La postura “revanchista” de la autoproclamada presidenta de Bolivia, Jeanine Áñez, podría llevar al país a una guerra civil, advirtió Denise Dresser.
La violencia post electoral en Bolivia podría escalar a una guerra civil si la autoproclamada presidenta, Jeanine Áñez, no adopta medidas conciliatorias que conduzcan a una reunificación de la sociedad boliviana, sostuvo Denise Dresser, durante la Mesa Política de Aristegui en Vivo.
“Ahora, al parecer se ha establecido un pacto con una derecha revanchista, recalcitrante y confesional que, en lugar de unir al país, y convocar a nuevas elecciones está dividiéndolo aún más. La autoproclamada presidenta Áñez ha impulsado políticas y ha hecho declaraciones que podrían colocar a Bolivia al borde de la guerra civil”.
Dresser consideró que Evo Morales fue un presidente transformador, que dejó una huella positiva en Bolivia, sin embargo, intentó extenderse en el poder a través de medios cuestionables, lo que desató un descontento social que generó una radicalización de la oposición.
Desde su punto de vista, la intervención de las Fuerzas Armadas de Bolivia no fue un golpe de Estado, ya que los militares no tomaron el poder político ni controlaron los medios de comunicación, tampoco establecieron una junta militar como ocurrió en la década de los setenta en el resto de América Latina.
“Pero sí se pronunciaron, sí presionaron, sí actuaron como una fuerza extraconstitucional queriendo establecer un destino específico para el país”.
Por su parte, Sergio Aguayo catalogó como “reprobable” la publicación del Decreto 4078, que exime a militares de responsabilidad penal en caso de represión de protestas.
“Es aberrante, injustificable, ese tipo de licencias para reprimir. Esa es una de las medida que crean tanta ambigüedad en la legitimidad que podrían tener los opositores a Evo Morales”.
El historiador Lorenzo Meyer comparó la aprobación del Decreto con la instrucción que giró Adolfo Hitler a sus soldados durante la invasión a la Unión Soviética.
“Tenían un encuadre jurídico que no permitían los abusos de poder, y sólo con órdenes personales de Hitler, en una carta, le dice a sus soldados que les está permitido llegar a los extremos en la ocupación de ese peía”.