Negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Las cinco fases del duelo rara vez cambian. Cada persona maneja unos tiempos para pasar de una a otra y solo los seres queridos de María Teresa Campos saben en qué punto está cada uno. Lo que es seguro es que ninguno olvidará el maldito 6 de septiembre de 2023 en el que esta leyenda de la comunicación patria perdía la vida. Su declive en el último año había sido abrupto e imparable, hasta el punto de que su propia hija había rezado para que se fuera pronto, tal y como dijo en unas sorprendentes declaraciones esta semana a su revista de confianza.
Acerca del cómo gestionen el duelo las personas más cercanas a la vida de la periodista no hay nadie que se atreva a juzgarlo, solo faltaría. María Teresa ha dejado un irreparable vacío en todos ellos y duele, claro que duele. Si se individualiza, Gustavo Guillermo es un buen paradigma de esta profunda desolación. Y lo es por las circunstancias que le ha tocado vivir. La última, las declaraciones de Alejandra Rubio hace unas horas sobre su (no) dimisión que lo ponían a los pies de los caballos y que Look desmontó en exclusiva.
Gustavo Guillermo, el chófer de María Teresa Campos / Gtres
Gustavo empezó a trabajar para María Teresa Campos cuando tenía 19 años. Décadas que fueron tiempo más que suficiente para que su rol como empleado evolucionara hasta lograr convertirse en parte de la familia. Las disputas y desconfianza que por momentos tuvieron Terelu y Carmen para con él no empañan la incansable dedicación que le brindó a su jefa. Ella lo quería como si fuera el hijo varón que nunca tuvo y así de claro lo dejó en vida: «Gustavo para mí es todo. Él ha vivido el día a día, lo he llevado a todas partes y es el hijo que no he tenido», reflexionaba la malagueña en una entrevista.
El conductor de la malograda comunicadora era quien más tiempo compartía con ella. Llegaba cada mañana bien temprano al domicilio de Aravaca en el que la Campos residía, y no se marchaba hasta bien entrada la tarde. La quería tanto que incluso estando de vacaciones tenía ganas de regresar para poder verla de nuevo. De hecho, este verano ha sido desolador, de igual modo que el último servicio que le tocó hacer.
El viaje más duro para Gustavo
Quizá el destino hizo que su labor como mano derecha de María Teresa Campos le hiciera encargado de transportar sus cenizas de Madrid a Málaga. No fueron las hijas de la presentadora quienes viajaron con los restos mortales de su madre, sino su conductor y algunas empleadas en un coche diferente al de Terelu Campos y Carmen Borrego.
Gustavo, en la despedida a María Teresa Campos / Gtres
Un desplazamiento durísimo, que tenía como destino la Hermandad de la Paloma donde tuvo lugar el último adiós, y que quizá en otra situación no habría llevado a cabo. Look ha podido confirmar por fuentes cercanas al entorno de María Teresa Campos que hubo personas muy importantes para ella que declinaron viajar a la ciudad andaluza: «Varias personas se han negado a ir. Quien de verdad quería a Teresa no ha ido a Málaga porque eso fue un circo». Nos dan nombres que no revelaremos por privacidad, si bien uno de ellos es de dominio público por tratarse del propio Gustavo: «Él fue porque es un empleado y no le quedó más remedio», nos apuntan. Estas personas, en cambio, sí que estuvieron junto a ella en el hospital, a su muerte en el velatorio y en vida, aunque esto último hasta sobre decirlo.
Imágenes del interior de la misa funeral de María Teresa Campos / Gtres
A lo largo de los casi 540 kilómetros que separan la capital española de la de costasoleña, por la cabeza de Gustavo rondaban muchas cosas. Él sabe de primera mano cómo se han desarrollado los acontecimientos en la familia, pero ha permanecido en silencio por respeto y cariño hacia María Teresa. Este digital ha ido informando puntualmente de que nada es lo que ha parecido. Mucho menos en las últimas semanas, en las que se ha tratado de dar imagen de unidad y apoyo constante por parte de Carmen y Terelu, pero con el yugo del ‘qué dirán’ sobre ellas.
Por todo esto y mucho más, la vida de Gustavo se enfrenta a un horizonte muy incierto. A su vuelta de Málaga fue la primera vez en la que no estuvo acompañado de alguna forma por una persona clave para él. A través de su mente sopesaba decisiones importantes, como aceptar o declinar su participación en GH VIP 8, tras los rumores que lo vinculaban como concursante del reality recién estrenado en Telecinco. En un principio, Gustavo le ocultó a su círculo de conocidos que había aceptado la propuesta y que se convertiría de facto en nuevo concursante. Finalmente, respetó el contrato firmado semanas antes con la productora y desembarcó en el programa de Zeppelin TV.
Gustavo Guillermo a su entrada en ‘GH VIP 8’ / Telecinco
Gustavo vive estos días sus primeros momentos en la casa de Gran Hermano, donde tendrá ese protagonismo que ha evitado todos estos años atrás. Después de décadas dedicado en cuerpo y alma a Teresa, su vida toma un nuevo rumbo y su concurso marcará el principio de este cambio. «Ella -María Teresa- hubiera querido que siguiera y viniera aquí, estoy seguro. Me decía que cogiera cualquier oportunidad, ya que perdí otras», aseguraba desde el confesionario en la primera gala.
«María Teresa Campos murió en inmensa soledad»
Del mismo modo que anteriormente, hemos podido tener acceso a otro testimonio que radiografía cómo fue el ocaso de María Teresa Campos hasta su muerte, especialmente desde que desapareció de la escena pública y se refugió en su casa. Harta de pedir un último trabajo, tal y como hizo delante de Anne Igartiburu en su última entrevista en televisión, quien la conoce nos asegura que: «Murió por falta de adrenalina. Se ha apagado por falta de estímulos».
María Teresa Campos por las calles de Madrid / Gtres
Los conflictos internos entre las Campos han hecho que los últimos doce meses de la periodista no hayan sido los mejores. Ha habido grietas que ni el mayor de los esfuerzos han podido ocultar. También un debate abierto entre familiares y otros seres queridos sobre si la fallecida requería de unos cuidados más especializados que los que pudiera tener en su casa: «Falleció en la más inmensa soledad», nos aseguran. No se refieren al tiempo que permaneció ingresada en el hospital, ni tampoco al velatorio ni a su homenaje malacitano, sino a tiempo atrás, en el que una de las presentadoras más carismáticas de nuestro país se vio reducida a la mínima expresión en todos los sentidos. Que cada uno saque sus propias conclusiones.
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