Beni Ammar, Marruecos.- Con una carrera y un insólito concurso de belleza entre los asnos locales, el poblado de Beni Ammar Zerhoun, en el centro de Marruecos, celebró su duodécima edición del Festival del Burro “FestiBaz” para reivindicar el valor de este animal, tan denostado en la cultura popular marroquí.
En este inédito certamen de belleza en el que participaron seis borricos de la aldea rodeada de olivares y situada en una colina entre Fez y Meknés (centro del país), fue la burra “Cleopatra” la que se llevó el trofeo del jumento más lindo.
Prestancia, limpieza, alimentación y robustez, además del “atuendo” con que se vestía al burro, fueron los criterios que permitieron a “Cleopatra” imponerse por encima de sus competidores, con nombres que van desde “Bluetooth”, “Oscar” o “Alwafi (el leal)”.
“Mi burro se llama ‘Bluetooth’ porque es rápido, lo he preparado para la ocasión, está bien alimentado y rapado, y no le doy azotes”, explicó a Efe el joven Hamza mientras intentaba atender a los niños del pueblo que le rodearon pidiendo montar a “Bluetooth”.
A los borricos locales los puntuó un jurado compuesto por diez personas que tomaba notas aplicadamente, en un certamen que atrajo a numerosos medios nacionales y extranjeros.
“Bluetooth” tuvo que contentarse con un segundo puesto; el pueblo entero ya había votado por “Cleopatra”, a juzgar por los vítores del público.
Chilali, el dueño de “Cleopatra” alzó su premio: un saco de cebada, un cheque de 2.500 dirhams (250 euros/278 dólares) y un certificado, además de una estatuilla de un borrico en miniatura.
“Cleopatra” se impuso por su fuerza, su belleza y la relación con su amo, pero los promotores destacaron también la importancia de este animal de carga por la leche que ofrece, muy apreciada por sus virtudes dermatológicas desde la antigüedad.
No por nada el borrico lleva el nombre de la reina egipcia que era famosa por bañarse a diario en la (entonces y ahora) cotizada leche de burra para mantener la belleza y firmeza de su piel; en Europa, un litro de esta leche puede costar 40 euros (44,5 dólares).
Pero el humilde borrico tuvo otros momentos en este día especial, como la organización de una carrera entre los pollinos más rápidos del pueblo.
Con un circuito de curvas de más de una millas en la salida del pueblo y entre los gritos de los habitantes y niños que se desplazaron al lugar, veinte borricos compitieron en medio de una gran expectación.
El triunfador de la carrera fue un burro de solo dos años que destacaba entre todos los demás por su pelaje blanco y respondía al curioso nombre de “L’ami, pourquoi pas” (sic, en francés), que viene a decir “Amigo, ¿por qué no?”.
Con la carrera y el certamen de belleza se dio por concluido un festival que a lo largo de cuatro días incluyó diferentes actividades culturales y artísticas que intentaban romper el estigma que rodea a este animal, asociado en Marruecos a la pereza, la ignorancia y la estupidez. Hasta su rebuzno se considera de mal presagio.
“Intentamos rendir justicia a este animal hermoso, fiel y que ha servido al ser humano a lo largo de la historia, que ha inspirado a varios filósofos y poetas, además de ser el primer diseñador de las rutas en las montañas”, concluyó Mohamed Belmou, director del FestiBaz y poeta.
Más allá del festival, es notoria la utilidad del asno en Beni Ammar, donde se le puede ver acarreando haces de leña, una pesada puerta o simplemente a los campesinos.
Pero Belmou reconoce que la población de asnos en Beni Ammar, al igual que en todo Marruecos, está en caída libre por la continua despoblación del medio rural, la progresiva mecanización y hasta la exportación de este animal a España, donde es demandado para el turismo rural.
Las últimas cifras del Ministerio de Agricultura disponibles destacaban que en 2009 había 962,000 burros en Marruecos, pero los organizadores del festival sostienen que esta cifra ha bajado a más de la mitad en todo el país.
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