Estamos ya en la época más fría del año, y lo que las temperaturas más bajas pueden provocar, además de mucho frío, es también nieve, mucha en algunas zonas del país, tanta que incluso cada año vemos auténticos temporales de nieve que cortan calles y hacen casi imposible caminar. ¿Alguna vez te has preguntado por qué la nieve es blanca? Hoy damos respuesta a una curiosidad que tienen muchas personas y que quizás tú eres una de ellas.
La nieve es uno de los fenómenos meteorológicos más bonitos que hay, verla caer lentamente es todo un espectáculo, y aunque para muchas personas es lo habitual en la zona en la que vive, hay muchas otras que jamás han visto nevar, algo similar a quienes viven lejos de una playa y nunca han visto el mar.
¿Por qué la nieve es blanca?
El color blanco de la nieve suele descolocar a quien piensa profundamente en ella, ya que se supone que la nieve es agua, y el agua es transparente, por lo que ¿qué es lo que convierte el agua transparente en el color blanco de la nieve?. La composición de la luz es clave para esto, al igual que cuando vemos el sol pensamos que es amarillo por la luz que emite, pero en realidad es blanco, y así es como lo ven los astronautas desde el espacio, en su color real.
La explicación científica de por qué la nieve es blanca se centra en que la nieve que cae lo hace en forma de grupos de enormes copos, y entre ellos queda atrapado el aire. Cuando la luz del sol incide en cada copo, ese aire se transforma en hielo, y posteriormente de hielo a aire nuevamente, un proceso que se puede repetir en varias ocasiones. Esta luz incidiendo en la nieve que se forma es lo que hace que el ojo humano la vea de color blanco aunque sea transparente por el agua.
¿Y si la nieve es de otro color?
En algunas ocasiones se ha visto nieve en colores que no es el blanco, como por ejemplo marrón, aunque en ese caso la explicación no tiene que ver con la luz ni con el ojo humano. Es habitual en algunos lugares ver nieve marrón, por ejemplo en España se ha visto en algunas estaciones de esquí en los últimos años, una situación que se debe a las partículas de polvo en suspensión acumuladas en el ambiente y que al caer sobre la nieve convierten el blanco en un tono marrón que se ve bastante sucio.
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