Pedro Sánchez refuerza casi en cada discurso dentro y fuera de España el giro progresista que inició en el debate del estado de la nación en julio, cuando anunció impuestos a las grandes energéticas y la banca. En Nueva York, poco después de confirmar a los periodistas que le acompañan en el viaje que está estudiando seriamente un impuesto a las grandes fortunas, otro hito en ese giro, Sánchez ha protagonizado un discurso de claro contenido de izquierda en el que se ha reivindicado a sí mismo y a Gabriel Boric, que lo acompañaba, como herederos políticos de Salvador Allende, uno de los mitos de la izquierda mundial, que murió durante el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 que acabó con un presidente elegido democráticamente para instaurar una sangrienta dictadura militar.
El acto era para conmemorar los 50 años de un discurso histórico, el de Allende en la ONU en 1972. Sánchez cree que muchos de los planteamientos del chileno siguen vigentes hoy. Y él se siente un heredero más de esa batalla. “Hoy, como líderes progresistas debemos encabezar la marcha hacia el futuro sobre la base de los principios de igualdad, libertad y justicia social”, ha planteado el presidente.
Sánchez ha establecido muchos paralelismos con la situación de 1973 y con las posiciones que defienden él y Boric. “Se da la circunstancia, tal vez el paralelismo, de que el actual contexto de transformación en tantos terrenos —la revolución tecnológica, la transición energética, la digitalización— coincide con una ofensiva de movimientos reaccionarios a escala mundial que viven de alimentar el miedo y la incertidumbre entre nuestras sociedades”, ha explicado el presidente.
“Decía Allende en su discurso: el nuestro es un combate permanente por la instauración de las libertades sociales, de la democracia económica, mediante el pleno ejercicio de las libertades políticas. Hoy, nuestra meta colectiva parte del mismo ideal: proteger el derecho de los débiles contra el abuso de los fuertes. Repartir las cargas y asegurar que quienes más tienen y se beneficien de esta coyuntura se comprometan y contribuyan en la medida en que les corresponde”, ha sentenciado Sánchez, marcando en todo momento ese paralelismo con un gran referente de la izquierda.
El giro del discurso del presidente español es cada vez más evidente, mucho más si se tiene en cuenta que hace sólo unos meses el PSOE descartaba un impuesto a la banca y ahora lo implanta o rechazaba un impuesto a las grandes fortunas y ahora lo estudia.
Sánchez remata una y otra vez la idea de la lucha entre los poderes económicos y los progresistas. “Nada es más corrosivo para la democracia que la sospecha de que la ciudadanía elige cada cuatro años a quien gobierna, pero no a quien realmente manda; a quien, en la sombra, controla los resortes del poder. Señalar esta amenaza no nos convierte en peligrosos radicales; nos refuerza, de hecho, en nuestras convicciones democráticas. No es la izquierda la que pierde con la desafección cuando se constata que determinados poderes están por encima del bien y del mal: es la democracia en su conjunto la que se empobrece. Ojalá la derecha llegue a entenderlo algún día”, ha dicho en el acto.
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El presidente ha insistido en esa idea de que la lucha actual es muy parecida a la de Allende. “Los conflictos entre las macroestructuras económicas y los estados y los pueblos siguen siendo, como hace medio siglo, un factor de distorsión evidente. Lo aprendimos durante la pandemia y lo sufrimos ahora con la crisis energética. Organizaciones globales ajenas a todo control, siguen condicionando debates y marcando el devenir de mercados que funcionan de forma ineficiente. También aquí la agenda progresista debe mostrar determinación, en un tiempo en que, como ha quedado demostrado, la gente vuelve la mirada hacia el estado para contener la incertidumbre”, ha rematado Sánchez.
El presidente español ha tenido en este homenaje a Allende un nuevo hito en el giro de su discurso, cada vez más concentrada en mensajes netamente progresistas alejados de la búsqueda del consenso con los grandes poderes económicos que dominó la primera parte de la legislatura, cuando el presidente abría el curso político con todos los grandes líderes del Ibex 35 sentados en primera fila.
Sánchez no deja de cuidar a los grandes empresarios que quieren invertir, y de hecho este jueves se verá en Nueva York con los grandes fondos de inversión con intereses en España, pero en sus discursos públicos se concentra en mensajes que colocan a la derecha con los poderes económicos y al Gobierno de coalición progresista con la clase media trabajadora
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