Bolsonaro asegura que tiene intención de “adelantar” su regreso a Brasil

Bolsonaro asegura que tiene intención de “adelantar” su regreso a Brasil

Jair Bolsonaro, expresidente de Brasil, planea adelantar el regreso de su viaje a Florida, según ha declarado en una entrevista dos días después de que miles de sus simpatizantes asaltaran el domingo las sedes en Brasilia del Congreso, la Presidencia y el Tribunal Supremo. Bolsonaro se encuentra desde finales de diciembre en Estados Unidos, donde las imágenes del asalto han alentado las comparaciones con el ataque al Capitolio de Washington, el 6 de enero de 2021. Derrotado en las urnas en octubre, prefirió refugiarse en Orlando mientras su sucesor en el cargo, Lula Da Silva, juraba como presidente el día de Año Nuevo.

“Vine [a Estados Unidos] para quedarme hasta finales de[l] mes [de enero], pero mi intención es adelantar mi regreso”, declaró Bolsonaro este martes a la filial brasileña del canal informativo CNN. El exmilitar, de 67 años, ingresó el día anterior en un hospital de Orlando con dolores abdominales relacionados, según declaró, con las heridas que sufrió al ser apuñalado en la campaña electoral de 2018. “Vine a pasar un tiempo con la familia. Pero no tuve días tranquilos. Primero hubo este episodio lamentable [por el ataque de sus simpatizantes del domingo] en Brasil y luego esta hospitalización mía”, agregó en su conversación con CNN Brasil, en la que ha recordado que los facultativos que lo tratan en casa están más familiarizados con sus urgencias médicas, dando a entender que ese es el motivo del adelanto de su vuelta a Brasil. Desde el apuñalamiento, los ingresos han sido recurrentes: los dos últimos fueron en enero y marzo del año pasado.

Después de que su mujer, Michelle Bolsonaro, desvelara el lunes que se encontraba hospitalizado, el propio político ultraderechista tuiteó un mensaje con una foto en una cama de un centro médico: “Tras ser apuñalado en Juiz de Fora/MG, fui sometido a cinco operaciones. Desde la última, por dos veces tuve adherencias que me llevaron a otros procedimientos médicos. Ayer tuve nuevas adherencias y me dieron el alta en el hospital de Orlando/USA. Gracias por vuestras oraciones y mensajes para una pronta recuperación”, escribió.

Las imágenes llegadas el domingo desde Brasilia, y el amargo recuerdo de los hechos del seis de enero, cuyo segundo aniversario se celebró el viernes, han provocado que algunas voces, como las de los legisladores demócratas Alexandria Ocasio-Cortez (Nueva York) y Joaquín Castro (Texas), hayan pedido a la Casa Blanca que actuara para forzar la extradición del expresidente brasileño. Ocasio-Cortez dijo en Twitter: “Estados Unidos debe dejar de otorgar refugio a Bolsonaro en Florida”. Castro, también en la red social, abundó en esa idea: “Bolsonaro no debe tener refugio en Florida, donde se ha estado escondiendo de la rendición de cuentas por sus crímenes”.

A preguntas de los periodistas, tanto el consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, como el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, han evitado a principios de esta semana pronunciarse sobre la situación del exmandatario en suelo estadounidense, adonde llegó con un visado.

Además de para ahorrarse el trago de imponer la banda presidencial y hacer el traspaso solemne del poder a su sucesor y rival, los críticos de Bolsonaro interpretaron su viaje a Estados Unidos -adonde llegó en el avión presidencial, pues aún era jefe de Estado- como una manera de esquivar varias investigaciones sobre su gestión, que le esperan en Brasil. Estos días en Florida, antes del hospital, los ha pasado una mansión del exluchador de artes marciales mixtas brasileño José Aldo da Silva.

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El domingo condenó tibiamente al asalto del Congreso, el Tribunal Supremo y la presidencia de bolsonaristas radicales, muchos de ellos llegados el día anterior al asalto en autobuses de distintos puntos del país para unirse a los centenares que llevaban dos meses acampados ante el Cuartel General del Ejército en la capital. “Las manifestaciones pacíficas, conforme a la ley, son parte de la democracia. Sin embargo, las depredaciones e invasiones de edificios públicos como las ocurridas hoy, así como las practicadas por la izquierda en 2013 y 2017, escapan a la regla”, dijo. El expresidente se refería a las protestas populares en la recta final del Gobierno de Dilma Rousseff, y tras su destitución, cuando simpatizantes de esta se pasearon por el tejado del Congreso.

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