Durante la campaña, la Sra. Truss se inspiró en otra primera ministra, Margaret Thatcher, quien también anunció una serie de medidas de libre mercado después de asumir el cargo y soportó un par de años turbulentos. Sin embargo, a diferencia de Truss, a Thatcher le preocupaba frenar la inflación y apuntalar las finanzas públicas; incluso aumentó algunos impuestos durante una recesión en 1981 antes de reducirlos en años posteriores.
Pero Thatcher llegó después de una victoria electoral sobre un gobierno laborista exhausto, lo que le dio más tiempo para capear la recesión y para que sus medidas de desregulación surtieran efecto. También obtuvo un impulso después de que Gran Bretaña derrotó a Argentina en la Guerra de las Malvinas en 1982, lo que desató una oleada de patriotismo.
“Thatcher pensaba en 1979 que solo necesitaba darles a los votantes algo que les gustara para 1982”, dijo Charles Moore, ex editor de The Daily Telegraph que escribió una biografía en tres volúmenes del ex primer ministro. “Liz Truss no tiene esta cantidad de tiempo”.
La mejor analogía con Truss, dijo, es Ronald Reagan, con su énfasis en los recortes de impuestos y otras políticas del lado de la oferta, así como su relativa falta de preocupación por su efecto en los déficits públicos. Al igual que Thatcher, Reagan superó una recesión antes de que Estados Unidos volviera a crecer en 1983. Y como ella, tenía un colchón antes de tener que enfrentarse a los votantes.
La Sra. Truss, por el contrario, asumió el cargo después de 12 años de gobiernos liderados por los conservadores y tres años después del mandato del Sr. Johnson. Tendrá que convocar elecciones a principios de 2025, a más tardar. El Partido Laborista, que había estado dividido por el Brexit y las disputas internas, se ha visto impulsado por el comienzo caótico del nuevo gobierno, en particular el plan de Kwarteng de reducir la tasa impositiva máxima, lo que ha permitido que los laboristas establezcan un claro contraste en cuestiones de equidad económica.
Hablando en la conferencia anual del partido en Liverpool el martes, el líder laborista, Keir Starmer, declaró que los conservadores “dicen que no creen en la redistribución. Pero lo hacen, desde los pobres hasta los ricos”.
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