Conor Burns, ya ex secretario de Estado de Comercio del Reino Unido, durante una rueda de prensa el pasado 8 de julio en Guernsey.Andrew Matthews – PA Images (PA Images via Getty Images)
Liz Truss no puede permitirse una tormenta más en su accidentado mandato como primera ministra. Ha decidido actuar de modo tajante al conocer las acusaciones contra su secretario de Estado de Comercio, Conor Burns. Ha sido expulsado del Gobierno y del grupo parlamentario conservador, hasta que concluya la investigación abierta contra él en el partido por “conducta inapropiada”.
Según el diario tabloide The Sun, Burns fue denunciado por un tercero cuando se propasaba con un hombre joven, durante el congreso del Partido Conservador celebrado esta semana en Birmingham. “Una vez conocida la queja por conducta grave, la primera ministra ha pedido al diputado Conor Burns que abandone el Gobierno de manera inmediata. La primera ministra ha actuado de modo directo en cuanto ha conocido las acusaciones, para que quede claro que todos los miembros del Ejecutivo deben mantener los niveles más elevados de conducta, como espera de ellos la ciudadanía”, ha asegurado Downing Street en un comunicado.
Sobre este presunto nuevo escándalo sobrevuela la sombra del caso Pincher, que aceleró la caída del ex primer ministro Boris Johnson. Chris Pincher fue acusado de intentar manosear los genitales de dos hombres jóvenes durante una noche de borrachera en uno de los clubes “solo para caballeros” que tanto gustan de frecuentar algunos miembros del Partido Conservador. No era el primer episodio de ese estilo, y Johnson conocía las andanzas de su colaborador cuando decidió promocionarle a un puesto de responsabilidad en el grupo parlamentario.
Su sucesora, Truss, ha querido aprovechar el incidente de Burns para marcar distancia con la tolerancia demostrada por Johnson ante casos así, en los que pretendía disipar la gravedad del asunto con una broma ―”pincher by name, pincher by nature”; pellizcón de nombre [esa podría ser una traducción de pincher], pelllizcón por naturaleza”, llegó a bromear el entonces primer ministro de los episodios sobre el diputado que ya habían llegado a sus oídos.
Burns ya tuvo que dimitir como miembro del Gobierno en 2020, durante la era Johnson, cuando el Comité de Ética parlamentaria le acusó de haber realizado amenazas veladas a una tercera persona, en claro abuso de su cargo, para favorecer a su padre en una disputa legal sobre un préstamo. El todavía diputado ha asegurado al diario The Sun que colaborará en la investigación para “aclarar su buen nombre”.
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