Por Attila Biro (OCCRP/Context.ro), Lilia Saúl Rodriguez (OCCRP) y Jonny Wrate (OCCRP)
Un fiscal mexicano presuntamente sobornado por el jefe de una organización criminal rumana, también investigó dos casos importantes vinculados a miembros de esta misma banda, incluyendo un asesinato y un intento de homicidio.
Desde 2020, OCCRP – una organización global de periodismo investigativo – investiga este grupo criminal, bautizado la banda de la Riviera Maya por la región desde la que operan. Se especializan en el skimming, una técnica que permite clonar tarjetas de crédito y débito para luego extraer dinero en cajeros automáticos.
Florian Tudor, el líder de la banda, está a la espera de una posible extradición de México a Rumania, mientras que tribunales rumanos ya condenaron a seis de sus asociados por diversos cargos. A tres de ellos los sentenciaron por intentar asesinar a un exmiembro de la banda, por órdenes de Tudor.
Apelaron el fallo y su defensa, en un intento por poner en duda su culpabilidad, presentó informes del exfiscal estatal mexicano Jonathan Medina Nava, quien atribuye la tentativa de homicidio a otras personas.
Pero según documentos de investigadores mexicanos, así como el testimonio de un exsocio de Tudor que habló con OCCRP, Medina Nava llevaba años recibiendo dinero del líder criminal rumano.
“[Medina Nava] recibía regalos, al principio tal vez de 5.000 a 6.000 [dólares] mensuales”, señaló el exmiembro de la banda.
Además, en 2021 la Unidad de Investigación Financiera (UIF) mexicana congeló la cuenta de Medina Nava, tras hallar transacciones vinculadas con la banda de Tudor. Su nombre aparece en una lista de 79 personas y entidades vinculadas al grupo criminal.
El 8 de noviembre pasado, en una sala del elegante Palacio de Justicia de Bucarest, los pandilleros, sus familiares y un ejército de abogados escuchaban los alegatos finales. En la corte también estaba la familia de la víctima del intento de asesinato, un exmiembro de la banda de la Riviera Maya.
La defensa sostiene que los tres son inocentes, pues una investigación criminal en México los absolvió al determinar que los aliados de Tudor no tenían la culpa.
Sin embargo, cuando los abogados defensores presentaron estas investigaciones como evidencias, revelaron que el caso fue liderado por Medina Nava.
Pero estos expedientes muestran además que Medina Nava también investigó el asesinato de Constantin Sorinel Marcu, un exsocio de la banda, que se produjo dos meses después del atentado contra su vida.
Sin nombrar a Medina Nava, un juez rumano ya había señalado que “de ninguna manera” se podía considerar esta investigación mexicana como “un juicio final” en el proceso por intento de asesinato.
OCCRP buscó preguntarle a Medina Nava sobre las acusaciones que hay en su contra. Inicialmente, este ofreció dar una entrevista. Pero después dejó de contestar a los mensajes.
La conexión de Medina Nava con la banda no ha sido probada en un tribunal. El fiscal tampoco ha sido acusado en México, ni en ningún otro lugar.
Los dos casos claves que involucran a Florian Tudor y que investigó Jonathan Medina Nava tienen sus raíces en 2018. Las cosas se envenenaron cuando aparecieron fisuras en el grupo criminal rumano, cuyas actividades de skimming estaban entonces floreciendo.
La relación con Constantin Sorinel Marcu, el exsocio de la banda, se había agriado. Tras tener diferencias con el jefe del grupo, Florian Tudor, Marcu se puso a pegar carteles en los cajeros automáticos mexicanos, que advertían a los usuarios sobre los robos.
El 2 de abril de 2018, los secuaces de Tudor supuestamente siguieron a Marcu por las calles de Cancún, instigados por Tudor según la acusación de la fiscalía rumana contra el grupo. Cuando lo alcanzaron a las afueras de un local de DHL “me apuñalaron por la espalda”, le contó luego Marcu a un amigo.
Dos meses después de este ataque Marcu murió en una camioneta, tras recibir una ráfaga a pocos metros de la mansión de Tudor en Cancún, que servía de base para la red de skimmers.
En Rumania ya juzgaron a los sospechosos de la primera agresión contra Marcu. En marzo de 2021, los tres hombres — Gabi Alin Poenaru, Răzvan Alin Ghiță y Mihai Adrian Mincă —fueron condenados de tres a diez años de prisión, en un caso judicial que OCCRP viene siguiendo de cerca. En junio de 2021 apelaron.
