El Departamento de Estado de EE UU aprueba vender armamento por 1.100 millones de dólares a Taiwán

El Departamento de Estado de EE UU aprueba vender armamento por 1.100 millones de dólares a Taiwán

El Departamento de Estado de EE UU ha dado el visto bueno formal a la venta de armamento por valor de 1.100 millones de dólares a Taiwán, en un gesto que amenaza con agitar aún más las tensiones entre Washington y Pekín en torno a la isla que China considera parte inalienable de su territorio.

Unas tensiones que no dejan de ir al alza. Tras la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense Nancy Pelosi a Taipéi el mes pasado, que Pekín percibió como una sonora bofetada a sus intereses y a la que replicó con unas maniobras sin precedentes con fuego real en las cercanías de la isla, este mismo miércoles Taiwán anunciaba el derribo de un dron no identificado tras haber detectado una serie de incursiones sospechosas de estos aparatos en su espacio aéreo.

Los equipos militares que Estados Unidos prevé entregar a la isla bajo gobierno democrático incluyen un sistema de radar para la detección temprana de posibles lanzamientos de misiles, valorado en 665 millones de dólares.

El material bélico también incluye misiles aire-aire Sidewinder por un total de 85,6 millones de dólares, y 60 cohetes antibuque Harpoon, capaces de rastrear y hundir barcos en caso de que China lanzara un asalto marítimo contra Taiwán, por valor de 355 millones de dólares. “De acuerdo con la Ley de Relaciones con Taiwán, Estados Unidos pone a disposición de Taiwán material y servicios de Defensa necesarios para permitirle mantener una capacidad suficiente de autodefensa”, ha indicado un portavoz del Departamento de Estado, que describió la venta como un “asunto de rutina”.

La Ley de Relaciones con Taiwán, suscrita en 1979, obliga a Washington a la venta de armamento a Taiwán para la autodefensa de la isla en caso de un ataque desde China. La norma se aprobó en el mismo año en el que Pekín y Washington completaron la formalización de sus relaciones diplomáticas tras la posguerra y Estados Unidos dejó de mantener lazos formales con Taipéi, el gobierno que hasta entonces había considerado como el legítimo representante de China desde que las tropas nacionalistas, derrotadas por el ejército comunista en la guerra civil del gigante asiático, se refugiaran en Taiwán en 1949.

China y Estados Unidos basan su política hacia Taiwán en lo que ambos denominan “Una Sola China” pero que cada uno interpreta de manera diferente. Para Pekín, el “principio” de “Una Sola China” significa que solo existe una única China, liderada por el Gobierno comunista, y Taiwán forma parte inalienable de ese territorio. Para Estados Unidos, que describe su posición sobre “Una Sola China” como una “política”, Pekín es el gobierno legítimo de China y el estatus de Taiwán no está definido.

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El gigante asiático nunca ha renunciado al uso de la fuerza para conseguir la unificación. Desde la reelección en 2020 de la presidenta taiwanesa, Tsai Ing Wen, partidaria de mantener distancias con Pekín, China ha aumentado su presión sobre la isla, con frecuentes sobrevuelos de sus aviones militares sobre la zona de defensa aérea taiwanesa.

Tradicionalmente, Washington nunca ha querido precisar si intervendría militarmente en caso de una invasión china a Taiwán, en una postura que define como “ambigüedad estratégica”. La lógica de esta posición, según las sucesivas administraciones estadounidenses, es que al no garantizar el apoyo de su Ejército, evita dar alas a la idea de una posible declaración de independencia por parte de la isla. Y al no rechazar la posibilidad de intervenir, disuade a Pekín de la tentación de asaltar Taiwán, un territorio de gran valor estratégico —cierra la cadena de islas que impiden el acceso directo de China al Pacífico— y económico, como principal proveedor mundial de los semiconductores más avanzados.

“Estados Unidos seguirá apoyando una resolución pacífica de las diferencias a través del Estrecho, de conformidad con los deseos y los mejores intereses del pueblo de Taiwán”, indicó este viernes el portavoz del Departamento de Estado, al confirmar la aprobación de la venta.

Pekín ha instado a Washington a “revocar inmediatamente” la venta aprobada este viernes, pues “envía señales equivocadas a las fuerzas separatistas de la ‘independencia de Taiwán y perjudica gravemente las relaciones entre Estados Unidos y China, y la estabilidad a lo largo del estrecho de Taiwán”, según declaraciones del portavoz de la embajada china en la capital estadounidense, Liu Pengyu, recogidas por AFP. “China decididamente tomará las legítimas y necesarias contramedidas a la luz del desarrollo de la situación”, añadió, sin precisar cuáles podrían ser esas acciones.

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