Un bombardeo afectó el viernes a una línea eléctrica de alta tensión en una importante central nuclear ucraniana capturada por Rusia, lo que llevó a los operadores de la planta a desconectar un reactor pese a que no se detectó ninguna fuga radiactiva.
La empresa estatal ucraniana de energía nuclear Energoatom culpó a Rusia de los daños en la central de Zaporiyia, la mayor de Europa. Más temprano en la semana, el organismo de control nuclear de Naciones Unidas solicitó el acceso a la central, que, según Washington, Rusia utiliza como escudo de guerra.
La administración rusa de la cercana ciudad ocupada de Enerhodar dijo que el fuego de la artillería ucraniana cortó las líneas de la planta, que fue capturada por las fuerzas rusas a principios de marzo, en la etapa inicial de la guerra.
No es la primera vez que una acción militar causaba alarma en Zaporiyia, donde el Organismo Internacional de la Energía Atómica de la ONU había informado que se había perdido la conexión con los sistemas de vigilancia que siguen el rastro del material nuclear.
La administración dijo en un comunicado que se produjo un incendio y se cortó la energía necesaria para el funcionamiento seguro de los reactores. La planta sigue siendo gestionada por sus técnicos ucranianos.
Energoatom dijo que la planta, situada a unos 200 kilómetros al noroeste del puerto de Mariúpol, también controlado por Rusia, en el sureste de Ucrania, seguía funcionando y no se habían detectado fugas radiactivas.
Se tomó la decisión de desconectar un reactor de la red debido a los daños sufridos por una línea de distribución de energía de alta tensión de 330 kilovatios que une la planta con la central térmica, señaló.
Más al este, ambos bandos reivindicaron pequeños avances mientras la artillería rusa bombardeaba ciudades y pueblos en una amplia zona, en una táctica ya conocida.
Los combates terrestres parecieron ser más intensos en torno a Pisky, en la región de Donetsk, un pueblo fortificado en poder de las tropas ucranianas y cercano a la ciudad de Donetsk, que está en manos de las fuerzas separatistas respaldadas por Rusia.
Los rusos también tienen la mira las ciudades de Bakhmut y Avdiivka en su intento de hacerse con el control total de la zona oriental del Dombás, el corazón industrial de Ucrania.
Por otra parte, tres barcos con cereales salieron de los puertos ucranianos el viernes y el primer buque de carga entrante desde la invasión rusa debía llegar a Ucrania para cargar, lo que supone un paso más en los esfuerzos del gobierno de Kiev por resucitar su economía tras cinco meses de guerra.
Mientras tanto, el presidente ruso Vladimir Putin se reunía en la ciudad rusa de Sochi con el presidente turco Tayyip Erdogan, que está asumiendo un papel de mediador en la guerra.
“La comunidad internacional no puede poner fin a la guerra en Ucrania ignorando a Rusia”, dijo Fahrettin Altun, uno de los principales ayudantes de Erdogan.
Turquía ayudó a negociar el acuerdo por el que el lunes salió el primer barco de grano de un puerto ucraniano hacia los mercados extranjeros desde la invasión rusa del 24 de febrero.
El viernes, dos buques cerealeros partieron de Chornomorsk y uno de Odesa con un total de unas 58,000 toneladas de maíz, según el Ministerio de Defensa turco.
El buque turco Osprey S, con bandera de Liberia, tenía previsto llegar a Chornomorsk el viernes para cargar grano, según la administración regional de Odesa.
Rusia y Ucrania producen normalmente cerca un tercio del trigo mundial y la ONU advirtió que la interrupción de los envíos de grano a través del Mar Negro, dominado por Rusia, podría provocar hambrunas en otros países, sobre todo en África, Asia y Oriente Medio.
“Esperamos que las garantías de seguridad de nuestros socios de la ONU y Turquía sigan funcionando, y que las exportaciones de alimentos desde nuestros puertos sean estables y predecibles para todos los participantes en el mercado”, declaró el ministro ucraniano de Infraestructuras, Oleksandr Kubrakov, tras la salida de los tres barcos.
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