En su 13° aniversario, MPJD denuncia 'indolencia e incapacidad' del Gobierno para atender la violencia

En su 13° aniversario, MPJD denuncia ‘indolencia e incapacidad’ del Gobierno para atender la violencia

“En 2011, salimos con la consigna de ‘Estamos hasta la madre’. Trece años después, la consigna sigue en pie…”

El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, publicó este jueves un comunicado referente a a su decimotercer aniversario, en el cuál, además recordar los hechos que llevaron a su fundación, lamentó el manejo de las cifras y atención a las víctimas de violencia por parte de este Gobierno, y denunciando en medio del periodo de campañas presidenciales que, “utilizan a las víctimas como armas políticas para deslegitimar a sus adversarios”.

Publicado en su página web, el MPJD recordó que un día como hoy,  hace trece años, un “acto de violencia atroz” marcó el nacimiento del Movimiento en el estado de Morelos. Desde entonces, asegura que “ha persistido en su lucha por la justicia y el fin de la violencia en México“, pero con el paso de los años, son también un reflejó del agotamiento, la desesperanza y el dolor que han experimentado las víctimas durante este largo camino.

Según denuncian, han repetido año tras año las mismas críticas, diagnósticos, exigencias y propuestas, sin ver un cambio significativo en la situación de violencia que aqueja al país.

“La sangre continúa inundando el país con más asesinatos, más desapariciones, más fosas clandestinas, más extorsiones, una impunidad casi absoluta y, especialmente, porque las familias de las víctimas permanecen en el abandono“, lee el documento. 

Asimismo arremete contra la clase política del país, describiendo el último sexenio, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, como un periodo marcado por la indolencia y la incapacidad de aquellos en el poder para abordar de manera efectiva los problemas de violencia y justicia.

Si acaso hay algo bueno que decir de él, es que ha confirmado que todos los partidos políticos en México, incluido el suyo, son negocios oscuros de camarillas criminales, cuya única preocupación es conseguir votos para seguir administrando el infierno que crearon y que sexenio tras sexenio ahondan.

En referencia a las próximas elecciones, el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad se muestra escéptico, afirmando que ni el partido oficialista, ni ninguna de las opciones políticas ofrece una solución real a los problemas en el país, y rechaza la idea de participar en un proceso electoral que solo perpetúa un sistema político corrupto y disfuncional.

Sobre Claudia Sheinbaum (Morena, PT y PVEM), afirman que “se limita a repetir por la tarde lo que el presidente dice por la mañana, careciendo de “diagnóstico claro de la realidad” y “agenda propia”. “Lo único que heredará, de llegar al poder, serán los nexos con el crimen, el discurso populista y la actitud autoritaria y autócrata”. 

En cuanto a Xóchitl Gálvez (PRI, PAN y PRD), de la “mal llamada oposición”, el MPJD asegura que es una representación de “los partidos que convirtieron este país en una enorme fosa común” más allá de lo que diga, mientras que de Jorge Álvarez Máynez (Movimiento Ciudadano), dijo que “carece de seriedad” y es el “rostro de la improvisación infantil de un partido sin coherencia ideológica, sin bases sociales y con una lógica […] depredadora y criminal”. 

Como cada fin de sexenio, utilizan a las víctimas como armas políticas para deslegitimar a sus adversarios, mientras que en los estados gobernados por sus partidos se extienden y profundizan la violencia. 

En lugar de centrarse en el proceso electoral, el movimiento enfatiza la importancia de la resistencia y la solidaridad en la lucha por la justicia y la paz, y destaca que la verdadera democracia y el amor por los semejantes no se limitan al acto de votar, sino que se manifiestan en la lucha diaria por un país más justo y seguro para todos.

“En 2012 y en 2018, el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad llamó a abrir canales de diálogo con quienes aspiraban a llegar a la presidencia, con el objetivo de aportar ideas para detener la guerra y sus dolorosas consecuencias. Esta vez no lo haremos“, sentencia. 

De esta forma, concluye reafirmando su compromiso con la resistencia junto con aquellos que comparten su visión de un México más digno y pacífico. “Nos mantenemos y nos mantendremos resistiendo en las márgenes junto con la reserva moral del país, junto con los pilares de la dignidad que nos han abrazado desde hace trece años.”

