NUEVA YORK – El consumo de carne roja está vinculado al cáncer y las enfermedades cardiacas, pero ¿los riesgos son suficientemente grandes para dejar de comer hamburguesas y filetes?
Probablemente no, según un equipo internacional de investigadores que contradicen el consejo convencional. A través de una serie de artículos publicados el lunes, los científicos señalaron que el incremento en los riesgos es poco e incierto, y que reducir el consumo posiblemente no valga la pena entre aquellos que gustan de la carne roja.
Sus conclusiones fueron criticadas casi de inmediato por un grupo de importantes científicos estadounidenses que tomaron la inusual medida de tratar de impedir la publicación de los artículos hasta que se atendieran sus críticas.
Los nuevos artículos no señalan que las carnes rojas o procesadas como las salchichas y el tocino sean saludables, o que las personas deben consumirlas en mayor cantidad. Las revisiones de estudios anteriores por lo general respaldan los vínculos con el cáncer, los padecimientos cardiacos y otros problemas de salud. Pero los autores afirman que la evidencia es débil, y que no existe mucha certeza de que la carne sea la verdadera culpable, debido a que también podrían participar otros factores dietéticos y de la vida diaria.
La mayoría de las personas que comprenden la magnitud de los riesgos diría “muchas gracias, pero seguiré comiendo carne”, dijo el coautor del estudio, el doctor Gordon Guyatt, de la Universidad McMaster de Canadá.
Se trata del ejemplo más reciente de lo divisiva que se ha vuelto la investigación nutricional, en donde la incertidumbre abre la puerta a consejos contradictorios. Los detractores señalan que a menudo los hallazgos no cuentan con evidencia sólida que los respalde. Los defensores argumentan que los estudios nutricionales rara vez son definitivos debido a la dificultad para medir los efectos de cualquier alimento, pero que los métodos han mejorado.
“Lo que necesitamos ver es el peso de la evidencia, es lo que se usa en cualquier corte”, dijo el doctor Walter Willett, profesional de nutrición en la Universidad de Harvard y que fue uno de los que pidió que se pospusiera la publicación de los artículos.
Willett, quien ha encabezado estudios que vinculan a la carne con problemas de salud, también señaló que las revisiones no consideran los importantes beneficios de cambiar una dieta de carnes rojas por opciones vegetarianas.
La publicación Annals of Internal Medicine, defendió la labor y dijo que la solicitud de retirar el artículo antes de su publicación no es la manera adecuada de llevar un debate científico. Guyatt dijo que el intento fue algo “tonto”.
En los artículos, los autores buscan evaluar el impacto potencial de comer menos carne, tomando en cuenta el promedio de dos a cuatro porciones a la semana que se consume en Norteamérica y Europa occidental. Señalaron que la evidencia en la reducción de consumo no es contundente. Por ejemplo, descubrieron que reducir a tres porciones de carne roja a la semana resultaría en siete muertes menos de cáncer por cada 1,000 personas.
Basándose en los análisis, un panel de investigadores internacionales dijo que las personas no deben reducir su consumo por motivos de salud. Pero destacaron que su propio consejo es débil y que no tomaron en cuenta otros factores, como el bienestar animal y el daño que causa la producción de carne al medio ambiente.
Incluso hubo desacuerdo entre los autores; tres de los 14 miembros del panel dijeron que estaban a favor de reducir el consumo de carnes rojas y procesadas. El coautor de una de las revisiones también estuvo entre los que pidió la postergación de la publicación.
Aquellos que presionaron por posponer la publicación también cuestionaron por qué se incluyeron o excluyeron ciertos estudios de las revisiones. El doctor Frank Hu, de Harvard, también destacó que alrededor de la tercera parte de los estadounidenses adultos come menos de una porción de carne roja al día. Dijo que los beneficios de reducir el consumo serían mayores para aquellos que comen más carne.
Sin embargo, otros investigadores que no participaron en las revisiones han criticado a la ciencia nutricional por generar hallazgos débiles y contradictorios. El doctor John Ioannidis, profesor de medicina de la Universidad de Stanford, dijo que consejos como este pueden ser una distracción a mensajes más claros y efectivos, como limitar la cantidad de carne que consumimos.
En cuanto a su propia dieta, Guyatt dijo que ya no cree que el consumo de carnes rojas o procesadas sea un riesgo importante para la salud. Pero dijo que la evita por motivos de bienestar animal y medioambiental.
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