La mejor década para las películas de terror: 2000 frente a 2010

La mejor década para las películas de terror: 2000 frente a 2010

El género de terror ha experimentado un renacimiento masivo en el siglo XXI, pero ¿cuál es la mejor década del terrorr, ¿la década de 2000 o la de 2010? Cada década tiene su parte de momentos destacados de terror, comenzando allá por la era del cine mudo de la década de 1920 con películas escalofriantes como Noseratu o El fantasma de la ópera y pasando a las clásicas películas de monstruos de Universal de los años 30 y 40.

Los años 50 trajeron características de criaturas inspiradas en la guerra nuclear y películas de serie B como Criatura de la Laguna Negra, La gotay Godzilla. Los años 60 traspasaron los límites con Alfred Hitchcock Psicópata y el de Roman Polanski El bebé de Romero. En los años 70 y 80 se produjo un tira y afloja entre obras serias de terror cerebral como el resplandor o Extraterrestre y las emociones explotadoras de una pesadilla en la calle Elm o Hellraiser. Los años 90 fueron principalmente un período de transición en el que, a pesar de la presentación de M. Night Shyamalan y el premio a Mejor Película por El silencio de los corderosen su mayoría ofrecía películas de slasher medianas que aprovechaban el auge del subgénero en los años 80 y la primera película importante de metraje encontrado. El proyecto de la bruja de Blair.

El siglo XXI introdujo un nuevo pico para las películas de terror, con grandes éxitos de taquilla y obras de autor que empujaron colectivamente al género hacia una nueva Edad de Oro. ¿Qué es mejor en general, la década de 2000 o la de 2010? Sinceramente, la elección es bastante sencilla.

La década de 2000 tuvo muchos momentos culminantes, desde el terror subterráneo de El descenso al inquietante giro del mito vampírico que es Deje que entre el correcto. Sam Raimi volvió a su Mal muerto raíces con Arrastrame al infierno y Danny Boyle y Alex Garland hicieron que los “zombis rápidos” se generalizaran en 28 días después. En general, la década estuvo definida por una ansiedad posterior al 11 de septiembre que expuso las tendencias más feas del género. Lo macabro dio paso a lo mezquino en el Sierra franquicia y en Albergue, El ejercicio nauseabundo y grotesco de Eli Roth en “pornografía de tortura”.

Los estadounidenses estaban cada vez más aterrorizados ante la posibilidad de que forasteros violentos invadieran sus espacios vitales sagrados. Por lo tanto, tenía sentido que el género reflejara la paranoia que sentían los estadounidenses en una década que comenzó con el mayor ataque terrorista en suelo estadounidense. Sin embargo, el nihilismo de películas como Los extraños De alguna manera cruzó los límites del horror hacia el sadismo. En otros lugares, las remakes estadounidenses de películas de terror japonesas como El anillo palidecieron en comparación con sus versiones originales, y el truco de metraje encontrado de El proyecto de la bruja de Blair se salió de control con el histrionismo de la cámara temblorosa de campo de clover y estafas directas a la papelera de ganga como Cuarentena.

Compare todo eso con la década de 2010, que prácticamente explotó con ofertas de terror tanto en los cines tradicionales como en los de autor. Cineastas de todo tipo dejaron fuertes sellos como directores que congelaron al público hasta los huesos y al mismo tiempo mostraron un inmenso arte. Estas películas generaron el término “horror elevado”, una frase mayoritariamente ridiculizada como un desprecio sin sentido de las grandes obras del cine de terror del pasado. Aun así, es fácilmente aplicable a una década que nos dio Salir, El fenómeno de cambio de género de Jordan Peele cuyo mayor monstruo fue la complacencia frente al racismo; El Babadook, la exploración de pesadilla del dolor de Jennifer Kent; y La bruja, El espeluznante cuento popular de Nueva Inglaterra de Robert Eggers que no habría quedado fuera de lugar en la lista de Mejor Fotografía.

Eso sin mencionar la aparición del director Ari Aster, quien continuó con su aterradora obra maestra. Hereditario con la mejor película de ruptura desde Olvidando a Sarah Marshall, Medio sueño. Para aquellos que ignoran esas ofertas como los favoritos de la crítica artística y sin sustos, no busquen más que el doble golpe de James Wan. Insidioso y El conjuro, historias de gran éxito de taquilla que también son dos de las películas más aterradoras de la última década. Cuando se nos da a elegir entre la década de 2000 y la de 2010 como la mejor década para el terror, la respuesta es simple. Si bien las películas de la década de 2000 reflejaban las ansiedades y paranoias de la época, la mezquindad mostrada era más sádica que espeluznante.

La década de 2010 marcó el comienzo del lanzamiento de una serie de clásicos instantáneos y debuts de nuevos cineastas ambiciosos que exploraron grandes ideas y al mismo tiempo brindaron al público una nueva tanda de material de pesadilla. Con inteligencia, estilo y sustos a la vieja usanza, 2010 representó la mejor década del terrorr y lo mejor que el género tiene para ofrecer.


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