Los aliados de Ucrania pisan el acelerador con la entrega de armamento pesado a Kiev e incrementan las presiones para que Alemania, que tiene que aprobar la exportación, libere los ansiados tanques Leopard 2, de fabricación germana, que algunos países se han mostrado dispuestos a entregar a Kiev. Un grupo de nueve países miembros de la OTAN —Estonia, Reino Unido, Polonia, Letonia, Lituania, Dinamarca, República Checa, Países Bajos y Eslovaquia— se ha comprometido este jueves a hacer nuevos envíos de armas “sin precedentes” a Ucrania para luchar contra la invasión de Rusia y ha avanzado que proveerá al ejército de Kiev con carros de combate, artillería pesada, defensa aérea, munición y vehículos de infantería. Todos ellos se comprometen, en una declaración realizada tras una reunión en la base militar de Tapa (Estonia), a instar a otros aliados a contribuir a ese paquete en la reunión clave que los países del grupo de apoyo a Ucrania celebrarán este viernes en la base militar de Ramstein (Alemania). “Occidente debe permanecer unido y seguir apoyando a Ucrania con ayuda militar”, pidió este jueves el ministro de Defensa de Estonia, Hanno Pevkur, en una rueda de prensa junto a su homólogo británico, Ben Wallace, y otros altos cargos de defensa occidentales.
Ucrania confía en que en Ramstein se anuncie el inicio de una nueva fase de apoyo militar a Kiev, con armas de combate de primer nivel, en concreto, tanques pesados y misiles de precisión, un envío al que el grupo de nueve países ya se ha comprometido este jueves. “Nos comprometemos a buscar colectivamente la entrega de un conjunto sin precedentes de donaciones que incluyen tanques, artillería pesada, defensa aérea, munición y carros de combate para la defensa de Ucrania. Esta asistencia proviene de nuestras propias reservas nacionales”, afirma el comunicado.
Mientras tanto, sube el tono y aumentan los mensajes de apoyo al envío de armamento pesado a Kiev en la cúpula de las instituciones comunitarias. Ucrania necesita “ahora mismo” mayor armamento de la OTAN. Ese fue el claro reclamo este jueves de Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, ante la Rada, el Parlamento ucranio, durante una visita no anunciada. “Las próximas semanas y meses serán decisivas”, afirmó Michel. “Necesitáis más, más sistemas de defensa aérea, más misiles de largo alcance y más munición, y, sobre todo, necesitáis tanques, ahora mismo”, resaltó el dirigente comunitario en vísperas de la reunión clave de Ramstein y resumiendo una postura creciente que pone cada vez más contra las cuerdas al canciller alemán, Olaf Scholz, que se ha mostrado reticente a liberar los tanques Leopard 2 que países como Polonia y Finlandia quieren enviar.
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La ayuda militar de Estados Unidos, del Reino Unido y de los miembros de la UE en la OTAN ha sido fundamental para que Ucrania resista la embestida rusa. La artillería, los blindados para el transporte de infantería, los lanzacohetes antitanque y las baterías antiaéreas aportadas desde el exterior han permitido al país resistir. Pero el año de guerra está pasando factura al arsenal de las Fuerzas Armadas Ucranias. El déficit de munición es alarmante, sobre todo porque la gran parte del armamento ucranio es de origen soviético y este ya no se produce. Además, los blindados con los que ha combatido Ucrania hasta la fecha, también soviéticos, sufren un enorme desgaste. Esto no es solo por el año en servicio durante la invasión, sino porque estos carros de combate están operando desde 2014, desde la guerra de Donbás.
Después de varios días de intensa presión interna y externa para que el canciller Scholz permita que los tanques Leopard 2 lleguen a Ucrania, Berlín guarda silencio. Ha advertido de que solo lo autorizaría si el envío se realiza a partir de una alianza de países europeos y si Estados Unidos también incluye el traslado de sus tanques Abrams. Washington no está por la labor. Los Abrams no se consideran la mejor opción para Ucrania por su excesiva complejidad, la dificultad de su mantenimiento y las enormes cantidades de combustible que consumen. Además, están lejos. Los Leopard 2, en cambio, podrían salir de los arsenales de una decena de países europeos cercanos a Ucrania. El subsecretario de Defensa de Estados Unidos, Colin Kahl, afirmó el lunes en Kiev que no era partidario de suministrar los Abrams porque “son muy caros y difíciles de mantener”.
