Corría 1554, cuando se publicaba un libro en varios sitios que iba a revolucionar la literatura europea y con el que se puede afirmar con rotundidad que nacía el hombre occidental con la novela picaresca. El libro se denominó «Vida de Lázaro de Tormes, de sus fortunas y adversidades». Al aparecer en ciudades como Alcalá de Henares, Burgos o Amberes, planteó una serie de problemas bibliográficos, pues muchos piensan que hubo una edición anterior en 1533, de la que procederían estas tres.
El libro como decíamos antes era corto, pero tenía una serie de audacias, hasta ese momento desconocidas en el mundo de la literario, habría nacido la primera novela picaresca, que es como se le llama a este género tan representativo de la literatura y también del ser español.
El Lazarillo era una actitud nueva frente al arte, siendo novedoso en cuanto a su estructura y sus formas, pero aún más en cuanto a su espíritu. Se sitúa en lo que se denomina una corriente general, que usan todos los países y donde en España llegó a alcanzar un desarrollo literario universal. En otras partes del mundo, se queda en lo humorístico el género, pero en España enseñaba una realidad.
El personaje central de la novela picaresca, el pícaro
El pícaro es la estrella de la novela picaresca, la etimología de esta palabra, apareció como voz por primera vez en el siglo XVI. Su interpretación más antigua la relaciona con el latín pica, por lo que pícaro tendría el sentido de miserable, puesto que los romanos sujetaban a los prisioneros atándolos para venderse como esclavos, con una pica a lanza que se clavaba en el suelo.
Otras corrientes hablan de la raíz pic, de picus, refiriéndose a picar, una palabra que tendría el significado de abrir algo el camino al golpes mediante esfuerzo. Esto evolucionó al hablar de el ladrón, mendigo o desarrapado.
La picaresca, el antihéroe
En el Siglo de Oro, el pícaro encarnaba al antihéroe, que era la antítesis del héroe y de las personas con grandes virtudes. No era un héroe y tampoco un santo, a pesar de ello triunfó por esa vitalidad y fue muy apreciado por la sensibilidad en la piel del toro, pues luego en posteriores obras se volvieron a ver personajes de este tipo.
Los años han pasado, pero no es muy descabellado pensar que los lazarillos siguen existiendo en España y también en el mundo. El pícaro es un personaje que ha pasado a la historia, como su novela, la novela picaresca, que sigue siendo de las más destacables de nuestra literatura.
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