Aquí el comunicado completo, publicado este jueves 28 de marzo:

[…] México sigue soñando
pesadillas, contra los muros, exhausto,
sin aliento.

Versos finales de “Contra los Muros”, poema de David Huerta leído hace 13 años, el 8 de mayo de 2011, cuando el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad llegó a la Plaza de la Constitución en Ciudad de México.

“Hoy, hace 13 años, el asesinato de siete personas en Morelos dio nacimiento al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. Desde entonces, no hemos dejado de repetir cada año las mismas críticas, los mismos diagnósticos, las mismas exigencias y las mismas propuestas.

Esta labor ha sido agotadora, desesperanzadora y, sobre todo, dolorosa. Agotadora porque no hemos dejado de hablar al vacío; desesperanzadora, porque el efecto de nuestras palabras y acciones no alcanza para pensar que la crisis terminará; dolorosa, porque la sangre continúa inundando el país con más asesinatos, más desapariciones, más fosas clandestinas, más extorsiones, una impunidad casi absoluta y, especialmente, porque las familias de las víctimas permanecen en el abandono.

Una vez más, México perdió un sexenio encabezado por un traidor indolente e incapaz de ver más allá de sus intereses personales y de partido. Si acaso hay algo bueno que decir de él, es que ha confirmado que todos los partidos políticos en México, incluido el suyo, son negocios oscuros de camarillas criminales, cuya única preocupación es conseguir votos para seguir administrando el infierno que crearon y que sexenio tras sexenio ahondan.

Las próximas elecciones no auguran otra cosa. La candidata del partido en el poder se limita a repetir por la tarde lo que el presidente pronuncia en la mañana. Ella carece de un diagnóstico claro de la realidad y, por lo mismo, de agenda propia. Lo único que heredará, de llegar al poder, serán los nexos con el crimen, el discurso populista y la actitud autoritaria y autócrata de López Obrador.

La otra candidata, la de la mal llamada oposición, representa a los partidos que convirtieron este país en una enorme fosa común; nada de lo que haga o diga borrará los vínculos y negocios que crearon con muchos de los personajes más nefastos de la clase política y de los poderes fácticos.
El tercer candidato carece de seriedad. Es el rostro de la improvisación infantil de un partido sin coherencia ideológica, sin bases sociales y con una lógica tan depredadora y criminal como la de sus contrincantes.

Ellas y él, como cada fin de sexenio, utilizan a las víctimas como armas políticas para deslegitimar a sus adversarios, mientras que en los estados gobernados por sus partidos se extienden y profundizan la violencia, la inseguridad, la impunidad y el miedo. Donde quiera que volvamos el rostro, esa historia es la misma.

En 2012 y en 2018, el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad llamó a abrir canales de diálogo con quienes aspiraban a llegar a la presidencia, con el objetivo de aportar ideas para detener la guerra y sus dolorosas consecuencias. Esta vez no lo haremos. ¿Qué podemos decir que no hayamos ya dicho? ¿Qué podemos esperar de las candidatas y el candidato que no sea el desprecio y la traición cuando lleguen al poder? Ese ha sido su accionar: condescender y abjurar.

Valoramos y reconocemos los esfuerzos que otros grupos están haciendo para alcanzar acuerdos respecto a los temas de la pacificación del país, pero también les advertimos que, gane quien gane, traicionará de nuevo. Es el sino de un Estado capturado y corrompido por la lógica del crimen.

En 2011, salimos de este lugar con la consigna de “Estamos hasta la madre”. Trece años después, la consigna sigue en pie, sólo que ahora más gente comprende que las soluciones a los problemas del país no vendrán de los partidos políticos ni de líderes enceguecidos de mesianismo. Por esta razón, gran parte de nosotras y nosotros no iremos a las urnas. No tenemos el gusto de convalidar ineptos y criminales.

En contraste con esa torpe idea de que la participación política se limita al negocio de las elecciones, tenemos todavía un alto y complejo sentido de lo que la democracia y el amor por nuestros semejantes significan. Nos mantenemos y nos mantendremos resistiendo en las márgenes junto con la reserva moral del país, junto con los pilares de la dignidad que nos han abrazado desde hace trece años”.


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