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En la cuestión del apoyo militar a Kiev, Scholz mantiene el carácter defensivo y reacio al riesgo de la política de seguridad alemana de las últimas décadas. Una política reactiva, sin voluntad de asumir riesgos. El canciller teme una escalada del conflicto con la llegada de tanques alemanes al campo de batalla. Scholz ha dado a entender en varias ocasiones que no se compara al Reino Unido —que ha anunciado el envío de sus carros de combate Challenger—, ni a Francia —que se plantea ahora hacer lo mismo con sus Leclerc, según varios medios—, los países con los que considera imprescindible la coordinación, sino con Estados Unidos. El miércoles, en Davos, aseguró que Alemania “nunca actuará sola” sino “con otros, especialmente Estados Unidos”. Pese a la presión, a Berlín no ha llegado ninguna petición formal de reexportación, confirmó este jueves un portavoz gubernamental.
Entre algunos socios, la paciencia con Scholz se está agotando. Polonia, que afirmó hace unos días que quería enviar sus Leopard 2, afirma que no va a esperar más. Su primer ministro, Mateusz Morawiecki, ha insinuado que Varsovia podría entregar los tanques alemanes sin esperar a la aprobación alemana, pese a que es obligatorio, por contrato, disponer de ella. Para poder reexportar armamento se necesita el permiso del país fabricante. “Llegaremos a un acuerdo rápidamente o haremos lo correcto nosotros mismos”, le dijo a la televisión Polsat News. Alemania podría salir del paso en Ramstein anunciando que permitirá la reexportación de Leopard 2 si hay peticiones formales. Aunque fuentes de los países aliados están tratando de movilizar una verdadera coalición de envío de armamento más allá de la declaración de este jueves en Estonia, en la base militar de Tapa, donde por ejemplo el Reino Unido ha comprometido 600 misiles Brimstone para Ucrania.
Consciente de la importancia de la cita en Ramstein, el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, ha querido apelar directamente a los alemanes en una entrevista a la televisión pública ARD el jueves por la noche, en la que no ha ahorrado críticas al Ejecutivo por sus exigencias a Estados Unidos: “No es momento de negociaciones; es momento de sobrevivir. Tenemos que sobrevivir”. “Occidente puede pasarse otro medio año discutiendo, pero aquí muere gente cada día”, ha subrayado, para acabar exclamando: “Si tenéis tanques Leopard, ¡dádnoslos!”. Cuando se va a cumplir un año de la invasión lanzada por el presidente ruso, Vladímir Putin, una buena parte de los aliados de Ucrania muestra su disposición a intensificar el apoyo de armas para Kiev. Este jueves, además del anuncio de los nueve países de la OTAN, Suecia, que aguarda su integración formal en la Alianza, también ha anunciado que enviará a Ucrania otro paquete militar importante, incluido el sistema de artillería Archer.
Ataques a los valores europeos
Ucrania necesita misiles de largo alcance, como ha resaltado también Charles Michel, que ha querido simbolizar el apoyo de la UE a Ucrania, país candidato a ingresar en el club comunitario desde julio pasado y en el que se prevén dos citas históricas en febrero: una cumbre con los líderes de las instituciones comunitarias y una reunión del colegio de comisarios. Esas reuniones en un país en guerra suponen un nuevo desafío de la UE a Putin, que siempre ha despreciado el proyecto europeo. El ataque contra Ucrania, recalcó el dirigente comunitario ante la Rada, “es un ataque contra todos los europeos, contra nuestros valores europeos compartidos, contra la seguridad europea, contra nuestro sueño conjunto europeo”.
Es improbable, no obstante, que en la reunión de Ramstein se apruebe el envío de los misiles de largo alcance ATACMS. Medios estadounidenses como Político o Newsweek han avanzado que sí hay un preacuerdo para que Washington transfiera a las Fuerzas Armadas Ucranias los GLSDB, unos misiles de extrema precisión que tienen un radio de alcance de unos 150 kilómetros —frente a los 300 kilómetros de los ATACMS. Los GLSDB también tienen una potencia mucho menor que las multilanzaderas HIMARS, también aportadas por Estados Unidos, arma que ha sido determinante en las ofensivas ucranias del pasado verano y otoño.
Ucrania no cuenta con el potencial necesario para iniciar una nueva gran ofensiva. Las defensas rusas se han fortificado desde el pasado otoño, y en la provincia de Donetsk, los mercenarios rusos de Wagner están incluso avanzando. Valeri Zaluzhni, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas Ucranias, precisó el pasado diciembre que para recuperar los territorios perdidos durante la invasión solo necesitaría 300 tanques, 700 blindados de infantería y 500 piezas de artillería procedentes de la OTAN. En Europa hay cerca de 2.000 unidades de tanques Leopard 2. Kiev confía en que en la reunión de Ramstein se dé un paso decisivo al respecto.
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