Tras una década de roces durante la era de Benjamín Netanyahu, la Unión Europea ha dado este lunes un paso para revitalizar sus relaciones con Israel, con la primera reunión del Consejo UE-Israel desde 2012. La reanudación, que ha suscitado las críticas de organizaciones de derechos humanos, ha estado sin embargo deslucida por la ausencia del primer ministro israelí, Yair Lapid, que ha participado por videoconferencia en la cita con el alto representante para Política Exterior de la UE, Josep Borrell. En su intervención, Lapid ha asegurado que la revitalización del foro “corrige un error histórico” y ha justificado su ausencia por la cercanía de las elecciones en su país y la “compleja situación de seguridad” en la zona.
La UE e Israel mantienen una fluida relación y firmaron el pasado junio un acuerdo de suministro de gas, pero mantienen diferencias en torno a la ocupación israelí de los territorios palestinos y la ayuda de la Unión a la Autoridad Palestina. También por el rechazo de Israel al acuerdo internacional para evitar la nuclearización de Irán, que Bruselas apoya. Lapid ha admitido este último desacuerdo, aunque ha insistido en que ambas partes sí coinciden en que “debe hacerse todo para impedir que Irán se convierta en un Estado nuclear”. Israel, con un arsenal atómico no reconocido, ha sugerido en los últimos meses ―cuando la firma del pacto con Teherán parecía cercana, antes del estallido de las protestas en el país― que no se sentiría vinculado al mismo y se reservaba el derecho a bombardear Irán si intentase desarrollar armamento nuclear.
El primer ministro israelí ha mencionado que la UE e Israel comparten “valores liberales y democráticos”, pero ha dado un enfoque meramente económico a la revitalización del Consejo, al asegurar que “permitirá impulsar los lazos económicos entre Israel y la UE y reforzar la lucha contra el coste de la vida, tanto en Israel como en Europa”. La UE es el principal socio comercial de Israel y tienen un acuerdo de libre comercio. El foro, de hecho, dejó de reunirse por el rechazo a aceptar la demanda comunitaria de diferenciar en el etiquetado qué productos proceden del territorio reconocido de Israel y cuáles de los asentamientos judíos en territorio ocupado, que no obtienen los beneficios arancelarios del acuerdo de libre comercio. Unos y otros son etiquetados como “Made in Israel”.
Este foro anual reúne a los ministros de Exteriores, cartera que también ostenta Lapid. En su comunicado, la UE manifiesta su deseo de retomar otros foros de diálogo “esenciales”, más vinculados a la política y los derechos humanos; su “fuerte oposición” a la expansión de los asentamientos judíos y su compromiso con la creación de un Estado palestino.
Solución de dos Estados
Hace 11 días, Lapid abogó en su discurso en la Asamblea General de la ONU por la solución de dos Estados para resolver el conflicto de Oriente Próximo. “Un acuerdo con los palestinos, basado en dos Estados para dos pueblos, es lo correcto para garantizar la seguridad de Israel, para la economía de Israel y para el futuro de nuestros hijos”, dijo, en una posición más a tono con la de la UE y la de Bruselas. Este lunes ha recordado esta mención antes de añadir: “Pero los palestinos tienen que poner fin al terrorismo y la incitación [a la violencia]”.
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El tema figura en el documento de “puntos principales” que Israel ha trasladado a la UE y en el que pide a la Unión “que deje claro, a través de palabras y actos, que no tolerará políticas palestinas y acciones que inciten al odio y al terrorismo, que busquen deslegitimar a Israel como hogar nacional del pueblo judío o que minen la perspectiva de una coexistencia genuina y comprensión mutua y respeto” entre israelíes y palestinos. También “espera de la UE que rechace firmemente el movimiento BDS [que promueve el boicot a Israel] y se oponga a cualquier boicot o llamamiento al boicot contra el Estado de Israel” y, más en concreto, que “rechace el censurable intento de referirse a Israel o a sus políticas como asociadas al apartheid”.
El discurso de Lapid en la ONU acabó de impulsar la reunión de este lunes, pero también le abrió un nuevo frente en casa, donde la oposición derechista se le echó encima. Su líder, Netanyahu, lo tildó de “muestra total de debilidad”, pese a que, cuando era primer ministro, también habló de los dos Estados en la Asamblea General en 2016, aunque no diese pasos en ese sentido. La referencia a la creación de un Estado palestino ha sido interpretada en Israel en clave electoral. Las encuestas apuntan a un empate técnico entre los bloques pro y anti-Netanyahu en los comicios del 1 de noviembre, los quintos en tres años y medio.
Antes de la cita con el equipo israelí, en la que participó en Bruselas el ministro de Inteligencia de ese país, Elazar Stern, Borrell reconoció que el informe de la ONU sobre la situación en los territorios ocupados es “preocupante”, con un elevado número de palestinos muertos en lo que va de año. “Queremos que se retome la negociación para la solución de dos Estados y en favor de la paz. Que el primer ministro [Lapid] se haya expresado tan claramente a favor [de ello] es muy importante, y tenemos que explorar cómo podemos poner esto en práctica”, ha subrayado Borrell este lunes.
La reunión de este lunes del Consejo UE-Israel, centrada en cuestiones bilaterales, las implicaciones de la guerra de Rusia contra Ucrania, la crisis energética y alimentaria, según la oficina del jefe de la diplomacia europea, ha generado también críticas de una cincuentena de eurodiputados, que han reclamado a la Comisión Europea que no “recompense a un Gobierno que continúa con su política de anexión y persecución, en abierto desafío al derecho internacional y a cientos de resoluciones de la UE”.
El pasado lunes, 37 organizaciones de la sociedad civil palestinas y 23 europeas enviaron una carta a Borrell y a los ministros de Exteriores de los Estados miembros para tratar de impedir la reanudación del Consejo de Asociación, al considerar que “normalizará aún más las prácticas autoritarias y opresivas, en lugar de los valores democráticos y los derechos humanos que promueve la UE”.
Dos días más tarde, las ONG de derechos humanos Amnistía Internacional, Human Rights Watch (HRW) y la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) abundaron en esta idea en una rueda de prensa simbólicamente convocada en la sede en Ramala de Al Haq, una de las seis ONG que Israel ilegalizó en 2021, bajo la acusación de lazos con el terrorismo, y cuya sede allanó el pasado agosto. Nueve países comunitarios, entre ellos España, mostraron entonces su “profunda preocupación” por la redada y reiteraron que Israel no les ha proporcionado “información sustancial” que justifique un cambio de postura hacia las ONG proscritas.
Por ello, en la rueda de prensa en Ramala, las tres ONG internacionales criticaron que la UE retome el foro de diálogo con Israel precisamente en este contexto. “Si la situación es hoy peor que hace 10 años, ¿por qué se descongela el acuerdo? No hemos oído una sola buena razón”, lamentó Alexis Deswaef, vicepresidente de la FIDH.
Nathalie Godard, directora de campañas de Amnistía Internacional Francia, subrayó que la UE debería emplear el foro de diálogo como “palanca para retomar el tema de los derechos humanos”, en vez de “contribuir a reforzar el sistema de apartheid”, mientras que Sari Bashi, directora de programas de HRW, advirtió a los representantes comunitarios de que estarán “estrechando la mano a representantes de un Gobierno que está cometiendo los crímenes contra la humanidad de apartheid y persecución, y que trata de silenciar a los palestinos defensores de los derechos humanos que alzan la voz contra esos crímenes”.
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