El Gobierno ucranio ha iniciado la evacuación de Jersón ante la imposibilidad de garantizar los servicios mínimos en la ciudad para pasar el invierno. Una semana antes de retirarse del municipio, el 11 de noviembre, las tropas rusas sabotearon la red eléctrica y el suministro de agua, además de la red de telefonía. Las temperaturas ya bajan de los cero grados y Kiev acelera la salida de los habitantes de Jersón garantizando que podrán pasar los meses de frío en centros de acogida.
La evacuación es, por el momento, voluntaria y se centra en pedir sobre todo a familias con menores y a ancianos que salgan de Jersón. En la ciudad quedan unas 75.000 personas, el 25% de la población previa a la guerra, según informó la semana pasada el gobernador de la administración militar de la provincia, Yaroslav Yanushevich. El 75% restante abandonó el lugar durante los más de ocho meses bajo ocupación rusa, la gran mayoría, hacia las regiones occidentales de Ucrania y hacia la Unión Europea.
La viceprimera ministra ucrania, Irina Vereschuk, publicó este martes un comunicado en el que detallaba el plan de acogida para los vecinos de Jersón: “Debido a la situación de seguridad en la ciudad y los problemas de infraestructura, la ciudadanía puede trasladarse durante el invierno a regiones más seguras del país. El Gobierno ofrece la evacuación gratuita a Krivi Rih, Mikolaiv y Odesa, además de un traslado adicional a la región de Kirovohrad, a la de Khmelnitskii o a las más occidentales de Ucrania”.
En todo caso, la población no puede ser evacuada por la fuerza, entiende Olena Pavlenko, presidenta de la consultora Dixi Group, una de las empresas de análisis de referencia del sector energético en Ucrania. Pavlenko, en declaraciones , no cree que Rusia tenga capacidad de atacar con frecuencia con un centenar de misiles las infraestructuras energéticas, como hizo la semana pasada. Por eso, “las probabilidades de un apagón absoluto en todo el país son pocas”, aunque, al mismo tiempo, recuerda que las infraestructuras se encuentran ya dañadas en un 50% tras los últimos ataques. “La gente está dispuesta a sobrevivir y se prepara para escenarios todavía peores. La moral es muy alta y saben que los militares en el frente se encuentran en una situación mucho peor”, asegura la presidenta de Dixi.
“Se brindará alojamiento gratuito en albergues, ayuda humanitaria, alimentos y asistencia médica. También se ofrecerá asistencia para preparar un certificado de desplazado interno, así como la asistencia financiera del Estado y de organizaciones internacionales”, añadió Vereschuk en su mensaje para convencer a la población. En los dos días que estuvo en Jersón, muchos vecinos expresaban su deseo de quedarse en sus hogares pese a las adversidades. En las provincias occidentales de Ucrania, incluso en zonas con interrupciones en el suministro energético, se están habilitando unidades prefabricadas para acoger a nuevos grupos de refugiados.
Los rusos, a un kilómetro
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Vereschuk también ha hecho mención a la incierta situación que afronta Jersón como ciudad que se ubica en el frente de guerra. Las posiciones rusas se encuentran a tan solo un kilómetro, al otro lado del río Dniéper. Un portavoz del Alto Mando Militar para la Región Sur de Ucrania confirmó la semana pasada a este diario que, dependiendo de la evolución en el frente, los barrios más expuestos al intercambio de artillería deberían ser desalojados obligatoriamente. “El fuego de artillería ruso hace que la situación de Jersón sea más complicada que la de Kiev”, añade Pavlenko para justificar los planes de las autoridades de ofrecer a los ciudadanos una salida.
Mijailo Podoliak, asesor del presidente de Ucrania, advirtió el lunes en un mensaje en sus redes sociales que Rusia ya estaba castigando Jersón con bombas: “La Federación Rusa empezó a bombardear de forma sistemática Jersón. No hay lógica militar en ello: solo quieren vengarse de la población local. Esto es un enorme crimen de guerra en directo”. “¿Hay alguien que haya visto algún comunicado de la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas? ¿O es que las acciones de Rusia ya no interesan?”, añadió Podoliak. Sus palabras se producían pocas horas después de que el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU pidiera que fuera investigado un posible crimen de guerra cometido en Lugansk contra soldados rusos.
