Arrollado por un cúmulo de mentiras que había engordado como una bola de nieve, el republicano George Santos, que fue elegido miembro de la Cámara de Representantes en las elecciones de noviembre, ha anunciado este martes su dimisión de las dos comisiones parlamentarias a las que había sido asignado, hasta que se apague la polémica en torno a sus fabulaciones. La decisión del congresista, de 34 años, comunicada a sus pares en una reunión del partido a puerta cerrada y adelantada por el diario The Washington Post, se conoce el mismo día que una encuesta en su distrito electoral, el de Long Island (Nueva York), según la cual más de tres cuartas partes de los votantes (el 78%) cree que debería dimitir, según un sondeo de Newsday-Siena College. El pasado 12 de enero, Santos dijo sin mucho convencimiento que dimitiría si 142.000 personas -el número de votos que obtuvo en noviembre- se lo pedían.
El cúmulo de invenciones y tergiversaciones sobre su currículo y su historia personal ha terminado pasando factura a Santos, exponente de la facción más conservadora del partido republicano. El propio congresista ha asumido en las últimas semanas que parte de los datos referidos a su vida son falsos y, según su testimonio en la reunión republicana, no quiere ser “una distracción” para el partido. Pero es una concesión a regañadientes, como indica su propósito de renunciar sólo temporalmente. El respaldo del nuevo presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, en pago al apoyo de Santos durante su elección, ha sido decisivo frente al creciente escrutinio público.
La decisión de Santos se produce después de que el lunes se reuniera con McCarthy. “Me reuní ayer [por este lunes] con George Santos y creo que es una decisión apropiada que hasta que se aclare todo, no participe en los comités”, dijo McCarthy a los periodistas tras la reunión a puerta cerrada. El presidente de la Cámara afirmó que las plazas reservadas inicialmente para Santos podrían cubrirse “de forma temporal”, y añadió que el neoyorquino “podrá volver a formar parte de los comités” una vez que haya sido absuelto de la investigación de la comisión de Ética de la Cámara. El apoyo de McCarthy llega al extremo de aventurar que el dictamen de la comisión de Ética limpiará de toda mácula el nombre de Santos.
La cúpula de su partido en el condado de Nassau, al que pertenece Long Island, lleva semanas enseñando a Santos la puerta de salida. La fiscal de distrito de Nassau, también republicana, ha abierto una investigación, una de las varias en curso, a nivel local y federal, contra él, además de la del comité de Ética.
El representante por Nebraska Don Bacon dijo que Santos confirmó la versión de McCarthy de una retirada “temporal” hasta que “las cosas se arreglen”, según el portal The Hill, de información parlamentaria. “Y pidió que le apoyáramos cuando todo se arregle para que pueda formar parte de los comités”, dijo a los periodistas tras la reunión la ultraconservadora Marjorie Taylor Greene, representante por Georgia y muy cercana al portavoz McCarthy.
El Comité Directivo del Partido Republicano de la Cámara de Representantes, la instancia del partido que establece las comisiones, había asignado a Santos a la Comisión de la Pequeña Empresa y a la Comisión de Ciencia, Espacio y Tecnología a principios de este mes, dos comisiones menores pero aun así demasiado importantes para quien arrostra un torbellino de críticas por las numerosas invenciones no sólo de su currículum, sino también sobre sus finanzas personales -dijo ser el apoderado de las propiedades familiares, pero lo cierto es que compartió piso con desconocidos en Queens- y del origen de los fondos de su campaña.
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Según apuntó Taylor Greene, la renuncia de Santos ayuda a no distraer más los esfuerzos del liderazgo republicano en la Cámara, que apuesta especialmente por ganar apoyos para impedir la presencia en la comisión de Asuntos Exteriores de la representante demócrata Ilhan Omar -conocida por sus críticas al tradicional apoyo de la Casa Blanca a Israel-, una maniobra que ha suscitado cierta oposición dentro de la conferencia republicana.
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