Mientras la Familia Real española ha establecido como tradición pasar unos días en Marivent aprovechando la temporada estival, Carolina de Mónaco ha hecho lo propio pero surcando el Mediterráneo. Desde hace décadas, la Costa Azul es su paraíso y el Pacha III su refugio, una embarcación regalo del amor de su vida, Stefano Casiraghi, antes de fallecer. Este yate ha visto los peores y mejores momentos de la familia y, aunque corre la leyenda urbana de que contiene una maldición, para ellos siempre será su punto de encuentro cargado de significado.
Carolina de Mónaco y Vincent Lindon en Pacha III / Gtres
La maldición del Pacha III
Esta embarcación característica de los Grimaldi fue un capricho de la hermana del príncipe Alberto, que lo vio en el puerto de Mónaco y quiso que formase parte de su vida. Su marido se encargó de conseguirlo y reformarlo para que su esposa cumpliera su sueño de dar la vuelta al mundo, aunque el nombre lo eligió ella misma y no fue casualidad. Para ello, unió la inicial del nombre de cada uno de sus hijos en honor a lo unidos que siempre han estado, lo que no se esperaba es que el barco le diera el gran disgusto de su vida. Un año después de adquirirlo, Stefano tuvo un trágico accidente acuático que acabó con su vida y, desde entonces, corre el rumor de que este barco contiene entre sus paredes una maldición.
Carolina de Mónaco en Pacha III / Gtres
La leyenda urbana dice que no hay que cambiarle el nombre a un barco o atraerás la mala suerte. Pero eso parece que no importó en absoluto a Carolina de Mónaco. Tras la pérdida de su marido a causa de una caída de la lancha que manejaba, fueron muchos los que vincularon su muerte con la maldición del Pacha III. Pero nunca se pudo ni se podrá probar.
Los secretos de su interior
Esta embarcación fue construida en 1936 en Gran Bretaña y cuenta con más de 36 metros de eslota y 5,6 metros de manga. No solo llama la atención que haya sitio para nueve invitados y siete miembros de la tripulación, sino también su diseño, una combinación vintage de azul, blanco, rojo y amarillo con madera que fue diseñada por el interiorista francés Jacques Grange. Aunque tras su adquisición Stefano lo puso a punto para recorrer el mundo, después de su muerte, Carolina de Mónaco invirtió en torno a 3 millones de euros para incorporar modernizaciones como aire acondicionado, calefacción o agua caliente.
Pacha III, el barco de lujo de Carolina de Mónaco / Gtres
Un yate de lujo que también cuenta con infinidad de detalles, como un salón coronado por una alfombra de rayas, ocho ventanales, un sofá y una mesa redonda. Además, cuenta también con cuatro camarotes, un comedor, una cocina, una sala de descanso, la cabina de tripulación, los camarotes para los trabajadores y el dormitorio principal: una suite de lujo. Pero, lo más característico de este barco es que ha sido testigo de las historias de amor que han pasado por el clan Grimaldi. Aunque a Carolina de Mónaco no le dio tiempo a disfrutar de su matrimonio en él, sí lo hicieron Andrea y Tatiana Santodomingo o Alexandra de Hannover y su novio Ben.