Pedro “N”, tras ser detenido por la policía de Ciudad de México.FGJ
Un tercer hombre relacionado con la muerte de Lidia Gabriela Gómez, en Ciudad de México, ha sido detenido este martes. La Fiscalía de Ciudad de México ha anunciado la captura de Pedro ‘N’, sobrino de los dos anteriores arrestados, Federico ‘N’ y Fernando ‘N’, que siguen en prisión, vinculados a un proceso judicial por narcomenudeo. Las autoridades todavía no han aclarado la vinculación exacta de los tres individuos en el deceso de la joven, que se lanzó de un taxi en marcha el pasado 1 de noviembre por el miedo de estar siendo secuestrada.
Toda la investigación de la muerte de Lidia Gabriela Gómez gira en torno a un vehículo. Un Nissan Versa blanco y rosa, los colores que utilizan los taxis en la capital, con los rines negros y placa A2303C. El coche es el único elemento que todo el tiempo ha estado controlado por los agentes. Se ha podido reconstruir el trayecto que el taxi hizo antes, durante y después de la muerte de la joven, de 23 años.
El lunes 1 de noviembre se observa al Nissan Versa recorriendo las calles de Iztapalapa, al sur de la capital, antes de recoger a Lidia Gabriela. A las 17.00, ella se monta en la colonia Las Peñas. Debía hacer un recorrido de apenas 15 minutos hasta la parada de metro Constitución de 1917. Era un trayecto habitual que la joven hacía cuando tenía que moverse por la ciudad, ya que desde su casa no había prácticamente otra manera de llegar hasta el transporte público más que en taxi. Mientras está montada, ella avisa a su novio, Alexis Pérez, de que el conductor le quiere cobrar de más y está tomando una ruta distinta. Al llegar a la estación de Constitución, donde debía bajarse, el taxista acelera y se la lleva por el carril de alta velocidad de la calzada Ermita Iztapalapa. A la joven se la ve pidiendo auxilio a través de la ventanilla. Como el conductor no frena, ella se lanza a la carretera y muere al instante del golpe en la cabeza. Esto sucede a las 17.21.
Desde entonces, las cámaras de seguridad de la ciudad siguen controlando los movimientos del vehículo, sin que en ningún momento, se vea a su conductor. Este se estaciona finalmente sobre las 18.05 horas en la Unidad Habitacional Benito Juárez, ubicada en la calle Técnicos y Manuales esquina con calle Cinematografistas, en la colonia Lomas Estrella, todavía en Iztapalapa, a unos cinco kilómetros de donde arrojó la joven. El vehículo está a nombre de María Guadalupe y lo conducen, para dar servicio a clientes, tres hombres: Federico y Fernando, hermanos de la dueña, y Pedro Eduardo, hijo de la mujer. Toda la investigación ha girado en todo momento con relación al vehículo, también sus errores.
El sábado 5 de noviembre, el jefe de la policía de Ciudad de México, Omar García Harfuch, anuncia la detención de una persona relacionada con la muerte de Lidia Gabriela, a la que se arresta supuestamente tras una denuncia anónima ciudadana de que estaban consumiendo droga. Ese primer hombre es Federico ‘N’, de 51 años, a quien se le detiene por narcomenudeo. Dos días más tarde y tras la publicación de una información de , García Harfuch reconoce que ese individuo no es quien conducía el taxi, que a quien se busca es a su hermano, Fernando ‘N’, de 56 años.
Tras una vigilancia milimétrica del sospechoso, la secretaría de Seguridad Ciudadana confirma su detención el 10 de noviembre. Fue capturado en un cateo que los agentes hacen, también en Iztapalapa, en una unidad habitacional. Se le incauta un revólver pequeño con cuatro bala, una bolsa con marihuana y 47 bolsitas pequeñas con “un polvo blanco”. El hombre trató de huir en el momento en el que entraron los policías, pero no lo logra. También es vinculado a un proceso judicial por narcomenudeo. Ambos siguen en el reclusorio.
Cuando el caso parecía ya encauzado, la Fiscalía anuncia el arresto del tercer hombre, Pedro ‘N’, mucho más joven que los dos anteriores, porque podría ser él quien realmente conducía la unidad cuando se montó Lidia Gabriela y no sus tíos. Según información a la que ha podido acceder , el 3 de noviembre, es decir, dos días después de la muerte de la joven, Federico escribió a alguien identificado como Tata: “Pregúntale al muerto si voy a tener problemas con las autoridades, por favor, ya que mi sobrino ya dejó el taxi y yo no quiero problemas”. “Sí, ya ando en esto va”, contesta el otro hombre, que pregunta “y ese para qué, we”. Federico ahí responde con el nombre completo de su sobrino, el hoy detenido, y finaliza: “Por cualquier cosa Tata. Te aguanto el 36″.
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