Christopher Landau, un abogado para la embajada de Estados Unidos en México


Christopher Landau, el nuevo embajador de Estados Unidos en México, ha llegado este viernes a Ciudad de México para encabezar la sede diplomática en medio de la crisis migratoria que desde hace meses se desarrolla entre ambos países. Landau ocupará el puesto que ha estado vacante desde mayo de 2018. Durante ese tiempo, la embajada estadounidense careció de un representante en dos momentos clave que mostraron la tensión en la relación de México con EE UU: la renegociación del Tratado de Libre Comercio y la amenaza de Trump de imponer aranceles a los productos mexicanos, si el Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador no detenía la migración en la frontera.

En el aeropuerto de Ciudad de México y nada más llegar, Landau dio un mensaje en el que se mostró entusiasmado con su nueva tarea, pero en el que evitó profundizar sobre los pendientes en la relación binacional. “Estados Unidos gana cuando hay un México próspero y estable y México gana cuando hay un Estados Unidos próspero y estable. Obviamente hay retos en la relación bilateral pero son los retos que se esperan en una relación tan cercana”, dijo. Landau fue ratificado por el Senado estadounidense el 1 de agosto después de un proceso que se demoró por más de cuatro meses.

“Llego aquí para escuchar y aprender”, expresó en una de las salas del aeropuerto. Landau, de 55 años, es un abogado con años de trabajo en los tribunales de Washington y que carece de experiencia en el servicio diplomático de su país. Esta es la primera vez que se desempeñará como un alto cargo del Departamento de Estado. El nuevo embajador es graduado en Derecho por la Universidad de Harvard y ha hecho una carrera en tribunales de apelación y en el Tribunal Supremo de EE UU. Allí, trabajó en los despachos de los magistrados conservadores Antonin Scalia y Clarence Thomas. Sin embargo, una buena parte de su carrera se ha desarrollado en firmas privadas de abogados. Landau nació en Madrid. Su padre, George Landau, trabajó en las décadas de los años 70 y 80 en el servicio exterior de EE UU y fue embajador en Chile, Paraguay y Venezuela.

La elección de Trump para su sede diplomática en México es un perfil opuesto al de su antecesora Roberta Jacobson. La diplomática había sido elegida por el presidente Barack Obama por su amplia trayectoria en el servicio exterior y por su conocimiento sobre el Latinoamérica. Jacobson presentó su dimisión en marzo de 2018 y tras su salida reconoció que mantenía importantes diferencias con la política exterior de Trump. El presidente de EE UU ha conseguido en diferentes momentos presionar al Gobierno mexicano sobre temas como la economía y la inmigración.

En los últimos meses, la relación de EE UU con México ha sido llevada, principalmente, desde Washington. Allí, por ejemplo, acudió el ministro mexicano de Exteriores, Marcelo Ebrard, para negociar con la Administración de Trump una estrategia para reducir la migración a través de la frontera que comparten ambos países. Las medidas implementadas por el Gobierno mexicano han frenado, de momento, las intenciones de Trump de presionar a México con medidas arancelarias. A pesar de la falta de un interlocutor en México, el Gobierno de Estados Unidos ha conseguido establecer una relación con el Ejecutivo de López Obrador a través de John Creamer, encargado de negocios de la embajada estadounidense.


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