El pavo real es uno de los animales más hermosos y fascinantes de la fauna terrestre. Gracias, en gran parte, al extraordinario abanico policromado que constituye la cola de los machos de la especie. Este puede contar con hasta 150 plumas y alcanzar una longitud de metro y medio. Sin embargo, no se trata únicamente de un bonito complemento, las características de la cola del pavo real determinan que ejemplar podrá aparearse con varias hembras, quienes elegirán al afortunado por su apariencia, pues este aportará mejores genes a la descendencia. Una teoría que en ocasiones ha sido revocada por algunos expertos en la materia, mientras que el resto de la comunidad científica defiende su efectividad.
La extensión de este curioso abanico no solo forma parte del ritual de apareamiento del pavo real, sino que además se utiliza como amenaza frente a otros machos rivales a la hora de proteger su territorio. Sin embargo, esta no es la única particularidad de la cola, pues entre el plumaje destacan una especie de óculos de gran atractivo y significado.
¿A qué se deben los ‘ojos’ de la cola del pavo real?
Según un estudio genético publicado por la revista Proceedings of the Royal Society B, los ocelos que decoran la cola del pavo real sugieren una evolución independiente de la especie. Pues no solo estas aves en concreto presentan esas manchas ornamentales que tanta fascinación provocan al ser humano. Dentro de la familia de las Phasianidae, dos géneros diferenciados presentan esta peculiaridad: los Polyplectron y los Argusianus. La diferencia entre ambos ejemplares radica no solo en el tamaño de los óculos, sino también en su posición en la cola.
Ambas propiedades son resultado directo de una variación evolutiva dentro del género, que ha terminado por distanciar a dos animales tan similares como los pavos reales y los faisanes. Con el paso de los años, esta mutación ha terminado por afectar también al género de las hembras, que no presenta ningún tipo mancha ni pigmentación en la cola.
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