¡Que comience “la historia de una obsesión”! Tras 24 años de relación y cuatro hijos en común, la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin pusieron punto y final a su historia de amor. Todo se truncó cuando salieron a la luz unas imágenes del ex duque de Palma paseando de la mano junto a otra mujer, lo que supuso un punto de inflexión en un matrimonio que parecía que nunca iba a tener final. Ahora, ocho meses después, Telecinco ha dado las claves para entender cómo, después de ser el apoyo incondicional de su marido, Cristina ha quedado “rota de amor”. Y es que, esa “interrupción temporal” de la relación matrimonial, además de tener nombre y apellidos -Ainhoa Armentia- tiene varios motivos que ya están listos para ser desvelados.
Las lágrimas de Urdangarin
Hace tan solo unos días, Iñaki acudió a la puerta del trabajo de Ainhoa, aparcó en doble fila y, tras una conversación de 20 minutos, rompió a llorar. Ese repentino encuentro a las puertas del bufete de abogados hace sospechar que el motivo se trata de algo urgente. Aunque ya se ha podido ver alguna imagen del jugador de balonmano secándose las lágrimas, ha sido ahora cuando Telecinco ha emitido en exclusiva el vídeo completo. Se nota que está alterado por los aspavientos que hace con las manos, la cara de circunstancia que tiene…Ambos niegan con la cabeza una y otra vez y, en sus rostros se puede apreciar una clara expresión de incredulidad.
Esto ocurre un 28 de julio, cuando Urdangarin y la infanta Cristina todavía no se han visto en todo el verano ni se ha producido el reencuentro en Bidart. Tal y como ha relatado Paloma García-Pelayo, cabe destacar que esta conversación con lágrimas incluidas se produce en el mismo instante en el que la hija de don Juan Carlos se encuentra comiendo en Mallorca junto a su familia. Y es que, se trata de la imagen más sorprendente del jugador de balonmano pues, ni cuando tuvo que ingresar en prisión, mostró un semblante tan desolador.
El viaje secreto a Abu Dabi
Tras salir a la luz las imágenes de Urdangarin y Ainhoa y desvelarse públicamente la infidelidad, la infanta Cristina hace un primer intento de refugiarse en Zarzuela para no ser fotografiada ni tener que enfrentarse públicamente a este varapalo. Allí, según los colaboradores, Cristina podría haberse encontrado con una Sofía que no acaba de entender lo que está sucediendo, por lo que su hija toma la decisión de buscar respuestas en Abu Dabi. Aunque las imágenes de la deslealtad que publica Lecturas salen a la luz un miércoles, a Palacio llegan un día antes, por lo que la infanta Cristina tiene tiempo para decidir si hacer o no ese viaje. Hundida, deprimida y pasando su año más complicado, así captan las imágenes a la infanta en el vuelo. Y es que, aunque pone rumbo a Abu Dabi completamente vestida de incógnito y con un solo guardaespaldas, las cámaras de Telecinco son capaces de seguir sus pasos.
Pero no es un viaje que se produce con la intención de poner tierra de por medio, sino que, tal y como afirma Paloma García-Pelayo, el mismo fin de semana que se hace pública la relación entre el ex duque de Palma y Ainhoa Armentia, este hace más de 1000 kilómetros hasta Ginebra para dar la cara frente a su mujer. Justo durante ese encuentro, Casa Real emite el comunicado que confirma los rumores: la pareja “interrumpe” su relación matrimonial. Un viaje en el que el todavía matrimonio podría haber hablado sobre qué hacer con su futuro.
La curiosa visita de Urdangarin a su hija
Pero el viaje de Iñaki a Ginebra tiene un doble sentido. Además de dar la cara frente a su mujer y discutir su divorcio, el jugador de balonmano viaja para reencontrarse con su hija Irene, que parece ser la que peor estaría llevando esta infidelidad y la única que vive con su madre y estaría viéndola sufrir en primera persona. En las imágenes que el espacio ha mostrado en exclusiva, se puede ver cómo padre e hija disfrutan de un paseo y un helado, en un intento de acercar posturas y alejarse de la polémica.
El reencuentro en Bidart
Después de todo, y cuando nadie lo esperaba, Iñaki y Cristina se reencuentran en Bidart, frente al mar que tantos recuerdos guarda de ellos, el sitio que ha sido testigo de sus mejores vacaciones familiares. Allí, el todavía matrimonio protagoniza un encuentro tenso, marcado por el año más complicado de su vida. El primero en llegar es él y, dos días después, la infanta aparece con semblante serio. La distancia física que ambos mantienen habla por sí sola. En todo momento evitan el contacto visual, apenas intercambian palabras y su expresión corporal evidencia la tensión que entre ellos aún existe. No obstante, todo cambia cuando aparecen sus hijos. En ese momento, la pareja se muestra más comunicativa, incluso llegan a esbozar alguna que otra sonrisa. Se muestran como una familia que comparte sus vacaciones de verano como si nada hubiera pasado. Dos días después, Urdangarin se marcha. La gran incógnita es por qué la Infanta habría vuelto a acercarse a su todavía marido después de todo. El silencio reina y el único en pronunciarse es Pablo: “Hemos estado contentos. Todo bien, están bien”.
Después de dar algunas claves de lo que han sido los últimos meses en el matrimonio de la infanta, y de dar respuestas a algunos de los interrogantes que todo el mundo se ha hecho, sigue habiendo mucho por descubrir. Y, sobre todo, habrá que esperar a septiembre para saber si se va a llevar a cabo el divorcio de forma oficial y cuáles son los puntos más importantes de esta separación, que ha dejado a la hija de don Juan Carlos «rota de amor».
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