Georgina Rodríguez continúa dejando titulares dentro de la segunda temporada de su reality con Netflix. Durante seis episodios da la oportunidad a sus fans de conocer su faceta más íntima, así como las relaciones con sus amigos, familia e hijos junto a Cristiano Ronaldo. Una de las grandes sorpresas llega en uno de los últimos capítulos, cuando habla por encima de un tema que durante años ha sido casi tabú para ella: sus encuentros privados con el futbolista.
En una conversación con sus ‘queridas’, que es como llama la de Jaca a su núcleo duro, deja entrever el inhóspito lugar donde mantuvo relaciones sexuales con el astro del balón. ¿Adivináis dónde? La respuesta es sorprendente: en el spa de su casa de Madrid.
Todo comenzó cuando Georgina se tatuó el nombre de su malogrado hijo en el brazo y otra serie de dibujos. No podía mojarse el brazo y eso impidió que realizase actividades como ir a la playa: «No nos metimos en la playa y me forré los brazos de esparadrapo el primer día», comenzó diciendo. Pero la cosa cambió a su llegada al domicilio que ambos tienen (y están reformando) en la capital de España: «Me dijo Cris que fuéramos al spa. Pues vamos. Estaba superrayada y la primera vez que me metí en el jacuzzi entré con los brazos así levantados».
¿Qué paso entre las burbujeantes aguas? Sólo ellos lo saben, pero, a juzgar por los comentarios de sus amigas, la temperatura entre ellos subió considerablemente. «Ya podíais haberlo hecho en la cama y no en el spa», le dijo de repente Iván García, colaborador en Telecinco. «No, lo hicimos…», respondió Rodríguez sin terminar la frase pero dando a entender que sí habían mantenido relaciones ahí. «¿Hicisteis el amor en el spa?», decían sus amigas de lo más exaltadas.
Es la primera vez que Georgina se atreve a hablar tan claramente de un aspecto tan íntimo como sus relaciones con Cristiano Ronaldo. Todo el impacto mediático que tiene en redes y allá por donde pisa se torna en hermetismo en este asunto.
Los encuentros privados de Georgina y Cristiano entre probadores
Otro de sus grandes momentos en los que la distancia entre ellos se vio reducida casi al mínimo fue durante sus primeros encuentros en Gucci, la tienda de lujo de Madrid donde Georgina trabajaba y en la que ocurrió un flechazo sin cura: «Me llamó la atención la altura, el cuerpo y la belleza. Estaba temblando frente a él, pero se encendió una chispa. Soy muy tímida y me agité frente a una persona que, con una sola mirada, me tocó profundamente. Luego la forma en que Cristiano me trata, me cuida y me ama hizo el resto», recordaba Gio en la revista Grazia.
Los rumores apuntan a que Soy Georgina tendrá una tercera temporada. Veremos si en ella, la española se atreve a seguir hablando de sus encuentros pasionales con CR7.