Luis Gerardo S, de 25 años, el segundo sobreviviente de la masacre de Nuevo Laredo, declaró ante la Fiscalía General de la República (FGR) que soldados le dispararon a aún cuando ya estaba malherido y tendido en el piso.
De acuerdo con el documento al que tuvo acceso EL PAÍS, mientras el joven pedía ayuda, los soldados le dispararon por la espalda hasta en dos ocasiones.
“Yo ya estaba muy herido. De hecho estaba tirado en el piso, unos soldados me pisaban la cara con las botas y decían que nos iban a matar porque éramos del [Cartel del] Noreste”, explicó el muchacho.
Del ataque ocurrido el pasado 26 de febrero en la colonia Cavazos Lerma, únicamente sobrevivieron Luis Gerardo S y Alejandro Pérez, de 21 años.
Ambas declaraciones coinciden en los detalles sobre la violencia que sufrieron por partes de los militares cuando salieron una discoteca del centro de Nuevo Laredo, en la frontera de Tamaulipas.
En el lugar murieron Wilberto Mata Estrada, Jonathan Aguilar Sánchez, Gustavo Angel Suárez, Alejandro Trujillo y Gustavo Pérez.
Luis Gerardo S narró a las autoridades que uno de los soldados lo tiró por la espalda y quedó tendido junto a uno de los neumáticos de la camioneta en la que iban. Con las fuerzas que le quedaban, el joven trató de llamar por teléfono a su madres, pero otro militar le quitó el celular y lo pisó.
Fue entonces que otro de los soldados le disparó.
“Me puse en posición fetal, porque yo ya solo miraba rojo, vomitaba sangre. Fue entonces cuando este soldado me pateó con sus botas en la cara”, agregó.
El joven aseguró que desde la primera ráfaga de disparos pidieron auxilio, una ambulancia. “Se tardó mucho en llegar y cuando me subieron perdí el conocimiento”, explicó.
Tanto la declaración de Luis Gerardo S como la de Alejandro Pérez coincide en que en la persecución, una de las camionetas militares chocó con la suya, provocando que ellos se impactaran con otro vehículo.
Las declaraciones contrastan con la que dio el capitán Elio N, que dice que los muchachos se accidentaron solos. Luis Gerardo S explicó que los militares preguntaron por sus armas. Al parecer, pensaban que los muchachos llevaba rifles o pistolas.
“Cuando yo me bajé de la camioneta, les dije a los soldados que por qué nos tiraban, si no traíamos nada, que andábamos tomando. Ellos nos decían que éramos del Noreste, que dónde estaban las armas”
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