecinos. El secretario de Estado estadounidense aseguró que “no hay justificación para lo que [China] ha hecho”, si bien luego trató de nuevo de apaciguar a China al reiterar que su país “no busca una crisis”.
Nancy Pelosi estrecha la mano de su homólogo japonés, el presidente de la Cámara de Representantes de Japón, Hiroyuki Hosoda, en Tokio este viernes. KAZUHIRO NOGI (AFP)Pelosi en Japón
En medio de todo este recrudecimiento de la situación, Nancy Pelosi tildó esta mañana de “ridícula” la afirmación de que su visita a Taiwán pueda perjudicar a la isla y aseguró que el objetivo de su viaje no es cambiar el statu quo, sino mantenerlo. “Nuestra delegación no busca cambiar el statu quo en Asia o Taiwán”, apuntó la demócrata durante una rueda de prensa en la embajada de EE UU en Tokio, la última parada de una gira asiática que la ha llevado esta semana también a Singapur, Malasia y Corea del Sur.
Aunque en Seúl evitó hacer comentarios públicos sobre su visita a Taiwán, en Japón, la política de 82 años que ocupa el tercer cargo institucional más alto de Estados Unidos y es también la segunda en la línea de sucesión del presidente Joe Biden, no se ha contenido: “Si no denunciamos la situación de los derechos humanos en China por intereses comerciales, perdemos toda la credibilidad y autoridad moral para hacerlo en cualquier otra parte del mundo”, expresó en una rueda de prensa. “China ha intentado aislar a Taiwán, y puede intentar evitar que Taiwán visite o participe en otros lugares, pero no nos impedirán a nosotros viajar allí. Nuestra amistad con Taiwán es fuerte”.
Pelosi no se vio personalmente con el presidente Yoon Suk-yeol, durante su breve estancia en Seúl pero la legisladora de 82 años aprovechó la visita para acercarse al Área de Seguridad Conjunta de Panmunjom, en la zona desmilitarizada que separa las dos Coreas. En Tokio sí se ha reunido con el primer ministro japonés, Fumio Kishida, quien aseguró a Pelosi que su país “ha pedido la cancelación inmediata de las maniobras militares” ya que suponen un “grave problema que afecta nuestra seguridad nacional y la de nuestros ciudadanos”.
El Ministerio de Defensa de Japón afirma que cinco de los al menos 11 misiles que China ha disparado hacia su territorio aterrizaron en su zona económica exclusiva, algo insólito que ha provocado una protesta diplomática ante el Gobierno chino, a la que Pekín ha respondido afeando a las autoridades japonesas el haber firmado el comunicado conjunto del G7 y la Unión Europea sobre esta crisis. En ese documento difundido este jueves, las siete naciones más industrializadas del mundo y Bruselas afirmaban que no había “justificación en usar una visita [la de Pelosi] como pretexto para una actividad militar agresiva”. China también ha protestado por ese comunicado ante los enviados de la UE en Pekín.
La política estadounidense y el líder japonés intercambiaron “opiniones sobre la situación internacional, incluyendo la guerra en Ucrania, la situación con China y Corea y la consecución de un mundo sin armas nucleares”, según informó el propio Kishida tras el encuentro.
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