En el juicio los abogados de dos de los hombres presentaron documentos de México para sostener que sus clientes no podían ser castigados por el intento de asesinato de Marcu en 2018. Argumentaron que el fiscal Medina Nava ya había investigado el crimen y los había absuelto.
Los documentos, revelados por primera vez públicamente en el proceso en Rumania, muestran que Medina Nava atribuyó la tentativa de homicidio a un mexicano, ya muerto, en vez de buscar sospechosos entre los miembros de la banda de la Riviera Maya.
Los documentos muestran que Medina Nava se basó en el testimonio de un guardia de seguridad que se encontraba cerca del local de DHL donde hirieron a Marcu. En la escena del crimen este señaló a la policía que fueron dos mexicanos quienes atacaron a Marcu. Y precisó que uno de ellos tenía un tatuaje con una calavera verde en el brazo.
Unos días después, el 17 de mayo de 2018, un joven con un tatuaje similar fue asesinado a tiros. Medina Nava, como muestran los documentos, esperó ocho meses – hasta el 25 de enero de 2019 – para citar el agente de seguridad que es el único testigo que entrevistó sobre el asalto a Marcu. Y concluyó que el hombre con el tatuaje, ya muerto, era el culpable del ataque en el DHL.
En una audiencia que se realizó a medianoche en Cancún, le presentaron varias fotos del hombre con el tatuaje al guardia de seguridad y le preguntaron si era la misma persona que vio en el DHL. Este confirmó y Medina Nava cerró el caso.
En el expediente penal que elaboró Medina Nava consta que policías interrogaron a Marcu en el hospital y luego escribieron que él señaló que dos mexicanos lo hirieron. Pero Marcu no firmó esa declaración. Los policías dicen que no lo hizo por sus heridas.
El propio Marcu contradijo esa supuesta declaración en mensajes de WhatsApp y fotos enviadas a un amigo desde el hospital, en los que indicó que cuatro hombres de Tudor lo agredieron.
Marcu en el hospital después del ataque
A diferencia de la investigación mexicana, el caso rumano sobre la tentativa de homicidio se basó en varios testimonios que sostuvieron que justo después del ataque Marcu les dijo que los hombres de Tudor vinieron por él.
Un testigo protegido agregó que tres policías mexicanos les mostraron varias imágenes de una cámara de seguridad que captó no solo el intento de asesinato, sino también los rostros de los tres hombres de la banda de la Riviera Maya.
El testigo le dijo a los fiscales rumanos que la policía mexicana le pidió un soborno para entregar la evidencia extraída de estos videos.
Dos meses después de que buscaran asesinarlo al lado de un DHL, el cadáver de Marcu fue hallado en una camioneta, en la misma calle que la mansión de Tudor en Cancún. Las sospechas recayeron naturalmente sobre su antiguo jefe, con quien se había disputado.
Medina Nava fue de nuevo nombrado investigador principal del asesinato, según indican expedientes obtenidos por OCCRP.
Y tal como lo había hecho antes, Medina Nava encontró a un sospechoso inesperado. Esta vez, la teoría del fiscal era que Marcu había ido a la zona para asesinar a otro rumano, Gabriel Alin Stroe, y que un guardia de seguridad que trabajaba para Alin mató a Marcu en defensa propia.
Sin embargo, en el expediente de Medina Nava un documento menciona que las manos del guardia de seguridad no mostraban rastros de pólvora cuando se examinaron después del tiroteo. Una investigación anterior de OCCRP encontró inconsistencias en la evidencia presentada en el expediente del caso. Un juez dictaminó que el guardia de seguridad actuó en defensa propia y el caso se cerró.
Un año después, mientras que el juicio de los hombres de Tudor seguía su curso en Rumania, Medina Nava adquirió una propiedad por 754.000 pesos mexicanos (38.665 dólares). OCCRP no tiene conocimiento de que haya alguna prueba que vincule esa compra con fondos de la banda de Tudor.
En 2021 la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de México anunció que congeló docenas de cuentas bancarias vinculadas a la operación de skimming de Tudor.
El nombre de Jonathan Medina Nava era uno de los que estaban en la lista de “79 personas físicas y jurídicas pertenecientes a un grupo criminal de personas de origen rumano y nacionalidad mexicana” quienes estaban “dedicados a la clonación de tarjetas de crédito y débito en el destino turístico de Cancún, Quintana Roo”.
La investigación de la UIF, bautizada Operación Caribe, detectó movimientos potenciales de la banda por 463 millones de pesos (23 millones de dólares), transferencias internacionales por más de 483 millones de pesos (24 millones de dólares) y la emisión de cheques y transferencias interbancarias por 4.64 millones de pesos (227 millones de dólares).
