A pesar de que la violencia de género es un problema que afecta a las mujeres de todo el país, la Secretaría de Gobernación se encuentra “totalmente ausente” de la generación de soluciones, sostuvo Gabriel Reyes Orona.
Las recientes expresiones de hartazgo de los colectivos feministas de todo el país, requieren de una convocatoria urgente a mesas de operación y ejecución de proyectos y planes para combatir la violencia de género, una responsabilidad que corresponde a la Secretaría de Gobernación, pero de la que, hasta este momento, ha permanecido ausente, sostuvo Gabriel Reyes Orona.
Durante la Mesa de Análisis, de Aristegui en Vivo, Reyes Orona señaló que la participación de la Segob debe ir más allá de una declaratoria de alerta de género.
“Me preocupa mucho que la Secretaría de Gobernación está completamente desdibujada y totalmente ausente”.
Reyes Orona consideró que la dependencia federal debería estar convocando a gobernadores y a alcaldes de todo el país a la búsqueda de una solución a la “violencia masiva que aqueja a la mitad de la población”, pero hasta este momento se ha visto “un vacío absoluto” en esta materia.
Machismo culpabiliza doblemente a mujeres
Por su parte, Alfredo Figueroa destacó que la exigencia de las mujeres mexicanas de una erradicación de la violencia de género se enmarca dentro de un movimiento internacional, cuyo principal desafío es sobrellevar el “machismo patriarcal que domina en la cultura, así como las prácticas de las instituciones públicas”.
“Lo que vimos fue un estallido de rabia y un llamado de atención lleno de símbolos”, declaró Figueroa, haciendo referencia a las protestas del pasado viernes 16 de agosto, que se realizaron de manera simultánea en distintas partes del país.
Sin embargo, destacó que de manera sistemática se transfiere la responsabilidad de las consecuencias de la violencia de género a las propias mujeres, desde que se les culpa de agresiones sexuales por la forma en como visten, o por la hora en la que andan en la calle.
“Muchas veces son los propios policías, las propias fiscalías, o los propios militares, en un porcentaje importante, los que vuelven a abusar de la mujer que denuncia”.
De una manera similar, consideró que se les culpó por los daños ocasionados a instalaciones del transporte público y a monumentos históricos, tanto en la cobertura mediática y como en la consecuente reacción pública, siendo que actuaron en respuesta a un “estallido vinculado a la injusticia y discriminación”.