El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, estimó el lunes que la mitad de la red energética ucrania ha quedado destruida por la ofensiva rusa. Millones de personas tendrán que afrontar las inclemencias del invierno sin poder calentarse, lo que podría provocar una nueva ola de refugiados procedentes de Ucrania hacia la Unión Europea. Olena Zerkal, exviceministra de Exteriores, aseguró el pasado octubre en unas jornadas organizadas por el centro de estudios Atlantic Council, que la posibilidad de tener a más población abandonando por la fuerza el país era elevada: “El invierno va a ser muy duro, no estábamos preparados, no preveíamos un ataque de esta escala contra la red energética”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS, organismo dependiente de la ONU) alerta de que hay cientos de hospitales y centros de salud en todo el país que carecen de combustible, agua o electricidad. “El sistema de salud de Ucrania se enfrenta a sus días más oscuros hasta este momento”, señala en un comunicado Hans Kluge, director regional de la OMS para Europa, tras visitar el país.
Esta semana comenzó con cortes en el suministro eléctrico en las 24 regiones de Ucrania (Crimea, ocupada de forma ilegal por Rusia desde 2014, mantiene su estatus de república autónoma), anunció la compañía estatal Ukrenergo. “No tenemos capacidad para generar toda la energía necesaria para los consumidores”, ha alertado su máximo responsable, Volodímir Kudritskii, este martes. Insiste en que ninguna central térmica o hidroeléctrica del país ha salido indemne de los bombardeos, aunque, de momento, descartan que sea necesario llevar a cabo evacuaciones de civiles. Confía en que, en el corto plazo, las temperaturas den un respiro a partir de este miércoles, tras las nevadas de estos días.
El ataque contra las infraestructuras energéticas del pasado 15 de noviembre, cuando fueron golpeadas 15 instalaciones eléctricas, fue calificado como el peor de los llevados a cabo hasta ahora por Rusia, denunció el Gobierno de Kiev. Zelenski dijo que hasta 10 millones de personas se habían quedado sin luz, aunque en algunas zonas se fue recuperando. También hay problemas en algunas regiones con el agua corriente, el gas, o las comunicaciones a través del móvil e internet.
En medio de esta estrategia rusa de emplear el frío como arma de guerra, las centrales nucleares de Ucrania siguen siendo puntos estratégicos críticos. En los últimos días, tres de ellas han sido objeto de ataques: Zaporiyia, Rivne y Jemelnitski. En los tres casos, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) ha dado cuenta de los ataques, aunque en el ocurrido el pasado fin de semana en Zaporiyia, que acoge la mayor central de Europa, ahora en manos rusas, Moscú y Kiev se han acusado mutuamente de estar detrás del lanzamiento de los proyectiles.
Las autoridades de la región de Kiev han mencionado la existencia de planes de evacuación diseñados en caso de que la red no soporte el alto consumo que se prevé estas semanas en un país al que ya ha llegado la nieve. La propia vice primera ministra pidió a finales de octubre, antes incluso de que Rusia llevara a cabo sus últimos ataques, que los ucranios que permanecen en el extranjero no regresen al país hasta la primavera como forma de luchar contra la sobrecarga en el consumo de unas infraestructuras que funcionan estos días solo al 50%.
El modelo de atención anunciado por Vereshchuk para la población de Jersón es similar al ya aplicado con otras poblaciones como Mariupol, aunque en ese caso eran los propios civiles los que huían tras semanas de intensos combates hasta que esa ciudad cayó del lado de las tropas rusas. Las autoridades de Mariupol cuentan ahora con una decena de delegaciones municipales por diferentes regiones de Ucrania que se encargan de atender y ayudar a sus ciudadanos. Algo similar ocurre con la ciudad de Zaporiyia, en el sur también, donde los habitantes de distintas localidades encuentran puntos de atención e información. Esa ciudad es el principal punto de llegada de la población que logra escapar de las zonas ocupadas en tres regiones: la propia Zaporiyia, Donetsk y Jersón. Las tres regiones se encuentran parcialmente en manos rusas.
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