La tormenta política que ha desatado el alto representante para Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, al comparar a Europa con un “jardín” frente a la mayoría del resto del mundo, que calificó de “jungla” ante estudiantes diplomáticos la semana pasada, no ha amainado con las matizaciones realizadas por el político español, que ha negado fehacientemente las acusaciones de haber usado un lenguaje colonialista propio de un discurso neoconservador. Sus palabras, rechazadas también por politólogos y políticos de diverso signo, están sirviendo de excusa a países como Rusia o Irán, que acaba de recibir una nueva tanda de sanciones por la represión de las protestas, para atacar la política exterior europea y a su máximo representante.
“La metáfora del jardín/jungla surge de una mentalidad colonial totalmente inaceptable que le da a Occidente el derecho de invadir y ocupar” otras regiones, denunció este martes en las redes sociales el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán, Nasser Kanaani.
“Esa era hace tiempo que acabó. La multipolaridad está a las puertas. La UE tiene que aceptar la realidad o seguirá declinando y desapareciendo”, agregó menos de 24 horas después de que los ministros de Exteriores de la UE adoptaran, como anunció el propio Borrell, un nuevo paquete de sanciones contra Irán por la represión violenta de las manifestaciones tras la muerte de la joven Mahsa Amini, que falleció tras haber sido detenida en Teherán por no llevar colocado bien el velo.
Por su parte, el Ministerio de Exteriores de Emiratos Árabes Unidos convocó el lunes al jefe de la misión diplomática de la UE para pedir explicaciones por las palabras “inapropiadas y discriminatorias” de Borrell que, según el Gobierno emiratí, “contribuyen a empeorar el clima de intolerancia y discriminación en todo el mundo”, informó la agencia de noticias WAM.
Las polémicas palabras de Borrell se produjeron durante el discurso con el que el jueves inauguró el programa piloto de la nueva Academia diplomática Europea en el Colegio de Europa en Brujas.
“Sí, Europa es un jardín. Todo funciona. Es la mejor combinación de libertad política, prosperidad económica y cohesión social que la humanidad ha logrado construir, las tres cosas juntas […] La mayor parte del resto del mundo es una jungla, y la jungla podría invadir el jardín”, dijo Borrell a los estudiantes. “Los jardineros deberían cuidarlo, pero no podrán cuidar el jardín construyendo muros […] los jardineros tendrán que ir a la jungla. Los europeos tendrán que interactuar mucho más con el resto del mundo. De lo contrario, el resto del mundo nos invadirá de diferentes maneras”, advirtió, tras lo cual subrayó: “Mi principal mensaje es que debemos interactuar mucho más con el resto del mundo”.
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Su discurso no tardó en provocar una oleada de críticas. Muchas son interesadas, como las iraníes o las de la portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Maria Zájarova: “Borrell no podía decirlo mejor: el sistema más próspero creado en Europa se nutrió de sus raíces en las colonias, a las que oprimía sin piedad. Fue esta lógica de segregación y la filosofía de la superioridad la que formó la base del fascismo y el nazismo”, comentó la portavoz del Gobierno ruso en Telegram.
Pero el problema para el alto diplomático europeo es que no solo los interesados en un eventual lapsus de un representante de las instituciones europeas han criticado sus palabras. Representantes del mundo académico como Luiza Bialasiewicz, profesora de gobernanza europea en la Universidad de Ámsterdam, han denunciado su discurso como una “copia directa de la peor geopolítica neoconservadora de comienzos de los años 2000″. Por su parte, el embajador canadiense ante Naciones Unidas, Bob Rae, comentó durante el fin de semana: “Qué analogía tan terrible”.
Para Mohamad Forough, investigador del Instituto Alemán para Estudios Globales (GIGA), el problema es que no se trata solo de unas palabras desafortunadas. “Disuade a países en el sur global [‘la jungla’] de apoyarnos en Europa contra agresores brutales como Putin y la guerra que ha lanzado contra los ucranios inocentes”, advirtió el analista en una serie de tuits. “Este tipo de comentarios son parte de las razones por las que muchos países en desarrollo no se alinean con la UE y Estados Unidos en las condenas de la agresión rusa contra Europa. Comentarios aparentemente inocuos como este hacen renacer memorias traumáticas de injusticia global, racismo y colonialismo en la ‘jungla’ por parte del ‘jardín”, alertó.
Desde Luxemburgo, Borrell negó el lunes las acusaciones. “Lo rechazo de plano. Faltaría más que, a mi avanzada edad, me convirtiera en el defensor de las tesis de los neoconservadores. Hasta ahí podríamos llegar”, dijo el socialista español, de 75 años. No obstante, reconoció que “probablemente” no supo expresar “bien” su mensaje, que buscaba ser un “mensaje de solidaridad” y “contra [la idea de] la fortaleza europea, tratar que los estudiantes se comprometan con el mundo […] e intentar transmitir lo que significa un modelo político basado en la libertad que está hoy en competición con otros modelos políticos y que se enfrenta a riesgos y amenazas”.
En vista de que los ánimos seguían sin calmarse, la noche del martes publicó un texto en la web del servicio exterior de la UE “sobre metáforas y geopolítica” en el que admite que “algunos han malinterpretado” sus palabras como “eurocentrismo colonial” y dice lamentar si ha “ofendido” a alguien. “Creo, y he dicho […] que a menudo somos demasiado eurocéntricos y que tenemos que ser humildes y conocer mejor el resto del mundo, incluyendo el sur global. Siempre me he manifestado en contra de una visión de ‘Europa fortificada’ y he trabajado para promover las relaciones con otras partes del mundo”, escribió Borrell, que insiste en que toda su vida se ha “opuesto totalmente a cualquier forma de desprecio o racismo”.
Pese a la oleada de críticas, la portavoz de la Comisión Europea Dana Spinant aseguró el lunes que la presidenta del Ejecutivo europeo, Ursula von der Leyen, mantiene “por supuesto” su confianza en Borrell.
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