La obra de mayor fama de la llamada literatura árabe es Alf Laylah wa-Laylah (Las mil y una noches), era en realidad una antigua obra persa. Hazar Afsana (un millar de cuentos), tenía varios relatos, la mayor parte de origen indio. El paso de los años hizo que se le añadiesen más, tanto de fuentes árabes como hebreas, griegas, egipcias o turcas.
Todo esto hace que al final la obra que muchos hemos leído es realmente un conglomerado de historias y cuentos de diferentes países, pese a que todo se desarrolle en una ambientación árabe.
Sin duda es de los libros más famosos en todo el planeta. Esta recopilación de cuentos del Oriente del medievo eran narrados por una sultana de nombre Sherezade.
La leyenda donde Sherezade era la protagonista
Dice la leyenda que un sultán persa, en venganza por la traición de la primera esposa, solía desposar una mujer cada noche y a la mañana siguiente la mandaba decapitar. Sherezade no quería correr la misma fortuna y lo que hizo fue entretener al sultán toda la noche contándole una historia con un final que no desveló cuando llegó el amanecer, lo que hizo que el sultán esperara una noche más para no matarla.
Esta fue la forma en que Sherezade consiguió sobrevivir durante esas mil y una noches y donde acabó siendo reina.
Las mil y una noches, una obra con muchas versiones
Los cuentos que se relatan en «Las mil y una noches» se les llaman «relatos enmarcados», puesto que no son independientes entre sí y cada una de las narraciones termina generando nuevas tramas y los cuentos van llevando hacia otros nuevos antes de conocer el desenlace del primero de ellos.
En el mundo existen muchas versiones y hay acaloradas disputas sobre el origen real de las narraciones. En el continente europeo destacan las traducciones de Antoine Galland y en nuestro país las de Juan Bernet o Rafael C. Asséns.
Algunas corrientes mantienes que relatos de la importancia de «Las aventuras de Simbad el marino» o «Aladino» también pertenecen a «Las mil y una noches», pero no hay certeza de que sea así.
Uno de los autores de las traducciones francesas opina que, después del éxito del libro en el siglo XVII, muchos editores añadieron relatos y es posible que estas dos obras mencionadas formaran parte en aquel momento. Sea o no cierto, solo queda disfrutar de ellas, auténticos tesoros de la literatura universal.
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