Quién fue y en qué consiste su método de educación

Muchos niños de diversas generaciones se han formado con el método de educación Montessori. Esto es gracias a su creadora, María Montessori, que nace en Chiaravalle (Italia). Graduada como doctora, además de haber estudiado otras ramas de ciencias, empezó a trabajar con niños con algún tipo de trastorno mental.

Luego dirigió en Roma la Scuola Magistrale Ortofrenica. Allí consiguió que niños con deficiencias mentales tuvieran una nota por encima de la media en los exámenes oficiales de lectura y escritura.

Su método educacional se basa en que los niños deben observar para aprender y les dota de ejercicios para desarrollar su intelecto pero ninguna como algo impuesto.

Aunque su método es revolucionario, ha sido puesto en duda muchas veces. Pero consigue un importante éxito en todo el mundo, y su sistema ya está implantado en más de 8.000 escuelas privadas y públicas. Su trabajo pedagógico fue galardonado con la Legión de Honor de Francia, así como con la condecoración honoris causa de la Universidad de Ámsterdam.

María Montessori muere en 1952, con 82 años, y en su tumba se puede leer “Ruego a los queridos niños que todo lo pueden, se unan a mí para la construcción de la paz entre los hombres y en el mundo”.

En qué se basa el método Montessori

Ya hemos visto algunas de sus bases. Con el Método Montessori, según la Asociación Montessori Española, los niños se desarrollan en un ambiente preparado, basado en unos principios naturales muy claros (autonomía; independencia; iniciativa; capacidad de elegir; desarrollo de la voluntad; y autodisciplina).

María Montessori dotaba a cada niño de la oportunidad de poder desarrollar sus propias capacidades, por sí misma y con los otros. La Asociación establece cuáles son los objetivos del método:

Alcanzar y dominar las competencias metodológicas, integrar las diferentes áreas del conocimiento (competencias metodológicas), atender a la diversidad (competencias metodológicas), favorecer la interacción y el desarrollo social (competencias comunicativas), implicar a los alumnos en su propio proceso de aprendizaje y de crecimiento (competencias personales), ofrecer a los educandos una educación más real y de aplicación para la vida (competencias personales), y favorecer el autoconocimiento personal y desarrollar la inteligencia emocional (competencias personales).


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