Las expectativas sobre lo que Carlos Slim dice acerca de la situación económica de México siempre son altísimas. El magnate reunió este miércoles a un centenar de periodistas para hablar de su empresa, Grupo Carso, de sus misiones filantrópicas y para mostrar su perspectiva sobre el rumbo de sus inversiones de cara a los planes del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Slim resumió la estabilidad económica de México en tres características: finanzas públicas sanas, inflación a la baja y un buen nivel de seguridad jurídica. “Para que haya un crecimiento económico en México, se necesita de la inversión privada”, dijo en varias ocasiones, ante la pregunta sobre el ligero crecimiento del país para 2019 (estimado en menos del 0,5%).
Slim habla de lo que quiere, pero sobre todo de sus programas filantrópicos. El empresario presume de un plan de 2.500 millones de pesos (130 millones de dólares) para la reconstrucción de inmuebles dañados por el sismo de septiembre de 2017, de la numerosas donaciones que su fundación recibió y que fueron invertidas en Certificados de Tesorería de la Federación. Además, anuncia espontáneamente — “Tráeme la maqueta”, le pide a uno de sus colaboradores— la construcción del Museo de la Biodiversidad en el campus de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de la que es egresado. El centro, previsto para mayo de 2020, acercará al público a las ciencias biológicas y será gratuito, cortesía del ingeniero.
El hombre más rico de México —con un patrimonio estimado, por la revista Forbes, en 60.500 millones de dólares— comparece en pocas ocasiones frente a los medios de comunicación. En los últimos años ha intensificado ese ritmo y este año ya lo ha hecho dos veces, una de ellas al lado de López Obrador en Palacio Nacional. Slim ha respaldado los planes del presidente mexicano y ha reconocido su interés por participar en la construcción del Tren Maya, el ferrocarril en la Península de Yucatán. “Vamos a competir en la infraestructura que está planteada para el Tren Maya, no sabemos qué vamos a ganar, pero hay varios tramos”, dijo. Confía, además, que el Gobierno reactive las subastas petroleras en un año y medio, un sector en el que también participa desde 2015.
En las dos horas que duró el encuentro, Slim también habló de sus negocios. El que más la apasiona es el de las telecomunicaciones, América Móvil, la joya de la corona de su imperio. Asegura que sus competidores, AT&T y Telefónica, no invierten lo suficiente y “se dedican al cabildeo”. Saca recortes de la prensa mexicana con las noticias sobre el mercado y se sonroja: “Ya me estoy acelerando”, reconoce entre risas. El empresario mexicano garantiza que en los próximos meses su conglomerado invertirá 100.000 millones de pesos (5.200 millones de dólares). Y repite: “Lo importante es la inversión”. A punto de cumplir 80 años, Slim se muestra afable y abandona la sala que está rodeada de parte de su colección de arte. Varios pissarros y algún rodin decoran el lugar en el que los camareros de Sanborns, su cadena de cafeterías, sirven café a los periodistas.
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