La victoria de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil entreabre para Europa una puerta que, durante el mandato de Jair Bolsonaro, se cerró con un portazo. Aunque por sí solo no sea una garantía absoluta de una nueva era de relaciones bilaterales, el resultado de la segunda vuelta electoral brasileña ha sido recibido en Bruselas y las demás capitales europeas con un profundo alivio y hasta con entusiasmo, sobre todo en lo que se refiere al estancado acuerdo entre la UE y Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), un pacto comercial clave alcanzado en 2019, pero pendiente de ratificación, que se espera que con Lula pueda avanzar de una vez. Los calurosos parabens (felicitaciones) enviados rápidamente a Lula tanto por los principales responsables europeos como por muchos Gobiernos de los Veintisiete son reveladores del giro operado en un bloque en el que la guerra de Ucrania ha cambiado los parámetros: desde la ofensiva rusa, la UE ha intensificado la búsqueda de nuevos socios políticos y comerciales “afines”, como dijo la propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a mediados de septiembre en Estrasburgo.
En Praga, donde los ministros europeos de Comercio celebraban este lunes una reunión, se respiraba optimismo tras años de parálisis. “Tras las elecciones en Brasil, el cambio que seguramente ocurrirá puede ayudar a avanzar en las negociaciones con Mercosur”, declaró Jozef Síkela, ministro de Industria y Comercio de República Checa, país que ejerce la presidencia de turno del bloque comunitario. “La UE está preparada para hablar con el nuevo Gobierno [de Brasil] y discutir el camino adelante”, corroboró el comisario de Comercio, Valdis Dombrovskis. “Seguimos comprometidos con el acuerdo”, aseveró en nombre de la Comisión.
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Las señales desde Brasil en este sentido son más que alentadoras, sobre todo las afirmaciones de Lula de que está dispuesto a seguir adelante con el tratado de Mercosur. “La mejora de los términos del acuerdo nos permitirá incrementar nuestros intercambios comerciales, profundizar nuestros lazos de confianza y reforzar la defensa de nuestros valores comunes”, escribió días antes de la jornada electoral del domingo en el diario francés Le Monde, en el que también renovó su compromiso con la protección de la Amazonia, el gran obstáculo para las relaciones tanto diplomáticas como comerciales con Europa durante la era de Jair Bolsonaro.
Para acelerar los pasos, Bruselas trabaja ya en un “instrumento adicional” del acuerdo que permita “dar más claridad y detalles sobre los compromisos ya negociados por ambas partes como parte del acuerdo” en materia de desforestación de la Amazonia, explica la portavoz de la Comisión para temas de Comercio, Miriam García Ferrer.
La presidencia española de la UE en el segundo semestre de 2023, para la que Madrid ya ha adelantado que buscará impulsar los lazos trasatlánticos desatendidos por Europa durante años, debería afianzar esa ventana de oportunidad que representa el cambio de gobernante en el gigante sudamericano, un país clave por su poderío comercial, pero también por su importancia medioambiental y geopolítica tanto a nivel regional como internacional, gracias a sus históricas buenas relaciones con otras potencias como China.
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“Felicidades, Lula, en tu elección como presidente de Brasil. Estoy deseando trabajar contigo para abordar los apremiantes desafíos globales, desde la seguridad alimentaria al comercio y el cambio climático”, tuiteó la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen el lunes. De igual modo, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, manifestó su voluntad de “trabajar con toda la región” latinoamericana y su esperanza de felicitar “pronto, en persona”, a Lula da Silva. “Los brasileños han elegido el cambio. La UE está comprometida a cooperar en los desafíos globales: paz y estabilidad, prosperidad, cambio climático”, aseveró. “Parabens, Lula. Para la UE, Brasil es un aliado y socio importante, con un elevado potencial”, coincidió la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola.
“Estamos comprometidos a profundizar y ampliar nuestra relación con Brasil en todas las áreas de interés mutuo, incluido el comercio, medio ambiente, cambio climático y la agenda digital, en beneficio de nuestros ciudadanos”, había adelantado ya en la noche del domingo Josep Borrell. El alto representante para Política Exterior de la UE acaba de participar en Buenos Aires en la primera reunión conjunta desde 2018 entre los ministros de Exteriores de los países de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y de la UE, donde se acordó dar un gran impulso a las relaciones regionales. Desde Bruselas se siguen con mucho interés las declaraciones de Lula respecto a que la Celac será una de sus prioridades, lo que facilitaría, señalan fuentes comunitarias, este acercamiento y la celebración de una cumbre específica con Brasil.
La victoria de Lula no supone automáticamente un giro radical en las relaciones con Europa. Pero lo que está claro es que un segundo mandato de Bolsonaro habría enterrado, definitivamente, unos lazos profundamente erosionados durante los últimos cuatro años de Gobierno populista y de tintes trumpistas de Bolsonaro, que provocó profundos choques bilaterales.
El más sonado fue con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, que adquirió un carácter personal cuando Bolsonaro se burló del físico de la primera dama francesa, Brigitte Macron. Sucedió en el verano de 2019, cuando Francia ostentaba la presidencia del G-7 y los incendios devastaban, una vez más, la Amazonia. Macron, que también tenía sus propios intereses nacionales para dar ese paso, venía de amenazar con bloquear el acuerdo de la UE con Mercosur por lo que calificó de “mentiras” del presidente brasileño en materia de compromisos medioambientales, lo que provocó los insultos de este.
No es de extrañar, por tanto, que Macron se haya convertido ahora en uno de los primeros jefes de Estado europeos en saludar la victoria del archirrival de Bolsonaro. “Tu victoria, querido Lula, abre una nueva página de la historia de Brasil”, celebró el presidente galo. “Juntos, uniremos fuerzas para afrontar los numerosos desafíos comunes y renovar el vínculo de amistad entre nuestros países”, confió el jefe de Estado, haciéndose eco del deseo de muchos de sus colegas europeos.
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