La UIF no entregó más detalles sobre Medina Nava, pero OCCRP conoció que este presentó dos amparos contra Hacienda y los fiscales en Quintana Roo en un intento por recuperar sus fondos. Las autoridades rechazaron los amparos, pero está apelando.
Medina Nava salió de la fiscalía en abril de 2021, poco tiempo después de que se publicó el reporte de la UIF, aunque no es claro si renunció o lo sacaron. En ese momento se incorporó a las filas de un partido político de oposición, Movimiento Ciudadano. Según fuentes de la UIF, la investigación sigue su curso.
Una fuente que trabajó de cerca con la banda de Tudor y que pidió mantener su anonimato por colaborar con las autoridades, le dijo a OCCRP que Medina Nava y Tudor se conocieron cuando el rumano fue arrestado por primera vez por otro caso. Explicó que rápidamente se desarrolló una relación en la que Tudor le daba “regalos” de 5.000 a 6.000 dólares al mes.
Añadió que Tudor llegó a pagar más, dependiendo de la ayuda que necesitara y llegó a girar hasta 10.000 dólares por mes.
“Era bueno tener un fiscal de su lado”, dijo. “El fiscal sabe de antemano si vas a conseguir una orden judicial. El fiscal te lo hará saber”.
Un escrito presentado por los abogados de la familia de Marcu ante el tribunal rumano también afirmaba que Tudor visitó a un miembro de la banda en la cárcel en 2017 en compañía de Medina Nava. El fiscal también trabaja en el caso de este preso.
El pandillero cree que con la visita Tudor quiso mostrar que tenía poder en México y que podía arreglárselas para que las cosas sucedieran.
Medina no es el único funcionario mexicano de alto rango que ha estado en contacto con la banda de Tudor.
El policía que tomó la declaración de Marcu en el hospital después de la tentativa de homicidio también es parte de la Operación Caribe y congelaron una de sus cuentas bancarias.
Se señaló que otro fiscal que investigó el asesinato de Marcu junto a Medina Nava tiene vínculos con la banda. En 2019, encontraron al fiscal Moisés Méndez López manejando por Cancún con uno de los socios comerciales de Tudor. Según documentos obtenidos por el diario mexicano Reforma, la pareja fue detenida por la policía en relación con el asesinato de un policía en un embarcadero.
En 2021, Méndez López fue detenido por la fiscalía luego de que su casa fuera allanada. Lo acusaron de sustraer archivos confidenciales relacionados con su trabajo. No está claro si lo acusaron por este caso. No fue posible ubicarlo para enviarle un cuestionario.
En una audiencia reciente, los jueces escucharon a otro conocido de Marcu. Contradijo una vez más la versión de Medina Nava sobre los hechos que rodearon el intento de asesinato.
Marcu, señaló, nunca le dijo que lo apuñalaron dos mexicanos. En cambio, Marcu le indicó que Poenaru y otro hombre cortaron las llantas de su Porsche y luego lo apuñalaron. Marcu intentó correr, dijo, pero otro hombre lo bloqueó y le dieron una puñalada en el bazo.
El testigo dijo que un exempleado de Tudor se acercó a él y le pasó algunas grabaciones. OCCRP obtuvo esas grabaciones, que también fueron presentadas al tribunal rumano por la familia de Marcu.
En uno de los audios se puede escuchar a un hombre que se cree que es Tudor. Instruye a un antiguo socio sobre lo que tiene que decirle a los fiscales cuando le pregunten por la tentativa de homicidio.
“Te daré las preguntas de antemano”, le dijo Tudor al hombre. “Hablas con ellos y [sobre] el hecho de que los mexicanos lo golpearon. Dices que viniste cuando él estaba en el hospital”.
En las grabaciones se puede incluso escuchar a Tudor amenazando a los fiscales rumanos. Tras darse cuenta de que un exasociado estaba enviando los mensajes de audio de WhatsApp a terceros, pareció enfurecerse.
“Te voy a chingar y filmarlo y poner el video en YouTube para que la gente vea que tengo cojones”, dijo. “Puedes enviar esto a quien quieras, enviarlo incluso a los fiscales en Rumania, pero puedes decirles que también los voy a chingar”.
En otras grabaciones, se puede escuchar a Tudor alardeando de “uno de mis amigos de la Fiscalía, un gran jefe”. En el audio pronuncia “fiscalía” en español.
El tribunal rumano emitirá su fallo final sobre los hombres de Tudor el 6 de diciembre.
Source link