Cada fin de semana miles de personas se ven seducidas por el alcohol. Ese momento de beber, al que muchos ven como relajación, hace que nos olvidemos que estamos ingiriendo una de las drogas más letales del mundo.
Sin duda alguna el consumo de alcohol es un tema extremadamente controvertido, pero hoy, para calmar un poco el ambiente, os traemos cinco datos curiosos sobre esta sustancia que probablemente no conocías y que, según sea tu perspectiva, harán que lo odies o ames aún más…
5. Mezclar te emborracha antes
Teóricamente, la concentración de alcohol en la sangre o alcoholemia es el porcentaje del mismo que circula por la sangre después de ingerir cualquier bebida. Independientemente de sabor, color, olor o mezcla que haya; lo cierto es que beber es beber.
Sin embargo, en la practica mezclar activa mas rápidamente el alcohol en sangre, pero no porque uno mezcle en sí, sino porque se suele beber más rápido, lo que aumenta el porcentaje de alcohol en sangre.
4. En Egipto, hasta los niños tomaban cerveza
En Egipto, año 2.000 a. de C., se tomaba la cerveza con cañas debido a que tenia granos flotando. Los egipcios eran grandes consumidores de cerveza, hasta tal punto que estimulaban su consumo en la escuela, con raciones obligatorias de cerveza que las madres proporcionaban a sus hijos.
3. Para emborracharse no hace falta beber alcohol
A veces basta con creer que estamos bebiendo alcohol para desinhibirnos. Según un estudio con varias personas, al creer que estaban borrachos, los que no habían tomado alcohol se comportaban como si hubiesen bebido.
El mismo tipo de efecto aparece en los ensayos clínicos: las personas expuestas a falsa hiedra venenosa desarrollan sarpullidos reales, los que beben cafés descafeinados están más despiertos y los pacientes que pasan por una falsa operaciones de rodilla afirman sentir menos dolor en los tendones “curados”.
2. Los ingenios de la Ley Seca
Una de nuestras curiosidades favoritas sobre el alcohol se produjo durante el periodo de la Ley Seca en Estados Unidos, donde se popularizó la venta unos paquetes de zumo de frutas con las siguientes instrucciones: “ATENCIÓN: el contenido de este paquete NO debe ponerse en una vasija de barro, mezclado con levadura y ocho litros de agua, porque entonces se obtendría una bebida alcohólica cuya fabricación está prohibida.”
Evidentemente, esta indicación «a evitar» hizo que el supuesto zumo se convirtiera en un producto muy exitoso.
1. Culpa a tu genética por tus resacas
Tu ADN puede explicar por qué eres más propenso a sufrir resacas que algunos de tus compañeros de juerga. Un estudio reciente en la revista Addiction encontró variaciones genéticas responsables de casi la mitad de las razones por la cual puedes sentirte mal el día después de una borrachera a pesar de beber la misma cantidad de alcohol que una persona que se siente bien.
La otra mitad son factores que no están relacionados con tu ADN, como pueden ser el entorno, la tolerancia individual de alcohol, o si estás comiendo mientras bebes.
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