Marina bloqueó acceso de Jorge Ortiz de Pinedo al AICM por concentrador de oxígeno

Marina bloqueó acceso de Jorge Ortiz de Pinedo al AICM por concentrador de oxígeno

El comediante Jorge Ortiz de Pinedo narró que elementos de seguridad le bloquearon el acceso al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, lo que le impidió llegar a tiempo para subir a su vuelo.

Quien dio vida al doctor Cándido Pérez explicó que tiene Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y enfisema pulmonar, por lo que necesita apoyo respiratorio.

El actor de 76 años, narró que ha viajado en avión en México y Estados Unidos con su equipo certificado para subir a las aeronaves; sin embargo, en la terminar aérea la historia fue diferente.

La administración y seguridad del AICM corren a cargo de la Marina Armada de México, por decisión del presidente Andrés Manuel López Obrador.

El bloqueo en el filtro de seguridad le impidió llegar a tiempo para abordar, por lo que tuvo que viajar en ADO rumbo a Acapulco.

El AICM reconoció los hechos y dijo que investigará:

Así lo escribió en sus redes sociales:

Empecé a redactar este mensaje en la Terminal del ADO, mientras esperaba mi autobús. No estaba entonando la canción de Alex Lora, estaba esperando para abordar un autobús rumbo a Acapulco. ¿Por qué? Aunque resulta difícil de creer, un grupo de empleados que contrató la Marina de México, encargados de los filtros del Aeropuerto Internacional Benito Juárez, me detuvieron y no me permitieron pasar a las salas de abordaje, alegando que mi concentrador de oxígeno no estaba autorizado para su uso a bordo de un avión comercial, a pesar de que mi aparato tiene grabada una leyenda donde especifica claramente que está aprobado por la Asociación de Aeronáutica Civil, y de que la aerolínea ya me había autorizado para portarlo durante mi vuelo, pues les mostré como siempre hago, la solicitud escrita de mi neumólogo, donde informa que, por mi condición médica, necesito oxígeno complementario las 24 horas del día, los siete días de la semana, y autoriza mi viaje con mi concentrador de oxígeno para usarlo a bordo.

Estas personas argumentaron que mi concentrador, marca “INOGEN ONE”, no está incluido en su manual de procedimientos; les expliqué que he viajado con él durante los últimos tres años, tanto en vuelos nacionales como internacionales, en México y por los Estados Unidos de Norteamérica; que hace apenas tres semanas viajé desde este aeropuerto por American Airlines a Miami, Florida y no tuve ningún problema para pasar el filtro de revisión. Después de quince minutos, pedí hablar con un supervisor que apareció cinco minutos después; le expliqué mi desconcierto y molestia, ya que estaba por perder mi vuelo debido a esta absurda posición de los encargados de ese filtro.

Pasaron varios minutos más y ellos seguían diciendo: “No puede pasar con ese concentrador, pues no está incluido en el manual operativo que tenemos en el aeropuerto”. Mi indignación aumentaba, la marca del concentrador es de las más reconocidas a nivel mundial; entonces respondieron que de esa marca, solo están autorizados los modelos “1”, “2” y “3”, y el que yo traigo, es “INOGEN ONE 5”. ¡Vayan ustedes a saber de cuándo es ese manual operativo! Los modelos “1, 2 y 3” ya están descontinuados y hace años fueron sustituidos por los modelos “N 4” (muy ligero y que da tres litros de oxígeno) y el “N 5” (un poco más grande, con mayor peso y que da hasta seis litros de oxígeno), que es el que yo utilizo, pues para permanecer en la Ciudad de México, a una altitud de 2 mil 250 metros sobre el nivel del mar, dependo de ese aparato debido a la EPOC que padezco. Les supliqué que consultaran con un médico o con la línea aérea, pues al registrarme en el mostrador ya habían revisado mi aparato, certificando que está autorizado para que un pasajero con mi condición médica pueda utilizarlo durante el vuelo, que traía una pila de repuesto, que incluso tomaron nota de la carta de mi médico neumólogo y de su cédula profesional. Les expliqué que la aerolínea incluso llamó al asistente que me estaba ayudando a transportarme hasta la puerta del avión en una silla de ruedas, pues no puedo caminar distancias largas por el enfisema pulmonar y por ser una persona de la tercera edad… Bueno, hasta le pedí ayuda a los marinos que estaban haciendo labor de vigilancia, los cuales se limitaron a decir que eso era parte del protocolo y que ellos no podían hacer nada…

FOTO: DIEGO SIMÓN SÁNCHEZ /CUARTOSCURO.COM

Traté de convencer a los del filtro de todas las maneras posibles, imploré a su buen juicio y nada. Después de tenerme ahí varado durante media hora, de plano me dijeron que si quería pasar, regresara al mostrador de registro a pedir el permiso (que ya me habían dado) y que solicitara que me acompañara un representante de la aerolínea hasta el filtro para que me dejaran pasar; fue entonces cuando el joven de la silla de ruedas, amablemente, fue a pedir ayuda al personal de la aerolínea, los cuales vinieron rápidamente, explicaron que mi concentrador ya había sido revisado y autorizado ¡y entonces me permitieron pasar!

Sin embargo, aunque mi vuelo no había despegado, era demasiado tarde porque ya habían cerrado la puerta del avión. El criterio que demostró tener este equipo de revisión en este filtro y el supervisor que acudió deja mucho que desear. He pasado estos filtros en este y en muchos aeropuertos y nunca me había sucedido algo tan absurdo e injusto. ¡Además del mal rato que pasé, me hicieron perder mi vuelo! El personal de Volaris, gentilmente, ofreció darme un boleto para el día siguiente, pero yo ya no podía seguir a la altura de la CDMX, por eso me dirigí a comprar un boleto de autobús (ahí mismo en el aeropuerto), viajé por Tres Estrellas de Oro a la ciudad de Acapulco y afortunadamente tuve un placentero viaje… aunque llegué a las 9:00 de la noche al puerto, mi lugar de residencia.

Termino aclarando que hago este relato porque un amigo que también utiliza oxígeno complementario, me externó su preocupación, ya que como yo, tiene que viajar frecuentemente en avión y me pidió que lo contara para ver si alguien que trabaje en el aeropuerto, o alguien que conozca al director o al encargado de la seguridad, puede intervenir por los cientos de enfermos que dependemos de estos aparatos, para que modernicen su manual de procedimientos con la lista de concentradores de oxígeno autorizados internacionalmente, para que no vuelva a suceder algo parecido al pasar un filtro de pasajeros que tenemos que utilizar el AICM para abordar vuelos nacionales o internacionales.


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