estadio de fútbol más inhóspito del mundo

El fútbol no conoce fronteras, ni razas, ni edades. El fútbol es un deporte diferente que se siente en todas las partes del mundo, por muy lejanas que sean. Sino que se lo digan a los habitantes de Henningsvaer, un pequeño pueblo de Noruega en el que se ubica el estadio de fútbol más inhóspito del mundo: el Henningsvær Idrettslag Stadion. Una infraestructura construida más allá del Círculo Polar Ártico que se ha hecho viral en las redes gracias a su localización ¡No te lo pierdas!

Fútbol en los confines del Ártico

Henningsvær Idrettslag Stadion
Un estadio diferente

Allá por las remotas islas Lofoten de Noruega podemos encontrarnos con un pequeño municipio llamado Henningvaer. Una localidad austera de apenas 500 habitantes en la que la pesca es el mayor sustento económico para toda la comunidad. El turismo de masas vive alejado de un territorio en el que las temperaturas bajan habitualmente de los 0ºC y donde se hace difícil salir a la calle sin el gorro, los guantes y un buen abrigo. Sin embargo, la pasión por el deporte parece mantenerse intacta, una vez más, repeliendo la nieve y las bajas temperaturas. Una pasión representada por un balón, dos botas de tacos y 22 personas pasándolo bien gracias al Henningsvær Idrettslag Stadion. Sí, un estadio de fútbol situado en los confines del Ártico.Las bajas temperaturas y el frío océano no son los ingredientes más adecuados para disfrutar de un partido de fútbol. Sin embargo la gran cantidad de habitantes de Henningsvær no opinan lo mismo, ya que entre los lugares más importantes de su pequeño pueblo destaca el Henningsvær Idrettslag Stadion. Un campo de fútbol diferente en el que poder sentir la verdadera esencia del fútbol.

Un partido rocoso

Henningsvær Idrettslag Stadion
Bastidores cercanos al estadio en los que se seca el bacalao

La localización es otro de los aspectos más destacados del Henningsvær Idrettslag Stadion. Una edificación construida en Hellandsøya, un islote rocoso rodeado de las frías aguas del océano. Sí, la peor pesadilla para los recogepelotas. Cabe destacar que los arquitectos de este estadio tuvieron que lidiar con el duro lecho de roca que cubre la parte superior de la isla. Amasar el terreno se convirtió en una misión imposible que finalmente se consolidó como una auténtica proeza.

Otro de los elementos más destacados es la ausencia de gradas, así como su sustitución por los típicos bastidores en los que los lugareños suelen secar el bacalao para su posterior venta. Un paisaje más que peculiar con el que se demuestra la fuerza que puede llegar a tener el deporte en el mundo.


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